sábado, 25 de octubre de 2014


LAS POLAROID DE LA POLÍTICA

No hay peor manera de desempeñarse para un gobernante que conducirse por la vía fácil de la indecisión, capitular ante las encuestas y pretender que los problemas se resolverán por si solos. Si algo, la historia refleja lo contrario. Aunque hay muchos gobernantes impopulares, los más impopulares son típicamente aquellos que tomaron decisiones sistemáticamente contrarias al sentido común y al sentir de la población.

Las encuestas se han convertido en uno de los instrumentos clave para todos los políticos del mundo. Difícilmente existe en algún gobierno o gobernante que desdeñe las encuestas en su proceso cotidiano de toma de decisiones.

En esta era de la ubicuidad de la información, ningún gobernante puede actuar sin tener datos que le permitan tomar el pulso de la población. Pero una cosa es pulsar el sentir de la ciudadanía y otra muy distinta es dejarse arrollar por cualquier encuesta.

Las encuestas juegan un papel central en el gobierno de una sociedad moderna. Su existencia es una de las mejores evidencias de que los gobernantes no pueden ignorar el sentir de la población y que toda labor pública para ser efectiva tiene que responder a la población misma. Es decir, se trata de una medida importante de la evolución democrática del mundo.

Hasta hace unas cuantas décadas, los gobernantes navegaban a ciegas, confiando en que su juicio y manera de decidir corresponderían con el sentir del pueblo. El objetivo de entonces, como lo es ahora, era incrementar el apoyo de la sociedad a las tareas de gobierno y en la mayoría de los casos en México, más del 90 por ciento son políticos chapulines (aquellos que brincan de un cargo a otro sin concluir el anterior), para así ganar los siguientes comicios.

Detrás de todo esto se encuentra la noción de que el capital político de un gobernador, senador, diputado federal o estatal, alcalde, regidor o comisario municipal, crece en la medida en que actúa, en tanto que se desgasta si no se usa; es decir, el capital político no es algo estático de lo que se dispone en cualquier momento.

Casi todos los gobiernos de México realizan encuestas de manera cotidiana, pero son escasos los que las dan a conocer porque de esa forma capulinamente sustraen a su conveniencia el sentir popular. Y aunque son muy pocos los que se dejan arrollar por las encuestas, éstas tienen la función de informar al tomador de decisiones, no de determinar la decisión.

Para comenzar, la opinión pública es algo dinámico, que cambia con el paso de los días y semanas. Un político puede estar arriba en las preferencias populares hoy pero por causas diversas podría caer en las preferencias en las próximas semanas. Nada es para siempre.

Las opiniones se van forjando de acuerdo a las circunstancias y se modifican cuando un gobierno actúa. Aunque el gobierno puede saber, a través de una encuesta, lo que opina la mayoría de la población votante sobre un determinado tema. No existe manera alguna de que pueda anticiparse el comportamiento de la opinión en el futuro. Si lo anterior fuera posible no sería necesaria la existencia de un gobernante, pues las decisiones fluirían de manera automática.

Este punto es crucial. La opinión pública en todo el mundo tiende a ser conservadora, no en un sentido ideológico, sino en un sentido práctico, independientemente de sus convicciones políticas o ideológicas. El cambio ---que muchos repiten insistentemente---, es algo a lo que se ve con desconfianza pues no se puede estar seguro si se podrá lidiar ---no como becerro en tentadero---,  con circunstancias nuevas y diferentes.

En este sentido, es natural que la gente se resista a experimentar cambios en su manera de vivir, actuar o pensar. Una persona puede ser muy liberal o muy conservadora, puede desear un cambio o rechazarlo y, sin embargo, la propensión natural es aferrarse a lo conocido en vez de correr el riesgo de probar lo diferente, independientemente de que el cambio que resultare de una acción determinada pudiese ser bueno para esa misma persona.

Las encuestas pueden ser brújulas pero no timón para el próximo proceso de sucesión del gobierno de Campeche. El proceso interno de selección del candidato para este cargo lleva el membrete de que no habrá “candidato oficial”, y que el ganador será ---como en todo democracia---, simplemente el que tenga más votos en la Convención, así se llame Juan Pérez. Desechando por supuesto aquella amañada “convención” (según César Camacho, presidente del CEN del PRI, no habrá “dedazo”),  que llevó al poder a Jorge Carlos Hurtado Valdez, as sacado de la manga del arquitecto Jorge Luis González Curi, quien junto con su hermanito el ex gobernador José Antonio González Curi, no han dejado de meter las manos en los procesos electorales.

Actualmente, ambos se la están jugando con prospectos diferentes: El arqui con Raúl Aaron Pozos Lanz y el perisodáctilo con Rafael Alejandro Moreno Cárdenas. Ambos aspirantes deben de dejar de cargar rémoras que como pesado lastre pueden ser negativas para sus posibilidades.

