LA LUCHA POR LA
ALCALDIA
El caso de Ana Martha Escalante Castillo tiene cierta similitud con el
ocurrido en la sucesión de José Ortiz Avila, donde se dieron muchas
consultas al interior del PRI y, por supuesto Fernando Ortega Bernés, ordenó
varios sondeos de opinión antes de llegar a la gran decisión.
Los tiempos cambian y si antes no se decidían a enviar a una mujer a un
cargo de gobernadora o alcaldesa, era porque se pensaba que el pueblo no estaba
preparado para un momento de semejante audacia, y que la presencia de la mujer
en cargos de elección popular debería madurar un poco más en el ánimo de los
campechanos, un pueblo al fin y al cabo machista. Los cargos en el Congreso se
aceptaban, pero hasta ahí.
Ese fue el gran impedimento de que nunca pudiera disputar la gubernatura
de Campeche María
Lavalle Urbina, primera mujer que estuvo cerca de llegar como
candidata ---y con mucha posibilidad por la falta de una oposición
fuerte--- al gobierno de esta entidad,
pese a ser la primera mujer en llegar al Senado de la República.
Y esa es una de las premisas que tal vez utilizó Fernando al recordar
que si bien en el pasado han existido mujeres en función de alcaldesas es
porque éstas fueron suplentes, antes de que el siguiente salto mortal sin red
del primer edil en turno motivara ese cambio. Tales son los casos de Alejandrina
Moreno Ortiz (con Jorge Carlos Hurtado Valdez); María Rafaela
Santamaría Blum (con Ortega Bernés); Rosa Esther Ruiz Rodríguez (con Carlos Oznerol
Pacheco Castro) y Beatriz Sélem Trueba (con Carlos Ernesto Rosado Ruelas).
De facto han sido mujeres quienes han hecho entrega las tres primeras, del
bastón de mando del Ayuntamiento de Campeche.
La primera alcaldesa en la entidad se dio en el municipio de Tenabo con Elba Eusebia
Concha Chávez (del PRI); de Calkiní
Sonia Jaqueline Cuevas
Kantún (del PRI); Rosaura
González Castillo (del PRI) en Escárcega; Rosa Argelia Uribe Barrera (del
PRD) en Champotón a la muerte del titular; Martha Patricia García Chab (del PAN) en
Calkiní; Nidia
Mildred Yeh Pantí (del PAN)
en Hopelchén y luego en El Carmen con Aracelly Escalante Jasso (del PRI). Esto indica claramente que la capital es más
reticente a aceptar a una alcaldesa, aunque las
suplentes terminaron con cierto orden.
La declinación de Edgar Román Hernández Hernández, quien había
sido el caballo negro para la alcaldía, y cuando el proceso de inicio de la
publicación de la convocatoria del PRI estaba a punto de ser lanzada, dio a
conocer que la mejor opción y a la que se sumaba en ese momento era la de la
diputada Escalante
Castillo, que todos los sondeos de opinión tenían con la mejor
calificación.
Escalante Castillo, nieta por la vía materna del ex
gobernador Angel
Castillo Lanz (1923-1927), es desde luego una figura política
fresca, con carisma y que sabe bien que se enfrentará al candidato del PAN Heberto Brown
Cámara, ex priista y que salió del municipio actual en malos
términos con un expediente negativo, pero que dadas las condiciones en que el
partido azul se encuentra resultó vencedor en la contienda interna.
La realidad es que el panismo en Campeche está casi destrozado y los culpables tienen nombres
y apellidos: Yolanda
Guadalupe Valladares Valle, Nelly del Carmen
Márquez Zapata, Jorge Nordhaussen González
y Sebastián Calderón Centeno, quienes a
pedazos se han disputado lo que quedaba de prestigio en el otrora orgulloso
partido azul.
