domingo, 29 de abril de 2012


LA LUCHA POR LA ALCALDIA

El caso de Ana Martha Escalante Castillo tiene cierta similitud con el ocurrido en la sucesión de José Ortiz Avila, donde se dieron muchas consultas al interior del PRI y, por supuesto Fernando Ortega Bernés, ordenó varios sondeos de opinión antes de llegar a la gran decisión.

Los tiempos cambian y si antes no se decidían a enviar a una mujer a un cargo de gobernadora o alcaldesa, era porque se pensaba que el pueblo no estaba preparado para un momento de semejante audacia, y que la presencia de la mujer en cargos de elección popular debería madurar un poco más en el ánimo de los campechanos, un pueblo al fin y al cabo machista. Los cargos en el Congreso se aceptaban, pero hasta ahí.

Ese fue el gran impedimento de que nunca pudiera disputar la gubernatura de Campeche María Lavalle Urbina, primera mujer que estuvo cerca de llegar como candidata ---y con mucha posibilidad por la falta de una oposición fuerte---  al gobierno de esta entidad, pese a ser la primera mujer en llegar al Senado de la República.

Y esa es una de las premisas que tal vez utilizó Fernando al recordar que si bien en el pasado han existido mujeres en función de alcaldesas es porque éstas fueron suplentes, antes de que el siguiente salto mortal sin red del primer edil en turno motivara ese cambio. Tales son los casos de Alejandrina Moreno Ortiz (con Jorge Carlos Hurtado Valdez); María Rafaela Santamaría Blum (con Ortega Bernés); Rosa Esther Ruiz Rodríguez (con Carlos Oznerol Pacheco Castro) y Beatriz Sélem Trueba (con Carlos Ernesto Rosado Ruelas). De facto han sido mujeres quienes han hecho entrega las tres primeras, del bastón de mando del Ayuntamiento de Campeche.

La primera alcaldesa en la entidad se dio en el municipio de Tenabo con Elba Eusebia Concha Chávez (del PRI); de Calkiní  Sonia Jaqueline Cuevas Kantún (del PRI); Rosaura González Castillo (del PRI) en Escárcega; Rosa Argelia Uribe Barrera (del PRD) en Champotón a la muerte del titular; Martha Patricia García Chab (del PAN) en Calkiní; Nidia Mildred Yeh Pantí  (del PAN) en Hopelchén y luego en El Carmen con Aracelly Escalante Jasso (del PRI).  Esto indica claramente que la capital es más reticente a aceptar a una alcaldesa, aunque las  suplentes terminaron con cierto orden.

La declinación de Edgar Román Hernández Hernández, quien había sido el caballo negro para la alcaldía, y cuando el proceso de inicio de la publicación de la convocatoria del PRI estaba a punto de ser lanzada, dio a conocer que la mejor opción y a la que se sumaba en ese momento era la de la diputada Escalante Castillo, que todos los sondeos de opinión tenían con la mejor calificación.

Escalante Castillo, nieta por la vía materna del ex gobernador Angel Castillo Lanz (1923-1927), es desde luego una figura política fresca, con carisma y que sabe bien que se enfrentará al candidato del PAN Heberto Brown Cámara, ex priista y que salió del municipio actual en malos términos con un expediente negativo, pero que dadas las condiciones en que el partido azul se encuentra resultó vencedor en la contienda interna.

La realidad es que el panismo en Campeche está  casi destrozado y los culpables tienen nombres y apellidos: Yolanda Guadalupe Valladares Valle, Nelly del Carmen Márquez Zapata, Jorge Nordhaussen González y Sebastián Calderón Centeno, quienes a pedazos se han disputado lo que quedaba de prestigio en el otrora orgulloso partido azul.

Ana Martha tendrá que caminar mucho bajo los soles de esta canícula campechana para volver a inyectar la confianza en los electores de este municipio, debido entre otras cosas a la locuacidad de un alcalde panista que le permitió elevar a niveles celestiales la producción de disparates públicos.

Un alcalde que dejó colgados de la brocha hasta a sus amigos y que terminó peleado hasta con su propia suplente, quien tratando de arreglar las cosas terminó sacando toda la casa por la ventana, a vista y paciencia de todos los campechanos. Ni más ni menos que como José de Lampedusa, cambiar todo para seguir igual.

Piensen en lo que quieran de obras y servicios. Todo está de cabeza. Baches hasta dentro de los baches, basura que se acumula un día si y otro también, vaya al Recinto Histórico sábados y domingos y observe cómo está la basura; por si fuera poco la señora Sélem Trueba está a punto de tocar el arpa desde una terraza y ver como se quema toda la basura y con ella los problemas a los habitantes de esa enorme zona poblacional, que están esperando el próximo proceso para manifestar su repudio al PAN.

