PANISTAS HABLANDO DE
HONOR
Decía Octavio
Paz que la arquitectura es el testigo insobornable de la historia.
Con toda certeza se refería, a que como hecho material la impronta del espacio
construido es una huella en el tiempo que no se presta, como otras formas de
testimonio histórico, orales o escritas a la manipulación o a la interpretación
lingüística. Un hecho urbano o arquitectónico posee una manifestación
incontrovertible por su propia naturaleza física y pétrea. Su interpretación
está acotada en buena medida a sus características técnicas, estéticas y al
significado relativo a su creación o a los acontecimientos asociados a su
existencia.
Lo anterior deriva de lo que ha sido llamado el “Megadrenaje” que dejará
a Campeche “como una ciudad a secas” (sic). Habría que verlo pero nadie puede
negar dos cosas: las penurias ciudadanas para circular en una ciudad de pocas
avenidas y calles y más vehículos de los que se piensan pueden ser albergados.
Otra, que llegado el momento culminante, su verdadera evaluación, que bien
podría ser en meses luego de su culminación o en años, cuando ya no se
encuentren en funciones los gestores de la obra y para entonces como cualquier
obra pública ni a quien echarle la culpa. Otros actores tratarán de explicar a
su manera en que se falló.
La realidad es que toda obra de esta naturaleza no le luce a ningún
político. En principio por las incomodidades de su realización y segundo porque
obra subterránea al fin nadie sabrá en donde se originó la falla.
Los ciudadanos campechanos habremos de saber que su verdadero
significado no está vinculado a este contrasentido entre el término de
“Megadrenaje” y un acueducto de aguas pluviales. Desde este momento y hasta su
culminación debe irse pensando en la erección de un monumento a la paciencia ciudadana, que por supuesto no
cuenta mucho porque todos los políticos querrán tener algo de ingerencia en
“las virtudes” de esta mega obra.
Que Fernando
Eutimio Ortega Bernés, no había hecho obra pública, pues nos dio a
todos una sorpresa con esta obra y otras que se han emprendido, que esperamos
tengan una buena administración y no comiencen con sus escalatorias y demoras
que ya sabemos a dónde conducen.
Lo que no queda duda es que lo que hoy se está haciendo pudo haberse
comenzado y terminado en el pasado sexenio federal, donde el presidente de la
República decía que “quería mucho a Campeche” porque en este lugar vivía la
familia de su desaparecido colaborador. Pero eso fue puro cuento. La realidad
es que nada se hizo como no sea la carretera Campeche-Mérida con tantas fallas
que ya no es posible concebir que las constructoras campechanas sean tan malas
para hacer caminos.
Pero vamos al meollo de este comentario. Resulta que los panistas son
como el perro del hortelano. Ya fuera del poder absoluto que vivieron por 12
años ahora buscan obstaculizar y bloquear el avance del priismo.
El detonante fue el primer informe de la alcaldesa de Campeche, Ana Martha
Escalante Castillo, a quién por cierto ni Hitler quiere, para denunciar
(no se mordieron la lengua): ¡opacidad! en las cifras dadas, algo que tanto Carlos Ernesto
Rosado Ruelas como Beatriz Selem Trueba, hicieron en su momento.
Todos recordamos que el primero ocultó durante sus dos años y días al frente
del Ayuntamiento aquellas 150 personas que el denominó “aviadores” y que
finalmente se largó corriendo tras una curul que nunca se le hizo.