Ana Martha tendrá que
caminar mucho bajo los soles de esta canícula campechana para volver a inyectar
la confianza en los electores de este municipio, debido entre otras cosas a la
locuacidad de un alcalde panista que le permitió elevar a niveles celestiales
la producción de disparates públicos.
Un alcalde que dejó colgados de la brocha hasta a sus amigos y que
terminó peleado hasta con su propia suplente, quien tratando de arreglar las
cosas terminó sacando toda la casa por la ventana, a vista y paciencia de todos
los campechanos. Ni más ni menos que como José de Lampedusa, cambiar todo para seguir
igual.
Piensen en lo que quieran de obras y servicios. Todo está de cabeza.
Baches hasta dentro de los baches, basura que se acumula un día si y otro
también, vaya al Recinto Histórico sábados y domingos y observe cómo está la
basura; por si fuera poco la señora Sélem Trueba está a punto de tocar el arpa
desde una terraza y ver como se quema toda la basura y con ella los problemas a
los habitantes de esa enorme zona poblacional, que están esperando el próximo
proceso para manifestar su repudio al PAN.
Un municipio que se encuentra en números rojos con una deuda que se
calcula en más de 300 millones de pesos, obras licitadas pero sin concluir,
equipo obsoleto y fuera de servicio; parques públicos en los barrios
tradicionales en obscuras y deteriorados; nóminas en las que siguen existiendo
“aviadores”; un listado de éstos ---que se suponía son 150--- que se dará a
conocer hasta dentro de unos meses; un sindicato que es capaz de quemar su casa
para que arda también la del vecino.
En fin, que Brown Cámara de ninguna manera puede convertirse
en la diáspora de Rosado Ruelas en lo referente a la aceptación
que éste tuvo en su mejor momento; por el contrario por haber formado parte del
sistema va a cargar como pesada loza todo lo que el ex alcalde dejó.
La figura de esta presidencia municipal es como decía Fillo Zubieta:
“De las hijas de don Tomás no puede hablarse de la mejor, sino de la menos
fea”.
Si los electores manejan bien su preferencia y aceptan que el PAN no
está aún preparado para gobernar, entonces Ana Martha tendrá que poner al máximo su
capacidad para pagar lo justo y a tiempo a sus proveedores, a fin de que no se
repita la situación actual en la que muchos empresarios campechanos se han ido
a la quiebra porque no les pagaron desde los tiempos de Oznerol Pacheco. Además, el
gobierno municipal deberá distribuir la obra pública entre quienes sean capaces
de ejecutarla, en igualdad de circunstancias.
De llegar a primer edil, Ana Martha deberá reflexionar que la
ciudadanía no quiere ya más que los puestos sean ocupados por amigos del
alcalde, porque ya se ha visto que éstos solo buscan enriquecerse. La mejor
opción es encontrar a las personas más capacitadas. Solo de esa forma podrá
enfrentar el grave problema de los baches donde actualmente los vecinos con
material blanco --–algunos hasta con cemento--- tapan los baches ubicados
frente a sus domicilios.
Pagar justo y a tiempo a los proveedores a fin de que no se repita la
situación actual donde muchos empresarios han quebrado. Reactivar la gran
generadora de empleos que es la construcción, pero evitar hacer parquecitos y canchitas
deportivas en pedacitos de terreno o peor aún en esquinas. El gobierno del
Estado debe de ser coadyuvante del desarrollo urbano, planear si, pero con
visión del futuro.
Y lo que sucede siempre. Los conflictos se agudizan durante una campaña
electoral, en que llueven las críticas al partido en el poder municipal, mientras
el candidato del partido opositor se compromete a componer todo lo malo y a
exigir cuentas a los que se van. Es entonces cuando el alcalde saliente,
inhibida su capacidad de autocrítica por las adulaciones a que ha sido sometida
en los últimos meses, empieza a percatarse que “el juicio de la historia” está
más cerca de lo que suponía.