Un municipio que se encuentra en números rojos con una deuda que se calcula en más de 300 millones de pesos, obras licitadas pero sin concluir, equipo obsoleto y fuera de servicio; parques públicos en los barrios tradicionales en obscuras y deteriorados; nóminas en las que siguen existiendo “aviadores”; un listado de éstos ---que se suponía son 150--- que se dará a conocer hasta dentro de unos meses; un sindicato que es capaz de quemar su casa para que arda también la del vecino.

En fin, que Brown Cámara de ninguna manera puede convertirse en la diáspora de Rosado Ruelas en lo referente a la aceptación que éste tuvo en su mejor momento; por el contrario por haber formado parte del sistema va a cargar como pesada loza todo lo que el ex alcalde dejó.

La figura de esta presidencia municipal es como decía Fillo Zubieta: “De las hijas de don Tomás no puede hablarse de la mejor, sino de la menos fea”.

Si los electores manejan bien su preferencia y aceptan que el PAN no está aún preparado para gobernar, entonces Ana Martha tendrá que poner al máximo su capacidad para pagar lo justo y a tiempo a sus proveedores, a fin de que no se repita la situación actual en la que muchos empresarios campechanos se han ido a la quiebra porque no les pagaron desde los tiempos de Oznerol Pacheco. Además, el gobierno municipal deberá distribuir la obra pública entre quienes sean capaces de ejecutarla, en igualdad de circunstancias.

De llegar a primer edil, Ana Martha deberá reflexionar que la ciudadanía no quiere ya más que los puestos sean ocupados por amigos del alcalde, porque ya se ha visto que éstos solo buscan enriquecerse. La mejor opción es encontrar a las personas más capacitadas. Solo de esa forma podrá enfrentar el grave problema de los baches donde actualmente los vecinos con material blanco --–algunos hasta con cemento--- tapan los baches ubicados frente a sus domicilios.

Pagar justo y a tiempo a los proveedores a fin de que no se repita la situación actual donde muchos empresarios han quebrado. Reactivar la gran generadora de empleos que es la construcción, pero evitar hacer parquecitos y canchitas deportivas en pedacitos de terreno o peor aún en esquinas. El gobierno del Estado debe de ser coadyuvante del desarrollo urbano, planear si, pero con visión del futuro.

Y lo que sucede siempre. Los conflictos se agudizan durante una campaña electoral, en que llueven las críticas al partido en el poder municipal, mientras el candidato del partido opositor se compromete a componer todo lo malo y a exigir cuentas a los que se van. Es entonces cuando el alcalde saliente, inhibida su capacidad de autocrítica por las adulaciones a que ha sido sometida en los últimos meses, empieza a percatarse que “el juicio de la historia” está más cerca de lo que suponía.

En casos extremos, el primer año del nuevo primer edil se convierte en espacio propicio para culpar al régimen anterior de todos los males habidos y por haber. Eso nunca cambia, porque la culpa nunca cae al suelo.

Lo que si queda claro es que Carlos Ernesto que salió del viejo cuartel Pedro Baranda casi luego de cumplir dos años de ejercicio constitucional en el cargo, nada dejó atrás. Ni amigos, ni aprecio, ni taquerías. Con el se llevó el ensayo de un PAN que pudo gobernar y que ni lo dejaron los de enfrente, ni quiso hacerlo. Sus enemigos son ya aquellos que un día lo alabaron. Triste final porque ni trampolín parece haber logrado para su futuro político.


EL QUE A BUEN ARBOL SE ARRIMA…

Los candidatos al senado de la República recorren calles polvorientas de los distintos municipios, porque saben que en realidad fuera de Layda Elena Sansores San Román, los demás son en cierta forma desconocidos, pese a que dos de ellos tuvieron tiempo de placearse repartiendo dinero en sus distintos programas tanto de Sedesol como de Sedesore.

El que parece estar divertido con esta campaña es Jorge Luis, mejor conocido para sus amigos como “Pashita”, quien con su promocional ---al igual que los demás candidatos de Acción Nacional---, es “Diferente”. Y si lo es porque Lavalle Maury se cobijó bajo la sombra de un árbol muy frondoso: María de los Angeles Terrazo Blanco de Mouriño, quién no se sabe de donde pero sacó bajo de la sombrilla el que su extinto vástago tenía en un lugar preponderante al actual candidato al senado.

¿Y a quién le dan PAN que llore? Lo que no se sabe si este proceso electoral habrá algún debate entre los candidatos al senado, porque de ser así es interesante lo que podría ocurrir cuando Pozos Lanz y Lavalle Maury vuelvan a verse las caras luego de aquel aparente desaguisado ocurrido en un debate entre coordinadores de las campañas de Fernando Eutimio Ortega Bernés y Mario  Alberto Avila Lizarraga.