Pero no nos hagamos tontos en Los Pinos cada uno de los suspirantes a la gubernatura tienen voluminosos expedientes de su actuar político, y cada día que pasa se van acumulando más y más datos negativos. Si algo, la historia refleja lo contrario; aunque hay muchos gobernantes impopulares, los más importantes son típicamente aquellos que tomaron decisiones sistemáticamente contrarias al sentido común y al sentir ciudadano; aquellos que evadieron su responsabilidad y no hicieron mayor cosa por cambiar al aceptar la voluntad popular.

Todos los campechanos saben que tanto José Antonio González Curi como Jorge Carlos Hurtado Valdez no ganaron sus procesos electorales. Está claro que Ernesto Zedillo Ponce de León y Vicente Fox Quezada aceptaron los resultados amañados de un TRIFE a modo, antes de complicarse la vida. No fue sino hasta el 2009 cuando el resultado del proceso electoral para gobernador fue tan claro que no hubo necesidad de impugnaciones.

El riesgo para Fox fue hacer de las encuestas su programa de gobierno y terminar su sexenio sin haber hecho diferencia alguna. Felipe Calderón Hinojosa, también apoyó parte de sus decisiones en encuestas, aunque solo para sus compañeros de partido.

La opinión pública es efímera, pasajera y terriblemente riesgosa para un presidente de la República que se guíe en encuestas. Lo único valioso de éstas es la información que proveen del momento específico, más son una fotografía de ese instante y no una película con principio, desarrollo y fin. El Presidente Enrique Peña Nieto no debe limitarse a las encuestas ni en materia de proyectos, reformas o votos, porque eso augura el peor final para él, para su gobierno y para el país.

Su responsabilidad es la de encabezar un gobierno que actúa y no uno que se paraliza ante un instrumento que, por valioso, no es idóneo más que como fuente de información. El estadista no nace, se hace con las difíciles decisiones que son inherentes a su función.


FEMINISMO TRASNOCHADO

No cabe duda que el PRI comete errores garrafales que luego los convierte en programas de acción, estatutos, etc. Esa vacilada de dar a cada mujer la mitad de las candidaturas en cargos de elección popular va a traer consecuencias. Las mujeres han avanzado enormidades es cierto, pero luego de la rara avis de María Lavalle Urbina, Campeche no ha tenido una fémina de esas dimensiones. Layda Elena Sansores San Román, es un ensayo de laboratorio que como el doctor Frankestein le falló  a su padre y hoy vive con un lenguaje de coprolalia y perdida en su laberinto.

Por considerar que hay mucho de cierto en el artículo de Francisco Rodríguez me permito transcribirlo tal cual.

¿50 por ciento de las candidaturas para mujeres? El reino de la igualdad de género solo existe en las mentes febriles de las y los  feministas o de los seres extraños. No es posible ser matemáticamente exacto en política.

Se gobierna con los mejores, o con los que tengan el mismo proyecto. No con los que tengan igual cantidad de progesterona. Pero de eso a andar recolectando coroneles o mandos de representación con una silla testal, como la que se utiliza en el Vaticano, con un agujero en el asiento para saber si él o la elegida porta testículos o vagina.

¡Hay siglos de diferencia en esto, cuidado!”


JOCOSO TAÑIDO DE LA CAMPANA DE LA INDEPENDENCIA

Detrás de los tañidos de la réplica de la campana de la Independencia se oculta un hecho histórico, chusco que luego de tantos años y a pesar de los avances tecnológicos se sigue produciendo año tras año una trama tras bambalinas que, los campechanos ignoran.

Desde los lejanos tiempos en que el entonces coronel de espada virgen, José Ortiz Avila, construyó el edificio de los poderes (ahí estaban ciertamente hace 50 años el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial), el edificio de cuatro pisos tenía ---y sigue teniendo---, en su parte norte en el segundo piso en el único balcón que en la azotea porta una copia de la campana de Independencia, réplica de la que sonó una madrugada del 15 de septiembre en Dolores, Guanajuato que hoy se dice que nunca la repicó el cura Miguel Hidalgo y Costilla.

Esa campana cuya réplica existe en cada una de las entidades federativas de México fue fundida el 22 de julio (la original) de 1768 mide un cm. de espesor en el diámetro mayor y 67 cms. de altura. El anillo inferior llamado “pata oreborde”, que es donde da el badajo (de hierro forjado), mide 11 cms. de espesor.

El motivo decorativo de la campana consiste en varias flores en realce colocadas en su mayoría en forma rombal y que provocan una cruz. En su parte superior e inferior se aprecian dos fajas: La primera con el nombre de San Joseph y la otra con la fecha de su fundición.

Pues bien, Ortiz Avila, Carlos “El negro” Sansores Pérez, (Carlos Pérez Cámara no tuvo el privilegio de tañerla), Rafael Rodríguez Barrera y Eugenio Echeverría Castellot la tocaron sin mayor problema. Pero Abelardo Carrillo Zavala fue el primero que utilizó el sistema virtual cuando en prueba antes de su inicio como gobernador se percató de que no podía sostener la bandera nacional, tocar la campana y todavía proclamar elegías a los héroes de la Independencia. Para entonces el cetemismo en pleno inventó la comunicación por radio para que cuando “El tacones jalara el listón alguien desde el techo golpeara como si fuera el badajo. ¡como lo oyen!

