domingo, 3 de octubre de 2010

VUELTA A LA PAGINA

Todo por servir se acaba. El Congreso del Estado será de nuevo el sinodal para que a mediados del próximo mes de enero, curiosamente comenzando un año preelectoral de suma importancia, por lo que en el 2012 se vivirá en todo el país, que tendrá repercusiones en Campeche.

En esas fechas habrá de renovarse el Consejo General del Instituto Electoral del Estado, cuya participación ha venido de más a menos y constituyéndose en un organismo carísimo para transitar propiamente en sólo dos procesos electorales en lo que será su existencia, de acuerdo con el Reglamento Interior que rige a esa institución.

Campeche tiene dos órganos electorales –el otro es el IFE-, que busca la credibilidad ciudadana tan importante en estos tiempos. Las elecciones dejaron de ser, pese a las mínimas impugnaciones, leña para los conflictos poselectorales y se han venido convirtiendo en hechos de decisión colectiva, donde la presencia ciudadana acabó con las discusiones atrabiliarias, como aquellas en las que Layda Elena Sansores San Román, juró y perjuró que ella había ganado la gubernatura. Queda para la historia este asunto que ha sido enterrado, pero en el que fue partícipe el IEEC.

Aquellos tiempos en que en Campeche la única vía al poder era la afiliación disciplinada al partido en el poder han quedado atrás. Hoy, los partidos políticos se encuentran estructurados, con voz y voto en todo el quehacer político del Estado.

Este cambio pareciera fortuito, pero no, obedece, entre otras cosas al Instituto Electoral del Estado, cuyas acciones han dado la normatividad necesaria para que los comicios se desarrollen con la credibilidad tan necesaria, dando a su vez con la puerta en las narices a los chanchullos y fraudes que no pocas veces fueron razón y causa de los conflictos, y peor aún, de la falta de credibilidad ciudadana.

El IEEC fue creado para dar certidumbre y por esa razón quienes tienen a su cargo esa labor como consejeros deben demostrar su profesionalismo. La mujer del César no sólo debe parecer honrada, sino serlo. Los tiempos aquellos del partido aplanadora quedaron atrás. Hoy ganar una elección es un trabajo serio y quien no lo entienda así, no deberá siquiera aspirar a una consejería.

La maduración de una institución no es fácil, es ciertamente un proceso lento al que se aúna buenas reglas, buenos nombres, normas adecuadas y decisiones prudentes. Si hoy pudiéramos laudar a esa institución lo haríamos en la labor de dos procesos electorales presididos por el odontólogo Gonzalo Bojórquez Risueño, al igual de quienes lo acompañaron en el trabajo.

No así a la labor de Celina Castillo Cervera, quien llegó a ese lugar por el nepotismo del gobernador Jorge Carlos Hurtado Valdez, quien la impuso con calzador haciendo a un lado a quien había tenido una destacada participación.

El Congreso del Estado con el visto bueno de las dos terceras partes de los 35 diputados habrán de renovar totalmente ese instituto electoral. Nuevos nombres, frescas personalidades y preparación académica suficiente son premisas necesarias para que el nuevo IEEC transite sin problemas en las dos elecciones locales que habrán de enfrentar en los próximos siete años.

Lento fue el proceso de asentamiento institucional. Muy rápida fue su caída en el desprestigio. Una regla imprudente y una renovación errada fueron causa y efecto para que el IEEC esté llegando a su fin de ejercicio en medio de la polémica. La norma implica reconformar íntegramente la cabeza del instituto y renovar con suavidad cada una de sus partes. Cambiando todo y comenzando una nueva imagen, pero cuidado, no olvidar a Lampeduzza con su gatopardismo que pide cambiar todo para que todo siga igual.

No hacer ese cambio total daría un veredicto sin autoridad y, convertirse fácilmente, en un problema de mayores dimensiones. No hay tiempo que perder. Desde este mes de octubre deben comenzar a desmenuzarse a vista y paciencia de la ciudadanía los nombres de quienes pueden y deben aspirar a esos cargos para los próximos siete años en tan importante responsabilidad.