Por su parte tendrían también a una “loba” de los escenarios políticos locales en la figura de Layda, quien para eso de ofender no canta nada mal las rancheras, y saldrían muchas verdades hacia todos lados que al telespectador le agradaría para definir mejor su preferencia.

Una campaña debe ser un tiempo en que los ambiciosos son confrontados por los críticos. Es deber elemental de quien busca ganar un proceso electoral dar la cara a los medios electrónicos y no solo versiones “estenográficas” o boletines que no explican nada. El periodismo independiente y la opinión crítica espera, entonces, un debate de altura para poner en el tablero las piezas de este ajedrez político.

Quién busca democráticamente el liderazgo debe estar abierto al desafío de un cuestionamiento. Solo en la verdadera confrontación ---con reglas expresamente señaladas---, se encuentra la medida del verdadero talento de cada uno de los candidatos a estos tres escaños en juego.

A los candidatos se les pide que debatan, que se expongan al cuestionamiento, que acepten el reto de separarse de guiones establecidos y de pláticas callejeras informales. Esto es baños de pueblo, de sol y polvo, pero no dan a cada uno su verdadera dimensión política, porque no se exponen al cuestionamiento.

Se les pide que acepten el reto de separarse de guiones del estenógrafo. Debatir no es dividir. Pues eso otorga confianza en si mismo. Gana autoridad para caminar por su propio pie.

“Pashita” y Pozos, no son botargas políticas. Tiene alma, corazón y capacidad que necesitan urgentemente demostrar, porque quedan menos de 60 días de campaña. Además, se vería de que están hechos ante el enfrentamiento de ideas políticas con la hija de “El negro” Sansores, quien al parecer no está haciendo campaña y es malo porque ocupa un lugar en su partido que bien podría sacar adelante ese hombre fiel llamado Arturo Moo. Ella sabe que un escaño la espera porque además está en una posición envidiable como plurinominal.

El perredismo campechano, se está cayendo a pedazos. Las tribus ---como el propio Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano reconoce en una radiografía de la izquierda mexicana--- que lo conforman, están enfrascadas en una irreconciliable guerra tribal y es muy poco probable que de esa contienda pueda alguien salir ganando, pese al efecto AMLO que desde luego existirá.

Perderán todos. Muy tarde se dieron cuenta los perredistas del daño que Layda le ha ocasionado a su ex partido, y la consecuencia lógica es que en la elección del 1 de julio próximo pierdan hasta lo que ya habían ganado.

El la pasada elección intermedia el PRD perdió un tercio de sus votantes, y en las últimas elecciones para las gubernaturas ese partido solo obtuvo entre el uno y dos por ciento de los votos. Esto es lo que debería preocupar a “Los chuchos” en lugar de estarse disputando las candidaturas a puestos de elección popular como sucedió en Campeche.


¿DE QUIEN SON LOS PIRATAS?

Legalmente, de una Sociedad Anónima que encabeza Eduardo Escalante Escalante.

Realidad: El equipo es del pueblo de la ciudad de Campeche a quien le cuesta en una forma de subsidio.

¿Está de acuerdo el pueblo de esa participación?

Si, porque este equipo desde hace más de tres décadas es el único deporte profesional nacional en el que se encuentra esta entidad. Es por decirlo más claro está entre los equipos del mejor beisbol de verano de México.

Es de facto una tradición de muchos años atrás, luego de aquella añoradas Liga Peninsular  y luego Liga del Sureste que integraban la primera los equipos Estrellas Yucatecas, Cardenales de Motul,  Pericos del Mérida y Piratas de Campeche, que se jugaba en el viejo campo “Leandro Domínguez” de Santa  Lucía con sus techos de huano.

Este equipo tenía entre sus filas a Manolo Fortes, Mario Ariosa, Humberto Barbón, “La muñeca” Iturralde, Lolo Correa, Gustavo Pavón Vadillo. Manuel “El loco” Adam, Rosendo “Lolis” del Río, Francisco Casanova y muchos más que escapan a la memoria.

Enorme afición por la pelota caliente que hizo que el alcalde Leovigildo Gómez Hernández “Viluch”, construyera el primer campo de beisbol al final de la avenida las Palmas, que luego le ocasionaron un problema político cuando el coronel José Ortiz Avila levantó en forma el estadio “Presidente Carranza” con un aforo de más de cuatro mil personas y que incluso llegó a ser ampliado hasta para 12 mil fanáticos.

