EX VIRREY EN CAIDA LIBRE
Tres sucesos me llaman la atención esta semana, entre otros motivos porque pueden pasar inadvertidos pese a su importancia, y porque uno de ellos de plano no hizo el eco que debió causar.
El primero es una prueba más de que el PRI del Siglo XXI es el mismo o casi el mismo que padecimos durante el siglo pasado. No lo podía creer cuando leí que “la tolerancia tiene límites”, frase emitida por el gobernador del Estado Fernando Eutimio Ortega Bernés, en relación al desbarajuste que los taxistas del FUTV realizaron al bloquear las inmediaciones del mismísimo Palacio de Gobierno, lugar donde despacha el titular del Ejecutivo estatal.
Y no lo creía porque yo conocía a un Fernando Eutimio que le había aporreado las manos en su escritorio a su tesorero cuando era alcalde de Campeche y en varios asuntos más que por supuesto ameritaban su enojo. He defendido en varias ocasiones que me han dicho que FEOB tiene “horchata en las venas”, pero tanto va el cántaro al agua…
Si comienza a poner orden en varias situaciones similares, bien valdría la pena en que siguiera con las hordas de Luis Antonio Che Cu, que se ha zurrado y sobrado “tá” en los campechanos de esta capital, cerrando calles, agrediendo a inocentes, complicando la vialidad y múltiples violaciones.
Pero no solo es Che Cu, sino también al “dirigible” de Palacio Manuel Bonilla Carrillo, quien cerró calles durante días, bloqueó oficinas públicas e hizo suspender la recoja de basura.
Todo lo anterior amerita una reconsideración de FEOB y un ¡ya basta! que todos los campechanos estamos esperando y no solo en el caso de los sinvergüenzas taxistas.
Segundo. Ya lo señalé hace ocho días y me sigue llamando la atención la designación de Elvia María Pérez Escalante de González Curi. Qué habremos hecho los campechanos para que nos pongan un par de banderillas sin emitir queja alguna, porque oiga usted, amable lector, ese hecho no se hubiera dado si existiera el voto en contra de FEOB. Lo que sucede es que en los cuadros políticos de la entidad se sigue comentando tal imposición, porque es casi un hecho que estará en San Lázaro, dejando a varias féminas que si lo merecían por su mayor militancia, capacidad y apoyo popular. Nombres ya los dije anteriormente, pero creo que están de más. Golpe dado a la democracia ni Dios lo quita.
Finalmente, ayer sábado corrió como reguero de pólvora en la ciudad el hecho de que cayeron cabezas por “cabezotas” (personas necias y testarudas) en Tabasco, entre ellas la del ex virrey de Campeche y testa coronada del docenato que busca prolongarse, José Antonio González Curi, fue corrido como delegado del CEN del PRI por su falta de oficio político.
Ayer mismo abandonaron el cargo el mencionado ex gobernador de Campeche; el dirigente estatal del PRI, Miguel Romero Reyes y dos secretarios del Comité Estatal tres días después de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación evidenciara irregularidades en el proceso interno para nominar candidato al gobierno tabasqueño.
Para González Curi es la enésima ocasión que es corrido de ese cargo por su falta de oficio político. Fue sustituido por Rafael Oceguera Ramos. La debacle ocurrió porque el Tribunal Electoral ordenó al PRI estatal inscribir a un precandidato en el proceso interno por haber violado sus derechos, aun cuando la competencia ya se realizó.
El PRI no aprende de sus errores. Anteriormente González Curi hizo lo mismo en Yucatán y Jalisco, donde también fue corrido por su exceso de hígado y su carencia de diálogo.
TRAICIONES EN EL PRI
Carlos “El negro” Sansores Pérez fue un auténtico líder y un hombre con visión política. Tenía una prosa de bisturí y una retórica austera pero dolorosa, sabía como herir con argumentos, golpear muy justo en el lugar donde la estructura de pensamiento oficial no soportaba el peso de sus propios andamios. No siempre los tiempos y las circunstancias estuvieron de su parte.