México, y Campeche no es la excepción, podrá haberse detenido por las falsas promesas del Poder Ejecutivo Federal y un estancamiento económico que no merecemos, pero no podría darse el lujo de retornar a otros tiempos. El saldo en el IEEC no es positivo ciertamente y debe aclararse muchas cosas antes de que la actual presidenta deje ese cargo.

No la tienen fácil los señores diputados porque además de las anomalías detectadas se tiene la certeza de que Cervera Castillo, deja los siguientes pendientes: la redistritación electoral del Estado, que por cierto en el famoso proyecto de reglamento en ningún lado se toca ese tema; los recursos para la construcción del edificio del Instituto Electoral del Estado, que sin explicación haya sido destinado a otro objetivo y cancelando las metas originales (¿será que Ramón Espínola Toraya haya influido en ello?) y la opacidad en el manejo de los recursos financieros del instituto que se mueven a su arbitrio.

Lo peor del caso es que Castillo Cervera, su secretario del Consejo General y los seis consejeros electorales estuvieron a punto de servirse con la cuchara gorda de la corrupción, porque capulinamente en el artículo 17 del Proyecto de Reglamento Interior del IEEC estaban considerando para todos ellos convertirlos en empleados de base, cuando la ley señala claramente que son de confianza.

Esta situación que no aconteció por el pitazo a tiempo de la diputada panista María Asunción Caballero May, deja sin efecto la triquiñuela que se estaba planeando y que le permitiría a la presidenta consejera quien recibe un salario diario de dos mil 300 pesos, adjudicarse una liquidación de 460 mil pesos. Cada uno de los consejeros electorales se embolsarían 360 mil pesos, al igual que al dócil secretario Rivero Álvarez. Pero además todo ello sin contar prestaciones y que estamos ciertos que para los incondicionales maiceados de la presidenta consejera habría un regalito semejante. ¡increíble! Todo pagado con el dinero del pueblo campechano. Qué poca.

La hora de la verdad llegará al Congreso cuando sea presentado el presupuesto de egresos, donde se busca se les apruebe un monto para el 2011 de más de 70 millones de pesos. Si se considera que no es un año electoral es un dispendio que no debe permitirse, considerando que hay graves carencias en la entidad sobre todo en educación, seguridad pública y apoyo a la pobreza.

No hay peor afrenta legal que pueda cometer un funcionario público en perjuicio de la población que enriquecerse a costa del dinero de todos. No por nada los diputados y los consejeros electorales son los campeones de la desaprobación social en este país. ¿Quiénes sino ellos representan mejor la imagen del político que cobra mucho y trabaja poco? El Instituto Electoral del Estado de Campeche corre el riesgo, como aquellos de llegar a un punto de desprestigio del que podría no haber retorno, aunque de última hora los consejeros reculen en sus malas decisiones.

La realidad es que en esta pifia legal y administrativa, los consejeros fueron mal orientados. Pensaron tal vez que debido a que todos ellos dejarán el 11 de enero próximo sus asientos, necesitaban protegerse del eventual desempleo. No cabe duda de que en estos tiempos de crisis los servidores públicos están obsesionados con sus respectivos bonos de marcha decorosa o no.

Demasiado tarde, sin embargo, para una ciudadanía campechana que ha tomado nota de este asunto. Queda registrado un mal cálculo político a propósito de la manera como este acto afectó el prestigio del IEEC, que por estas fechas ha alcanzado su mínimo histórico. No olvidemos que ya pasada la elección del 2009, hoy el aprecio popular anda volando bajo.

El IEEC deberá tener clara esta lección de la opinión pública, pues como bien sabemos los campechanos “mal empieza la semana para quién ahorcan en lunes” y eso le sucedió a la presidenta, secretario y consejeros electorales de este órgano electoral, que le dieron una cachetada guajolotera a su reglamento.

Pero que podemos esperar si, al final de todo, los consejeros fueron electos no por ciudadanos sino por políticos. Así que era obvio que su comportamiento iba a ser en proporción directa a la de un político. ¿Por qué nos cuesta tanto la democracia?

RECUENTO DE LOGROS

De los Once Campeches y, consecuentemente once primeros informes de los ayuntamientos, es prolijo y muy poco lo que puede decirse de Calkiní, Hecelchakán, Tenabo, Hopelchén, Champotón, Calakmul, Escárcega, Candelaria y Palizada. El común denominador es la falta de recursos para enfrentar las necesidades de servicios y la casi totalidad de pocas obras. Deudas heredadas y secuelas de una crisis a que nos ha sometido el gobierno federal.