En casos extremos, el primer año del nuevo primer edil se convierte en
espacio propicio para culpar al régimen anterior de todos los males habidos y
por haber. Eso nunca cambia, porque la culpa nunca cae al suelo.
Lo que si queda claro es que Carlos Ernesto que salió del viejo cuartel
Pedro Baranda casi luego de cumplir dos años de ejercicio constitucional en el
cargo, nada dejó atrás. Ni amigos, ni aprecio, ni taquerías. Con el se llevó el
ensayo de un PAN que pudo gobernar y que ni lo dejaron los de enfrente, ni
quiso hacerlo. Sus enemigos son ya aquellos que un día lo alabaron. Triste
final porque ni trampolín parece haber logrado para su futuro político.
EL QUE A BUEN ARBOL SE
ARRIMA…
Los candidatos al senado de la República recorren calles polvorientas de
los distintos municipios, porque saben que en realidad fuera de Layda Elena
Sansores San Román, los demás son en cierta forma desconocidos, pese
a que dos de ellos tuvieron tiempo de placearse repartiendo dinero en sus
distintos programas tanto de Sedesol como de Sedesore.
El que parece estar divertido con esta campaña es Jorge Luis, mejor conocido para
sus amigos como “Pashita”, quien con su promocional ---al igual que los demás
candidatos de Acción Nacional---, es “Diferente”. Y si lo es porque Lavalle Maury
se cobijó bajo la sombra de un árbol muy frondoso: María de los Angeles Terrazo Blanco de
Mouriño, quién no se sabe de donde pero sacó bajo de la sombrilla el
que su extinto vástago tenía en un lugar preponderante al actual candidato al
senado.
¿Y a quién le dan PAN que llore? Lo que no se sabe si este proceso
electoral habrá algún debate entre los candidatos al senado, porque de ser así
es interesante lo que podría ocurrir cuando Pozos Lanz y Lavalle Maury vuelvan a verse las caras luego de aquel
aparente desaguisado ocurrido en un debate entre coordinadores de las campañas
de Fernando
Eutimio Ortega Bernés y Mario Alberto Avila Lizarraga.
Por su parte tendrían también a una “loba” de los escenarios políticos
locales en la figura de Layda, quien para eso de ofender no canta nada
mal las rancheras, y saldrían muchas verdades hacia todos lados que al
telespectador le agradaría para definir mejor su preferencia.
Una campaña debe ser un tiempo en que los ambiciosos son confrontados
por los críticos. Es deber elemental de quien busca ganar un proceso electoral
dar la cara a los medios electrónicos y no solo versiones “estenográficas” o
boletines que no explican nada. El periodismo independiente y la opinión
crítica espera, entonces, un debate de altura para poner en el tablero las
piezas de este ajedrez político.
Quién busca democráticamente el liderazgo debe estar abierto al desafío
de un cuestionamiento. Solo en la verdadera confrontación ---con reglas
expresamente señaladas---, se encuentra la medida del verdadero talento de cada
uno de los candidatos a estos tres escaños en juego.
A los candidatos se les pide que debatan, que se expongan al cuestionamiento,
que acepten el reto de separarse de guiones establecidos y de pláticas
callejeras informales. Esto es baños de pueblo, de sol y polvo, pero no dan a cada
uno su verdadera dimensión política, porque no se exponen al cuestionamiento.
Se les pide que acepten el reto de separarse de guiones del estenógrafo.
Debatir no es dividir. Pues eso otorga confianza en si mismo. Gana autoridad
para caminar por su propio pie.
“Pashita” y Pozos, no son botargas políticas. Tiene
alma, corazón y capacidad que necesitan urgentemente demostrar, porque quedan
menos de 60 días de campaña. Además, se vería de que están hechos ante el
enfrentamiento de ideas políticas con la hija de “El negro” Sansores, quien al
parecer no está haciendo campaña y es malo porque ocupa un lugar en su partido
que bien podría sacar adelante ese hombre fiel llamado Arturo Moo. Ella sabe que un
escaño la espera porque además está en una posición envidiable como
plurinominal.