La siguiente es una historia verídica relatada por Guillermo Novelo Fierros, uno de los protagonistas, ex líder de la FSTSE; ex director de servicios públicos municipales en el ayuntamiento de Enrique Escalante Escalante; ex diputado local por el PARM en la LIV Legislatura y ex asesor en el CEN del Sindicato Nacional de Trabajadores de la SAHOP, antes de caer en desgracia en el sexenio de Abelardo Carrillo Zavala.
JM --- Guillermo, luego de más de 25 años en la política local y en varios años la nacional, qué te sucedió luego de los procesos electorales de la década de los 90s? ¿te retiraste de la política o te retiran tus enemigos políticos?
GNF --- Ricardo, en política no entras, te meten y no sales, te sacan. Por lo mismo que a cualquiera que anda en estas lides. A unos le eres simpático, a otros le caes mal y los peores te consideran peligroso. Te voy a relatar para los lectores de tu columna la siguiente anécdota:
Resulta que en el año de 1977 cuando el licenciado Sansores Pérez se encontraba en la capital del país con importantes cargos políticos y yo estaba como dirigente estatal de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), una mañana al llegar a mi oficina me estaba esperando un persona en nombre de “El negro”, que se desempeñaba como Senador de la República, y conectado con toda la cúpula del poder. Eran los años en que el sansorismo era epìtome de cualquier movimiento. mismo que luego de su presentación me dijo sin preámbulo: “Me indicó el señor senador Sansores Pérez que le haga entrega de este paquete de dinero que contiene 800 mil pesos en efectivo para que quedara en libertad de pedir una licencia y dejar la silla de titular de esta Federación a la Profesora Rosa María Martínez Denegri, quien se encargará de iniciar un movimiento a nivel de sindicatos federales para pedir la renuncia al Congreso del Estado del gobernador Rafael Rodríguez Barrera, porque lo considera un traidor a los legítimos intereses de Campeche y de México”.
Al decir eso abrió el voluminoso maletín y me enseñó el dinero con la recomendación: “Eres un suertudo, estas oportunidades no se dan todos los días”.
De momento pensé, porque yo sabía que era a fondo perdido, en tomarlo, dejar el cargo y observar los acontecimientos en la entidad. Ciertamente las relaciones del “Chel” con el centro del país eran malas, pero era un riesgo porque por sobre todo prevalecía en la entidad la institucionalidad del cargo. Yo me limité a decirle al personero: “Déjeme pensarlo y yo le resuelvo mañana sin falta”.
El resto del día mis pensamientos encontrados al fin llegaron a una conclusión. En principio la persona para suplirme sería la maestra Martínez Denegri, que no era santo de mi devoción, por lo que sería tan malo el giro como el colorado. Segundo, esa noche le llamé por teléfono a Manuel Santini Pech, secretario particular de Rodríguez Barrera, para comunicarle lo acontecido.
Le informé pormenorizadamente lo que había pasado y quedó en llamarme inmediatamente que el gobernador le diera instrucciones. Así fue, y en menos de media hora me devolvió la llamada con la indicación de que me estaba esperando el gobernador.
Tomé mi vehículo y antes de 15 minutos ya me encontraba en el cuarto piso. “El chel” me espetó. “¿Guillermo, qué es lo que sucede?” Le expliqué detenidamente el asunto y luego de escucharme sentenció “Guillermo, en este caso tu decisión es lo más importante, ¿qué piensas hacer?
Le contesté: Rafael, te voy a demostrar mi lealtad. Voy a rechazar la propuesta de “El negro” y no voy a ceder mi silla a Rosa María. Por lo que concierne al individuo que trajo el dinero le voy a explicar que no acepto la propuesta y punto.
El desaparecido Rodríguez Barrera me abrazó y me dijo: “Desde hoy eres uno de los míos. Pídeme lo que quieras”. A largos años de distancia me considero que fui un pendejo, porque lo menos que debí pedir es la misma cantidad que me ofrecían. Pero no le pedí nada, porque tenía un buen trabajo, solvencia envidiable y porque como muchos creen de los políticos que esos favores permanecen en el tiempo y pueden ser cobrados en su oportunidad. Craso error por lo que te voy a contar.
Terminó el sexenio de Rodríguez Barrera y éste se fue al Distrito Federal, donde a diferencia de todos los gobernadores, excepción hecha de Sansores Pérez, continuó su ascenso en la política nacional. Habían de transcurrir once años y recibí la primera agresión a mi persona.