Y si es la tal Bety todos los ocho meses que ejerció el poder
en la comuna fue de corrupción y de opacidad. Jaque Mate documentó muchas de
esas corruptelas que desafortunadamente nunca fueron perseguidas por quienes
llegaron al poder. ¿Acuerdo entre familias acomodadas? Es posible, hay muchos
casos así que consigna la historia política de Campeche. Como quiera que sea
todavía recordamos aquellas listas de jubilados y pensionados que encabezaba su
propia suegra; el famoso convenio con Red Ambiental; la venta fraudulenta de 40
automóviles, siete pipas, una retroexcavadora (yo conocí cuando laboraba en la
SOP a un almacenista que en un inventario general le desapareció entre otros
bienes de activo fijo: un chalán, hágame usted el refabron cabor), 37
motobombas, cuatro grúas,19 colectores, 86 podadoras (¿cuántas de ellas están
dando servicio en el Hotel Del Mar?) 18 maquinarias , entre vibrocompactadoras
y tracto podadoras; 120 carretillas de mano; 17 motocarros; 77 desmalezadoras;
24 motosierras y es posible que hasta la vergüenza del más honrado se haya
perdido en esa rapiña panista del pasado sexenio.
Claro que parte de lo que señalan Ruelas y Bety necesita
ser aclarado, como es el caso de los recursos del FONCA (Fondo Nacional para la
Cultura y las Artes) que asciende a 30 millones de pesos, porque Bety (como
si no tuviera cola que le pisen) dijo si ¿ya los ejecutó? Sin apurarla mucho
casi gritó ¿dónde está el dinero para Ciudades Patrimonio?
Por su parte el ahijado de quien ustedes saben volvió a mencionar la
deuda de 536 millones de pesos que dio a conocer AMEC, porque esta no estaba
registrada ni en deuda pública ni en estados financieros.
Pero era el clamor de los ardidos y no faltó, por supuesto, Heberto Brown,
quien recibió el encargo de vigilar los servicios públicos del Ayuntamiento.
¿La iglesia en manos de Lutero? Porque si echamos un poco de memoria el tal Heberto fue
cesado fulminantemente por Ruelas cuando se le detectó que los recursos
de la Dirección a su cargo lo estaba empleando para hacer su precampaña, además
de otros malos manejos.
Dios los hace y “El semáforo” (José Inurreta Borges) los arrejunta. Y si es Asunción
Caballero May, ya se le olvidó que arrasó con los recursos de la
bancada panista cuando fue diputada local y por si fuera poco con el mayor
desparpajo y desvergüenza públicamente le pidió al cuarto piso su “Navidad”,
que por supuesto se le hizo llegar y hasta con intereses.
Ahora resulta que los ex alcaldes de Campeche Rosado Ruelas y Selem Trueba, no solo son unas blancas palomas
sino hermanitas de la caridad. En último concilio los albiazules –quienes se
agraviaron a si mismos al permitir el aberrante auto nombramiento de la
presidenta estatal de su partido, como coordinadora de su propio grupo
parlamentario---, tendría que haber nombrado a otro u otra diputada, lanzaron
críticas al Ayuntamiento, hoy sin su nefasta administración.
Y aún aseguró Rosado Ruelas: “En menos de tres años, hice
mucho más” (sic). Escudado, claro. En el engañoso programa de recubrimiento de
calles céntricas y poco o menos dañadas y su olvido de barrios (como el de San
Román con su parque), colonias y fraccionamientos donde está el verdadero
problema, que “dirige” el director de Obras Públicas, Omar Bastos Serrano, quien ya se
ha ganado un sustituto.
No obstante no cubrir aún al cien por ciento las expectativas de los
habitantes del municipio, la actual administración, se defendió aludiendo a la
deuda de más de 500 millones de pesos que dejaron antes de irse Carlos Oznerol
Pacheco Castro, Carlos Ernesto Rosado Ruelas
y Beatriz Selem Trueba, que prácticamente
tiene al Ayuntamiento de Campeche en quiebra técnica.
Tal vez la actual administración ha pecado de pacifismo y no ha creído
plausible aplicar la ley a quienes saquearon al municipio y lo dejaron con esa
injustificable deuda pública y privada.
De lo contrario, más de dos de los mencionados, estarían ya desde hace
rato tras las rejas. Como lo están hoy donde si se ha aplicado la justicia a
varios alcaldes quintanarroenses, por ejemplo, en el vecino Mérida, Yuc., le
están siguiendo los pasos a la ex alcaldesa Angélica Araujo Lara,
aunque allá antes ha estado en la sombra
por corrupto el ex alcalde priista Carlos Ceballos Traconis.