Pero, en El Carmen y Campeche la situación si es alarmante. Aracely Escalante Jasso, dio a conocer que nunca se imaginó el tamaño del problema que le dejó el panista José Ignacio Seara Sierra, donde la gran cantidad de pasivos y enmendar errores administrativos han dejado a este primer año de labores en pocos avances y aunque ha buscado “hacer más con menos recursos”, la realidad es que hizo un llamado urgente a la sociedad carmelita para trabajar juntos por mejores resultados.

No podemos soslayar la valentía de esta mujer para decir un ¡ya basta! a Petróleos Mexicanos por el abandono en que tiene a la isla, cosa que no existía en el pasado inmediato. Gracias a ello y a las gestiones reiteradas del gobernador Fernando Eutimio Ortega Bernés, se han comenzado a liberar recursos correspondientes a un Convenio Marco firmado a principios de este año, pero que la paraestatal parece olvidar, y peor aún, cumplir en consecuencia.

Ante este abandono la primer edil se vio en la necesidad de suscribir un crédito por cerca de 30 millones de pesos al Banco Nacional de Obras y Servicios (Banobras), para desentumir la obra pública carmelita.

Por lo que concierne al problema heredado por el incumplimiento de la anterior administración de casi 44 millones de pesos, se renegoció con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y por falta de liquidez se ha venido pagando por abonos mes tras mes.

Las obras de beneficio mutuo que la anterior administración tenía con constancia, ahora es escasa cuando no inexistente. El problema heredado es demasiado grande para esperar un repunte.

Retornar luego de tres trienios a una administración priista no ha sido todo lo que se esperaba porque el campo minado heredado es prácticamente difícil de repuntar en materia de obras y servicios para la ciudadanía. Se dice que Chelyllegó tarde a ese cargo, pues desde los gobiernos de Jorge Salomón Azar García y José Antonio González Curi, fue la candidata adecuada, pero sus miras eran otras. Hoy, como el famoso tango: “volver, con la frente marchita…”. Pero, entusiasmo no le falta a esta mujer que enfrenta problemas que tal vez no serán suficientes los dos años por venir para solucionarlos.

Sin embargo, ante la deprimida economía el gobernador Ortega Bernés, dio a conocer una inyección de recursos del orden de los 120 millones de pesos en la figura de obras para la modernización del puerto de la isla, donde dijo que “Necesitamos devolverle a (El) Carmen su orgullo pleno, prepararnos para proyectar una mejor imagen”.

“Carentes de una asesoría eficaz por parte de la Federación y los estados, los municipios naufragan por el bajo perfil y la falta de preparación de sus alcaldes; 50 por ciento de ellos carece de experiencia laboral en el sector público y 40 por ciento tiene una escolaridad sólo de primaria”. Lo anterior son palabras textuales de “columnista” ocasional de El Universal (2009-11-22) José Antonio González Curi. Pero dijo más como por ejemplo el siguiente párrafo: “Ciertamente los recursos son insuficientes, pero el problema mayor es la falta de una buena administración para gastarlos en servicios, maquinaria y obra pública. No hay estadística que no refleje un continuo incremento del gasto corriente sobre la obra pública”. Saquen sus propias conclusiones, considerando que el también fue alcalde de Campeche, de donde saltó a la gubernatura por un error de Layda Elena Sansores San Román.

Por lo que concierne al Ayuntamiento de Campeche, y también con la presencia del Ejecutivo estatal, el joven contador Carlos Ernesto Rosado Ruelas, desglosó lo que ha sido este año de su administración, pero adelantó “que los logros más importantes todavía están por llegar”. “Soy tajante, no estoy satisfecho con lo hecho hasta hoy”.