El perredismo campechano, se está cayendo a pedazos. Las tribus ---como
el propio Cuauhtémoc
Cárdenas Solórzano reconoce en una radiografía de la izquierda
mexicana--- que lo conforman, están enfrascadas en una irreconciliable guerra
tribal y es muy poco probable que de esa contienda pueda alguien salir ganando,
pese al efecto AMLO
que desde luego existirá.
Perderán todos. Muy tarde se dieron cuenta los perredistas del daño que Layda le
ha ocasionado a su ex partido, y la consecuencia lógica es que en la elección
del 1 de julio próximo pierdan hasta lo que ya habían ganado.
El la pasada elección intermedia el PRD perdió un tercio de sus
votantes, y en las últimas elecciones para las gubernaturas ese partido solo
obtuvo entre el uno y dos por ciento de los votos. Esto es lo que debería
preocupar a “Los chuchos” en lugar de estarse disputando las candidaturas a
puestos de elección popular como sucedió en Campeche.
¿DE QUIEN SON LOS
PIRATAS?
Legalmente, de una Sociedad Anónima que encabeza Eduardo Escalante Escalante.
Realidad: El equipo es del pueblo de la ciudad de Campeche a quien le
cuesta en una forma de subsidio.
¿Está de acuerdo el pueblo de esa participación?
Si, porque este equipo desde hace más de tres décadas es el único
deporte profesional nacional en el que se encuentra esta entidad. Es por
decirlo más claro está entre los equipos del mejor beisbol de verano de México.
Es de facto una tradición de muchos años atrás, luego de aquella añoradas
Liga Peninsular y luego Liga del Sureste
que integraban la primera los equipos Estrellas Yucatecas, Cardenales de Motul,
Pericos del Mérida y Piratas de
Campeche, que se jugaba en el viejo campo “Leandro Domínguez” de Santa Lucía con sus techos de huano.
Este equipo tenía entre sus filas a Manolo Fortes, Mario
Ariosa, Humberto Barbón, “La muñeca” Iturralde, Lolo
Correa, Gustavo Pavón Vadillo. Manuel “El loco” Adam, Rosendo
“Lolis” del Río, Francisco Casanova
y muchos más que escapan a la memoria.
Enorme afición por la pelota caliente que hizo que el alcalde Leovigildo
Gómez Hernández “Viluch”, construyera el primer campo de beisbol al
final de la avenida las Palmas, que luego le ocasionaron un problema político
cuando el coronel José Ortiz Avila levantó en forma el estadio “Presidente
Carranza” con un aforo de más de cuatro mil personas y que incluso llegó a ser
ampliado hasta para 12 mil fanáticos.
En ese entonces terminó la Liga Peninsular y fue suplida por la Liga del
Sureste que tenía a los equipos Cardenales de Motul, Tiburones de Progreso,
Estrellas Yucatecas, Pericos del Mérida, Camaroneros del Carmen y Piratas de
Campeche. Hay mil historias de lo que al “ignaro José” se le ocurrió para
promocionar esa liga. Y pobre del mortal campechano que se le opusiera. Ya no
existen los hermanos Elías y Felipe Sélem
Curi y su anécdota de los abonos de beisbol que se negaron a
comprar.
El coronel llegó a sufragar ---por supuesto del erario estatal--- a
figuras conocidas en el beisbol mexicano y hasta en las ligas mayores. Tales
son los casos de Felipe “El clipper” Montemayor, de
Domingo Carrasquel, de Concepción Cruz, de los cubanos Mario Miranda,
Máximo García, Jerry
Heistron (EE.UU.) Asdrúbal Baró, etc.
La auténtica guerra se entablaba entre Piratas y Camaroneros que tenían
como su pitcher estrella al zurdo Wenceslao González. Rivalidad deportiva que
movía a los aficionados y era una forma de darle circo al pueblo por parte del
mílite gobernador.