En ese entonces terminó la Liga Peninsular y fue suplida por la Liga del Sureste que tenía a los equipos Cardenales de Motul, Tiburones de Progreso, Estrellas Yucatecas, Pericos del Mérida, Camaroneros del Carmen y Piratas de Campeche. Hay mil historias de lo que al “ignaro José” se le ocurrió para promocionar esa liga. Y pobre del mortal campechano que se le opusiera. Ya no existen los hermanos Elías y Felipe Sélem Curi y su anécdota de los abonos de beisbol que se negaron a comprar.

El coronel llegó a sufragar ---por supuesto del erario estatal--- a figuras conocidas en el beisbol mexicano y hasta en las ligas mayores. Tales son los casos de Felipe “El clipper” Montemayor, de Domingo Carrasquel, de Concepción Cruz, de los cubanos Mario Miranda, Máximo García, Jerry Heistron (EE.UU.) Asdrúbal Baró, etc.

La auténtica guerra se entablaba entre Piratas y Camaroneros que tenían como su pitcher estrella al zurdo Wenceslao González. Rivalidad deportiva que movía a los aficionados y era una forma de darle circo al pueblo por parte del mílite gobernador.

Habría de llegar un auténtico “piojo” (todo en miniatura) como fue José Antonio González Curi, que en vez de construir un estadio acorde a los nuevos tiempos y considerando que Campeche ya estaba en la Liga Mexicana. Se le ocurrió hacer esa porquería de estadio con capacidad 60 por ciento menor a la que tenía. Se le bautizó (quién chingados se lo diría) con el nombre de “Nelson Barrera Romellón” y se lanzó ¡a dirigir al equipo en cada juego que había en esta ciudad!

Sacaba pitchers y cambiaba bateadores, regañaba y mentaba madres cuando el equipo perdía y perdió siempre porque nunca tuvo el gusto de lograr un título. Ese honor le correspondió a su mandandero Jorge Carlos Hurtado Valdez, quien en el 2004 ganó el banderín…y colorín colorado desde entonces no llegamos a una final.

Recapitulando el comentario inicial, el beisbol profesional es una tradición de muchos años que hacen al pueblo vivir su deporte favorito y sufrir cada derrota. De ninguna manera este equipo es propiedad de Enrique Rosado Méndez, quien lo usufructúa a su manera.

Según conocedores de este deporte el equipo Piratas de Campeche es uno de los más caros de la Liga  Mexicana, debido entre otras cosas a que se gasta sin provecho en ligas instruccionales, sueldos elevados (un emolumento aparece en nómina y otro el que recibe el pelotero) subsidios que son invisibles pero no así al momento de aplicar recursos.

Se dice insistentemente que el panameño Rubén Rivera no rinde en esta temporada porque le prometieron bajo el agua pagarle la renta de una casa para que se trajera a su familia y finalmente el “gordo” no le cumplió. Todo esto es parte de los “negocios” al amparo del poder que le tienen delegado a Rosado.

El equipo ha resultado de nuevo, pese a lo invertido, en una novena mediocre, mediocablera, que está a dos sitios del último lugar y que ha perdido serie tras serie. Para nadie es noticia aquello de: “Blanquean al buque”, “Encalla la nave”, Hunden al galeón”, etc.

El estadio por otra parte es un mercado que va contra la idiosincrasia de Campeche. Cientos de ambulantes recorren de arriba para abajo el inmueble en aras de una ambición mercantilista del presidente del equipo. La cerveza de una sola marca corre en abundancia en lo que puede ser la barra más grande de Campeche en días de juego.

¿Porqué se terminó la transmisión por radio? Todo indica que por las exageradas pretensiones de los medios que por muchos años tenían esa labor.

El juego de Los Delfines de Carmen se da en vivo, pero el de los Piratas de Campeche es diferido dos horas, en un sitio como Campeche donde la gente se acuesta temprano durante la semana para levantarse temprano e ir a trabajar. Los partidos inician a las 10 de la noche por orden de Enrique Rosado y pone de pretexto que esto es…para que la gente vaya al estadio ¡Increíble! ¡Inaudito! Recórcholis! ¡Zambomba! ¡Pa´su mecha!

Quienes no tienen dinero para ir al estadio y gastarse el diario del día siguiente no pueden verlo en la tele para no trasnocharse ya que la transmisión diferida acaba luego de la una de la madrugada.

El gobierno (no se le pueden pedir peras al olmo) porque Jorge Carlos Jr. carece de la mínima experiencia para enfrentar este problema, pese a que a través de su dependencia se recibe el apoyo al deporte profesional.

Debe tenerse respeto al pueblo para seguirle dando esta calidad en el espectáculo beisbolístico; volver a las transmisiones de radio y TV pero en horarios en vivo.

Y por favor una reparación por conducto de la Contraloría de la pizarra eléctrica que está pal´perro.

¡Play Ball! Fanáticos.

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