JM --- ¿En qué consistió esa agresión Guillermo?
GNF --- Yo también me desempeñé diez años después de ese suceso como Administrador de la extinta Tienda SAHOP, que luego fue entregada a la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE) y posteriormente al ISSSTE. Los trabajadores federales que en ese sitio laboraban recibían por convenio sus salarios cada quincena de la SEDUE ya que el ISSSTE carecía de plazas.
Pasaron tres años y un día llegaron los cheques del ISSSTE. Los trabajadores me fueron a ver a la administración de la tienda para preguntarme qué hacían con ese dinero. Yo les indiqué que cobraran únicamente los cheques del ISSSTE y los depositaran en el banco por cualquier averiguación posterior.
Para entonces la SEDUE había comunicado a las oficinas en México, D.F. sobre esta duplicidad de salarios y la propia dependencia giró las órdenes de no detener esos pagos, porque había una situación jurídica que no estaba definida.
Los trabajadores de nuevo me volvieron a preguntar si podían hacer uso de ese dinero y nuevamente les recomendé que trataran de ahorrarlo, porque sospechaba de una próxima auditoría; y que saldría a relucir este error administrativo de SEDUE. Desafortunadamente así aconteció. Un buen día llegaron auditores, levantaron actas administrativas y calificaron el hecho no como error de la dependencia, sino como fraude a la Nación.
Once empleados (que eran todos incluido yo) devolvimos lo cobrado indebidamente, inclusive un cheque por bonificaciones a mi nombre también lo reintegré. Pero el acta del Ministerio Público Federal asentaba fraude a la nación, aunque la propia Procuraduría General de la República (PGR) lo rechazó en cuatro ocasiones por no estar tipificado ese delito; sin embargo cuando surgió el interés de crearme un antecedente penal volvieron a presentar el acta acompañada de 30 mil pesos (30 MDP de ese entonces), pero inexplicablemente media hora después libraron las órdenes de aprehensión y privaron de su libertad a los humildes y honrados trabajadores.
Entre los detenidos se encontraban una trabajadora en estado de gravidez, un señor con problemas del corazón, otro con cataratas y dos jubilados con más de 60 años. Para ninguno de ellos hubo piedad, pese a no ser culpables y haber previamente devuelto el dinero. Ese hecho ocasionó posteriormente, la muerte de dos de ellos por ser personas conocidas y en un medio como Campeche, que todo se sabe o si no se inventa, quedarían como sinvergüenzas.
Yo tuve la suerte de que ese día no había salido todavía de mi casa, cuando me llamaron por teléfono y me contaron los acontecimientos, advirtiéndome que era probable que estuvieran en tránsito para mi domicilio, por lo que tomé las de Villadiego y me fui a esconder con un familiar que vivía lejos de mi casa. En mi caso particular tuve que salir escondido en un vehículo, huyendo del Estado para no ser detenido y para enfrentar ese juicio en libertad. En el D.F. me encontré cerradas las puertas. Luego de mes y medio de peregrinar, recordé a Rodríguez Barrera que me debía un gran favor político. En ese entonces se encontraba como secretario general del CEN del PRI, en la época de Luis Donaldo Colosio Murrieta.
Hubo de transcurrir un mes asistiendo diariamente al edificio de la avenida Constituyentes y “El chel” nunca me recibió. Sergio Mora Rodríguez y Arturo Villarino, ayudantes de él, siempre me dieron largas y nunca logré hacer contacto con Rodríguez Barrera. Comprobé entonces cuanta razón tenía el hoy también desaparecido Sansores Pérez, porque “El chel” nunca hizo nada para impedir que campechanos inocentes estuvieran en la cárcel de San Francisco Kobén injustamente.
Tarde comprendí la maldad humana y la falsedad de los políticos y de pláticas que me decían que “El negro” era el único gobernador que seguía recibiendo y apoyando a decenas de campechanos luego de 20 años de haber sido gobernador, hecho único en la historia política, porque a todos los demás se les olvidaron las necesidades del pueblo que los llevó al poder.