Jorge Salomón Azar García, sobrado de energías y estatura no tuvo mayor problema. Pero la situación volvió cuando José Antonio González Curi, Jorge Carlos Hurtado Valdez y Fernando Eutimio Ortega Bernés que inauguró un nuevo sistema del “grito de Dolores”, bajó los dos pisos y alargó el listón patrio entonces la situación adquirió otra dimensión porque todo un equipo de ayudantes se coordinaban con radio para avisar desde abajo: ¡toca! y el que estaba arriba con tremendo martillo suplía al badajo haciendo sonar el bronce.

Estos fueron en los últimos cinco años, pero este año el gobernador trató de jalar y hacer sonar el badajo desde la planta baja y si no es por la intervención de los ayudantes no hubiera sonado la campana. ¿Qué hubiera sucedido? De película y para pensar un momento.

Este sistema debe desaparecer porque seguir en lo mismo es un teatro de lo absurdo, de lo cómico y peor aun de una mentira que ya tiene más de 23 años. Debe inventarse algo más creíble y menos hilarante y el momento es precisamente en el 2015 cuando un nuevo émulo del padre (o madre) de la Patria arriba o abajo tremole, hable y haga sonar el bronce como lo hacía el jorobado de Nuestra Señora de Paris.

Claro, que si como se rumora el próximo grito se dará en el balcón de lo que será el nuevo palacio de gobierno se acabará esa virtual forma del principal festejo de las fiestas patrias.


MISMA GATA SOLO QUE REVOLCADA

Los doce años de dominación panista dejaron las instituciones electorales plagadas de mañas, mismas que propiciaron los gobiernos priistas ante la falta del gran dedo de Los Pinos. En aras de una democracia disfrazada nació el INE (Instituto Nacional Electoral), para quitarle a los virreyes ese control que dio pie a fraudes electorales en cada proceso que en la práctica se va a convertir en todo lo que debió combatir. Pero ahora son los partidos los que metieron mano, aunque claro por instrucciones de cada gobernador. Resultado: cambiar todo para quedar igual.

Lo positivo del cambio es que como el gato pardo de José de Lampeduzza cambiaron todo para quedar igual.

El nombramiento de “consejeros” del órgano electoral llamado OPLECAM en forma disfrazada fue una propuesta de los partidos políticos representados en el Congreso del Estado y es de facto un mecanismo caduco.

Ese método de elección o designación disfrazada es factor de incertidumbre, ha generado la partidización y el reparto de cuotas entre fuerzas políticas, y desvirtuado el propósito de ciudadanizar a los organismos electorales. Campeche ha sido víctima de procesos electorales amañados que llevaron al poder a un “gobernador de la grandeza” y a otro de “hechos y no palabras”.

En la designación de los integrantes de OPLECAM se han gastado toneladas de tinta, de tiempo en TV y de horas y horas en el aire. Y todo para nada. El nuevo INE fue incapaz de actuar sin criterios partidistas y dieron vid a un órgano con déficit de confianza, lo cual es, institucionalmente una pésima manera de nacer.

Al aplicar cuotas partidistas, dejaron fuera perfiles mejores que la mayoría de los elegidos y quedaron igual que el engendro que presidía Jesús Antonio Sabido Góngora.

Me queda claro, los partidos políticos cambiaron al INE para quitar  a los virreyes (léase gobernadores) el control de los institutos estatales electorales que desde la época de Fernando Loyo Moscoso (+), Celina Castillo Cervera, Gonzalo Bojórquez Risueño, vendieron sus almas al diablo y convirtieron ese órgano electoral en un cochinero.

Los nuevos árbitros electorales tendrán en sus manos la organización de los comicios del año próximo, y los cargos de elección popular serán con derecho a reelección. Los consejeros, como árbitros electorales, deben cuidar su actuación y no dar lugar a suspicacias o se afectara aun más su credibilidad y la poca confianza de la sociedad en ese órgano electoral.

En Campeche es muy frecuente que las personas de alguna manera se encuentren relacionadas, aunque estén en sitios o circunstancias opuestas. Lo que debieron hacer los que designaron a los consejeros y magistrados es consultar a la ciudadanía, a las organizaciones civiles, sobre los candidatos, por ser un órgano ciudadanizado.

Flaco favor nos haríamos cayendo en un esquema de cuotismo. Sería repetir lo que se quiere evitar. No existen los ciudadanos químicamente puros, pero si los ciudadanos honorables. Esos son los que debieron quedar al frente de los dos engendros que serán los árbitros del proceso del próximo 7 de junio (paradójicamente Dia de la Libertad de Expresión).

Los nombres de los tres magistrados y los siete consejeros están de más. El partido en el poder acaba de terminar de construirse su salvaguarda para las trampas que acostumbra. Ya tienen en ellos a quienes les garantizan la vista gorda a la hora de ellas o la experiencia en el arte de torcer la ley para favorecer a quien los hizo llegar a donde estarán.

Ahora el pueblo campechano ya sabe a que atenerse. Dejarse o luchar contra las inminentes imposiciones que el PRI-gobierno está tramando. Ese es el reto. Por lo pronto es la misma gata solo que revolcada.