Aquí todavía no hay nada, pues cuando según la Contraloría y la
Auditoría Superior del Estado (ASE, que tiene más de 80 auditores y son una
pesada carga al erario legislativo, que bien podría reducirse a la mitad),
cortándole las alas al primo de Oznerol Pacheco Castro. Porque Jorge Pacheco López, vitalicio incrustado en
la presidencia de la ASE por su nepotista pariente, detectan muy
esporádicamente desvíos públicos resulta que los responsables son de tercer o
cuarto nivel y aún mantienen todo en cuasi secreto.
Provocar a la justicia no resulta popular para ningún gobernante, pero
hacerlo combatiría tanta responsabilidad en el manejo del recurso público. Pues
con toda desvergüenza, Rosado Ruelas pregona falsariamente que él
hizo más en dos años, y que “aún es querido y apreciado”, porque dio o daba, es
decir regalaba recursos del erario municipal sin ton ni son, presuntamente a
quién o quiénes se lo solicitaban.
Esto también habría que indagarse, pues ahí podría estar tanto faltante
del “cash” detectado por la actual alcaldesa, al recibir la administración y para
colmo, los regidores panistas no firmaron el acta de la sesión donde rindió
protesta como nueva primera edil AMEC, acto que no ha sido reparado.
AUTENTICOS
SINVERGÜENZAS
Por eso no me cabe la menor duda de lo que el ex alcalde azul dice en
cuanto a lo que él hizo más. Pues si, pudo haber hecho más (qué bueno que se fue
antes de tiempo) pero para saquear aún mucho más de lo que hizo con sus
secuaces: la hacienda pública del Municipio de Campeche.
Desde que entró Rosado a la presidencia se estrenó rentando un
lote de camiones recolectores de basura, en una millonaria suma que en su
momento todos pudieron analizar que pudo ser utilizada mejor para la adquisición
de aquellas unidades, resultando en que todo lo había hecho para beneficiar a
una empresa particular de un amigo ajeno a este municipio.
No hablo de la forma en que mintió varias veces como las promesas del
famoso acuario temático en el Centro Histórico, la limpieza de “150 aviadores”
en la nómina de la comuna, el ingreso de más gente a cobrar sin trabajar y
aquella tercera etapa del mercado municipal Pedro Sáinz de Baranda.
La reparación de calles fue otra de las promesas de Rosado Ruelas, junto con la
mejora del transporte urbano, donde prometió desde el primer día inspectores y
regulación; pero no pasó de dejar que su secretario de la Comuna, Mario Pacheco
Ceballos, se involucrara como socio de una de las empresas que
prestan el servicio del transporte urbano y aún se hablara de que tenía
unidades propias prestando servicio dentro del Transporte Urbano Municipal
(TUM), en inclusive que piezas de unidades oficiales iban a parar a las del
segundo de a bordo del ex munícipe blanquiazul, hoy convertido en “crítico” de
quienes lo sucedieron en el cargo.
Hoy, aunque el transporte urbano está regulado por el Gobierno del
Estado, el Ayuntamiento es el primer interesado y obligado a denunciar las
deficiencias del servicio, como es el hecho de que la gran mayoría de los
autobuses del transporte urbano, carecen de amortiguadores, causando daños
renales y lumbares a los usuarios, en especial a los de la tercera edad.
El Instituto Estatal del Transporte (IET), por alguna razón o tal vez
por algún beneficio para quienes lo representan, permite que en lugar de
amortiguadores, los camiones urbanos tengan solo muelles, que nada amortiguan y
solo se deben utilizar en camiones para fijar y levantar las cajas de éstos,
para el transporte de materiales de construcción u otros que no demanden
amortiguación. Por esta razón los usuarios van pegando de saltos dentro de los
autobuses, sobre todo en una ciudad repleta de baches, hoyancos y desniveles.