Rosado Ruelas enfatizó que “no son tiempos de triunfalismos, sino de evaluación y de trabajo, y que cada ciudadano tiene el deber de evaluar qué se ha hecho bien y que falta por hacer”. Se quejó que la falta de recursos está frenando el trabajo, principalmente en la cuestión de pavimentación. El Consejal se olvidó de aclarar que los millones de pesos invertidos en bacheo desde que recibió una ciudad colapsada por la peor administración municipal de las últimas décadas, se fueron al drenaje y a fondo perdido, porque una atípica temporada de lluvias volvió a dejar a esta capital como zona de guerra.

Ahora bien, esa falta de recursos del gobierno federal en manos de Acción Nacional es el común denominador para la mayoría de los Estados, por lo que su queja está de más y caerá en saco roto. Felipe Calderón Hinojosa, ya no sabe ni como se llama ni qué día es hoy. Mucho menos podrá atender las demandas ciudadanas que han colapsado a la capital de esta entidad.

Hay que reconocer sin embargo su verticalidad moral para aceptar el apoyo que Ortega Bernés le ha otorgado a su administración. El edil reconoció su origen humilde y del que nunca se avergonzará, pese a que los amos del chantaje y la difamación lo tengan todos los días en cuenta con solamente una parte de la verdad. Señaló que gracias a estos (los medios críticos) “fui el príncipe del lechón, el taquero, y por la ciudadanía soy desde hace un año el presidente municipal”.

El mal ejemplo cunde y al igual que el gobernante del copetito y su “gaviota” y el dirigente de su partido azul y su “Patilu”, dio a conocer que contraerá nupcias y que el Obispo de Campeche lo unirá con su actual esposa, siendo el mes de las posadas la fecha de su enlace. Tal vez fue la parte emotiva y la que representó el mayor aplauso del público asistente al acto. Jugó con la parte sentimental de los asistentes, y le salió bien.

Hubieron en su informe varios “olvidos” entre los que la ciudadanía esperaba una respuesta. Es el caso de los 150 “aviadores”, que prometió dar a conocer y a colocar sus nombres en pantallas a la entrada del Palacio Municipal. Hasta esta fecha todo quedó en manos de transparencia y se dio un largo plazo para develar este asunto que ciertamente no es otra cosa que la enorme corrupción del gobierno que lo antecedió. Este asunto brilló por su ausencia.

En su intervención el gobernador hizo énfasis en un caso que efectivamente ya es redundante, y es el relacionado con “aquellos embozados en la obscuridad (así les llamó) quienes llegan de afuera para tratar de sembrar insidia entre los campechanos”. Recalcó que está determinado a avanzar en la cultura de la rendición de cuentas, pese a los eternos inconformes. Yo le diría al Ejecutivo estatal que hay armas que no necesitan balas. Desafortunadamente basta con hacer clic en la pantalla de un ordenador o un móvil para pulverizar una imagen, un prestigio y un reconocimiento que fuera de la entidad ya le ha sido reconocido. Es la suya un respeto a la libertad de expresión, pero ya es la hora de marcar límites.

La joya de la corona, como era señalada la alcaldía de la capital no está siendo utilizada para ser la primera célula ciudadana, sino por el contrario como detonante de acciones que dejan mucho que desear. La falta de recursos es lastrante ciertamente, pero sólo con el apoyo del Ejecutivo estatal hay la posibilidad de lograr metas de beneficio para los habitantes. La política es de decisiones y decidir implica elegir. Ambos, Fernando Eutimio y Carlos Ernesto, están parados en una encrucijada: de trabajos para sus partidos, o de beneficio para todos los campechanos.

La docena trágica que los antecedió a ambos, aún persiste en decenas de servidores de dos sexenios, mafias de grupos devotos del dinero; dueños de grandes extensiones de tierras, negocios, predios, hoteles y casas con prestanombres ocultando cuantiosas fortunas mal habidas. Y es aquí donde ambos siguen sin conciliar sus propios intereses.

Lo positivo es que ambos, gobernador y alcalde, surgidos del pueblo por abrumadora mayoría se han estrechado las manos desde tiempo atrás, han concurrido a eventos públicos buscando con la mejor de las intenciones acabar con filias y fobias, en fin trabajar por Campeche. Es el momento, estamos a un año del inicio de esos gobiernos y todavía ambos tienen un bono democrático, en especial Ortega Bernés. Los agravios al parecer están quedando atrás. Campeche requiere unión de intereses y evitar la polarización del pragmatismo político.

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