Gracias a mi profunda creencia en Dios, producto de la educación de mi madre, le pedí que me ayudara a sacar a esa infeliz gente inocente encarcelada en Campeche y resolver mi propio problema porque materialmente me quedé desempleado y prófugo de la justicia escondiéndome en la capital del país.
Como por un milagro en una de mis visitas al PRI me encontré a la señora Olivia García Santillán y esta me llevó personalmente con la diputada federal Hilda Anderson, a quien le platiqué el problema y me dio una tarjeta personal dirigida al sub procurador de la PGR de apellidos Porte Petit, quien de inmediato y en mi presencia le llamó la atención al jefe de los Ministerios Públicos de esa dependencia a nivel nacional, para acabar de inmediato con el problema.
Cuando yo retorné esa semana a Campeche los familiares de los encarcelados me fueron a ver a mi domicilio a darme las gracias y lo único de esta trama que no olvido es la traición de un ex gobernador al que debí dejar que el poder de ”El negro” lo pusiera de patitas en la calle.
La próxima semana continuarán anécdotas de Guillermo Novelo Fierros sobre las traiciones de Fernando Solís Patrón “Chanquilón”, de Juan José Pérez Palma y de Manuel Flores Hernández. Y dentro de dos semanas la verdad de la elección para gobernador del Estado en el año de 1997 que será para muchos ¡sorprendente!
NOTARIAS HEREDADAS
En los últimos meses del sexenio de las piedras, como ya se ha vuelto costumbre el gobernador en turno dejó protegidos a sus abogados incondicionales. En esta ocasión Jorge Carlos Hurtado Valdez, refrendó a titulares al frente de cinco notarias, a licenciados en derecho cercanos a él. Como si en Campeche hicieran falta fedatarios públicos. Hay un límite que señala la ley y que se ha violado sistemáticamente en aras de la amistad.
En un primer caso destaca el hecho de que el hermano que nunca tuvo pidió licencia par contender por la alcaldía de Campeche, Carlos Felipe Ortega Rubio, y para ese caso preparó toda una trama para otorgarle a su hijo Carlos Felipe Ortega Pérez el Fiat y dejar en sus manos la notaría que un día estuvo a cargo de Agustín Ortega Márquez. Incluso esto originó hasta un decreto en el DOF. Lo triste del caso es que “el hermano” nunca ganó el proceso electoral.
Un caso parecido se dio con el hijo de Humberto Castro Buenfil, para que su hijo se convirtiera en Notario, pagando así los favores de su paso por el Congreso del Estado.
Además Hurtado Valdez avaló que, al menos en dos casos, las notarías pasaran de un familiar a otro, como si se tratara de una heredad. Tal es el caso de Dolores Lanz Ortiz (hermana de la rectora de la Universidad Autónoma de Campeche), Amparo Cabañas García y Mónica Rodríguez Castillo (hija de José Rodríguez Rodríguez, titular del Instituto Estatal del Transporte).
Donde le falló el cálculo fue con Pedro Góngora Guerrero, (ex secretario del Ayuntamiento a cargo de Oznerol Pacheco Castro), quien pese a asistir al seminario para Notarios que se dio en la UAC, fue reprobado al presentar el examen.
Desafortunadamente, quien tenía a su cargo este proceso fue el hoy director de la Fundación Pablo García, Ricardo Medina Farfán, que preparó todo el paquete incluido el silencio para expedir la convocatoria respectiva. Se olvidó tanto el ex secretario de Gobierno como el propio gobernador Hurtado Valdez que las notarias no son heredadas. Que el notario tiene una función que debe cumplir, que es la seguridad jurídica, y esta se logra cumpliendo con la norma, y si se cumple con la norma no importa si son familiares, cosa que no ocurrió con los casos señalados.
Y sí, hay quienes cumplieron con la ley y recibieron su derecho al Fiat, como son los casos de los abogados Luciano Fuentes Tzec, Javier Iván Huitz Acevedo, Martha Elena Alfaro Espadas y Juan Manuel Alfaro Espadas.
No es posible contestar porqué se nombró a fulano y zotano, solo es posible responder que, primero, son abogados, la ley establece que sean profesionales del Derecho; segundo, no deben tener antecedentes penales, y tercero, haber cursado el curso (valga la redundancia) de aspirantes a notarios.
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