Lo peor es que cuando el chofer no está habilitado al pasar su unidad en pasos
peatonales y topes o boyas causan molestia y ponen en riesgo a los pasajeros,
entre ellos adultos mayores y mujeres encintas.
Antes de irse (engañado por la familia Mouriño), Rosado Ruelas, desde entonces
beneficiado por la entrañable relación entre el padre de su suplente, con quien
fungía como presidente ---espurio---, del Congreso, el arquitecto Jorge Luis
González Curi, pues éste se
lo dejó pasar. Vendió casi todo el mobiliario y vehículos que pudo vender,
propiedad del Ayuntamiento de Campeche, prácticamente y de hecho, como
chatarra; es decir, haciendo pasar todo como equipo obsoleto o ya vencido su
ciclo de vida útil.
La venta de equipo, mobiliario y vehículos, propiedad de los municipios
o del gobierno del Estado, es una práctica que de costumbre ha pasado a ser
casi una religión, pues con la especie de que ese equipo y vehículos ya no
sirven, cuando que la realidad es que les urge venderlos pues ellos ya se van y
para quedarse con todo o con el producto de su venta, ante la falta de una auténtica
fiscalización oficial de los activos fijos, la inoperante ASE y Contraloría
estatal, rematan al mejor postor todo lo que se encuentren en las dependencias.
De ahí que la actual alcaldesa declara y se publicará ---en su
momento---, que en un recorrido por las áreas del Ayuntamiento había
descubierto faltantes de todo, pues “no había siquiera una herramienta, una
pala, un pico, nada” y censuró tanta irresponsabilidad y la falta de cuidado en
el patrimonio del municipio.
De ese gran “chanchullo” del trienio pasado tendremos que agradecerles a
los diputados locales, quienes acostumbran aprobar todo tan solo por levantar
el dedo pero sin analizar, discutir, vamos, ni leer siquiera todo lo que los
gobernantes y áreas ejecutivas perpetran contra los intereses de los ciudadanos
gobernados y ponen en sus manos para aprobar o rechazar, haciendo siempre lo
primero a costa de ser un atentado contra la colectividad.
En fechas recientes un líder campesino de Tixmucuy, Heriberto Hoil Vázquez, denunció
que el ex presidente de esa Junta Municipal, Natanael Noh Chi, tiene en un
predio de Nohacal, donde vive, ubicado en el extremo sur de ese poblado, dos
vehículos color blanco, ambos tipo pick up, que eran o son propiedad del
Ayuntamiento de Campeche. El también mielero y presidente del Movimiento
Justicia para el Pueblo, precisó que uno de esos vehículos fue llevado para su
reparación a un taller ubicado frente a la gasolinera Servicio Santa Lucía,
propiedad por cierto de la familia del ex Subdirector de Espectáculos del
trienio pasado y quién se dedicaba a extorsionar a los minisupers y
clandestinos por la venta de alcohol con toda la venia de Pacheco Ceballos, vehículos que
incluso tienen hasta hace poco el logotipo del Ayuntamiento de Campeche, pero
que cuando sus paisanos le preguntan al ex presidente de Tixmucuy en el período
de Rosado
Ruelas, ¿por qué tenía esas dos camionetas? La respuesta siempre ha
sido la misma: “Ruelas
me las regaló”. Esto se ha denunciado, pero no se ha investigado.
Los considerables empréstitos que contrataron tanto
Rosado
Ruelas como Selem Trueba antes de irse, ésta última aún
estando fuera de tiempo, pues eran sus últimos días, fueron los grandes males
para el municipio de Campeche y fue todo siempre permitido, aprobado y alentado
por su “tío” el arquitecto quien desbancó a Víctor Manuel Méndez Lanz de la
Gran Comisión. Aún así se atrevió a poner su retrato entre los presidentes de
la Gran Comisión en la sala de juntas María Lavalle Urbina, del legislativo.
Sin el mínimo pudor y el máximo de soberbia.
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