Habría de llegar un auténtico “piojo” (todo en miniatura) como fue José Antonio
González Curi, que en vez de construir un estadio acorde a los
nuevos tiempos y considerando que Campeche ya estaba en la Liga Mexicana. Se le
ocurrió hacer esa porquería de estadio con capacidad 60 por ciento menor a la
que tenía. Se le bautizó (quién chingados se lo diría) con el nombre de “Nelson
Barrera Romellón” y se lanzó ¡a dirigir al equipo en cada juego que había en
esta ciudad!
Sacaba pitchers y cambiaba bateadores, regañaba y mentaba madres cuando
el equipo perdía y perdió siempre porque nunca tuvo el gusto de lograr un
título. Ese honor le correspondió a su mandandero Jorge Carlos Hurtado Valdez,
quien en el 2004 ganó el banderín…y colorín colorado desde entonces no llegamos
a una final.
Recapitulando el comentario inicial, el beisbol profesional es una
tradición de muchos años que hacen al pueblo vivir su deporte favorito y sufrir
cada derrota. De ninguna manera este equipo es propiedad de Enrique Rosado
Méndez, quien lo usufructúa a su manera.
Según conocedores de este deporte el equipo Piratas de Campeche es uno
de los más caros de la Liga Mexicana,
debido entre otras cosas a que se gasta sin provecho en ligas instruccionales,
sueldos elevados (un emolumento aparece en nómina y otro el que recibe el
pelotero) subsidios que son invisibles pero no así al momento de aplicar
recursos.
Se dice insistentemente que el panameño Rubén Rivera no rinde en esta
temporada porque le prometieron bajo el agua pagarle la renta de una casa para
que se trajera a su familia y finalmente el “gordo” no le cumplió. Todo esto es
parte de los “negocios” al amparo del poder que le tienen delegado a Rosado.
El equipo ha resultado de nuevo, pese a lo invertido, en una novena
mediocre, mediocablera, que está a dos sitios del último lugar y que ha perdido
serie tras serie. Para nadie es noticia aquello de: “Blanquean al buque”,
“Encalla la nave”, Hunden al galeón”, etc.
El estadio por otra parte es un mercado que va contra la idiosincrasia
de Campeche. Cientos de ambulantes recorren de arriba para abajo el inmueble en
aras de una ambición mercantilista del presidente del equipo. La cerveza de una
sola marca corre en abundancia en lo que puede ser la barra más grande de
Campeche en días de juego.
¿Porqué se terminó la transmisión por radio? Todo indica que por las
exageradas pretensiones de los medios que por muchos años tenían esa labor.
El juego de Los Delfines de Carmen se da en vivo, pero el de los Piratas
de Campeche es diferido dos horas, en un sitio como Campeche donde la gente se
acuesta temprano durante la semana para levantarse temprano e ir a trabajar.
Los partidos inician a las 10 de la noche por orden de Enrique Rosado y pone de pretexto que esto es…para que la gente
vaya al estadio ¡Increíble! ¡Inaudito! Recórcholis! ¡Zambomba! ¡Pa´su mecha!
Quienes no tienen dinero para ir al estadio y gastarse el diario del día
siguiente no pueden verlo en la tele para no trasnocharse ya que la transmisión
diferida acaba luego de la una de la madrugada.
El gobierno (no se le pueden pedir peras al olmo) porque Jorge Carlos
Jr. carece de la mínima experiencia para enfrentar este problema,
pese a que a través de su dependencia se recibe el apoyo al deporte
profesional.
Debe tenerse respeto al pueblo para seguirle dando esta calidad en el
espectáculo beisbolístico; volver a las transmisiones de radio y TV pero en horarios
en vivo.
Y por favor una reparación por conducto de la Contraloría de la pizarra
eléctrica que está pal´perro.
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