CAMBIO DE IMAGEN
Recién comenzado el Siglo XX la ciudad de Campeche presentaba una imagen de incuria, desidia y abandono, lejos, muy lejos estaba la idea de vender al mundo, al turismo nuestra ciudad amurallada, como museo y hoy Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Nadie pensaba siquiera que la Puerta de Mar, esa salida que había sido derribada por Fernando Lapham, aduciendo que era para que el aire de la brisa marina aliviara los calores del verano, sobre todo para las casas de abolengo habitadas por criollos de las calles 10 y 12.
Nunca se pensó que el visionario gobernador Alberto Trueba Urbina levantara de nuevo la Puerta de Mar, para recobrar en algo ese histórico sitio. Fue muy criticado, al igual que cuando reconstruyó el baluarte de Santiago de Compostela, y que sus detractores llamaron “el baluarte de San Lucas”, porque así le decía uno de sus enemigos políticos al que Trueba bautizó como “el doctor chaqueta” (Miguel Angel Medina Maldonado) hoy recientemente reconocido por un gobernador priista y siempre hecho a un lado por los panistas.
Se puede hablar mal del automóvil, pero es imposible prescindir de él. El problema no tiene solución. Hoy, se derriban sitios históricos para darle paso a calles y avenidas, obras viales en un vano intento de volver fluido el tránsito. Pero al poco tiempo todo queda congestionado de automotores entre ellos las motocicletas con las que ha inundado el país Ricardo Salinas Pliego.
Cuando el padre del Centro Histórico, Eugenio Echeverría Castellot, inició la obra de drenaje y desaparición de los postes de energía eléctrica y teléfonos, nadie pensó que al paso de los años Campeche sería declarado Ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, por la UNESCO, organismo de la Organización de las Naciones Unidas.
Las obras emprendidas por el gobernador Echeverría fueron sumamente molestosas y peligrosas para los campechanos en general. No existían los comercios fuera del Recinto Histórico y toda la vida económica tenía lugar en esas manzanas que corren de norte a sur y de este a oeste.
Mi suegro tenía una tintorería en la calle 10 entre la 49 y 51 donde fue excavado un canal de más de cinco metros de altura y tres de ancho y que llegaba hasta la esquina de la catedral. Para llegar a su negocio tenía que atravesar en delgadas tablas que los constructores ponían para el paso peatonal. No pocas personas sufrieron accidentes y conozco dos casos en que ancianos perdieron la vida al caer en esos fosos. ¿Qué hubo perjuicios? Indudablemente. Pero los campechanos pensaron que esa obra era para mejorar la imagen de Campeche, como al paso del tiempo lo estamos viendo. Los trabajos duraron más de tres años y no pocos comercios cerraron sus puertas debido a la falta de clientes que no querían correr el riesgo de un accidente.
Durante el trienio del actual gobernador como alcalde de Campeche se consensuó la demolición del parque de San Román y la construcción de un nuevo parque acorde a la arquitectura colonial como existía en el siglo XIX. Los vecinos (entre los que se encontraba su servidor), sufrimos durante cerca de siete meses: polvo a todas horas, ruido de maquinaria pesada, oscuridad por las noches y otras muchas incomodidades, pero estábamos convencidos de que todo cambio trae sus inconvenientes. Hoy, es uno de los más bellos parques de la ciudad y los recuerdos suenan más como anécdota que de reclamos.
Durante el trienio de Fernando Eutimio Ortega Bernés se creó El Consejo Consultivo de Participación Ciudadana Municipal, órgano que tenía como labor buscar el consenso ciudadano en cada obra que se emprendiera, logrando que fuera bien recibida por la ciudadanía. Las obras emprendidas tuvieron todas consenso.
He leído con interés y preocupación a través de los medios de comunicación el desarrollo de un tema que hoy preocupa a muchos, en especial a un fuerte sector de los habitantes de esta ciudad capital, la conversión de la calle 59 en peatonal.
Nadie puede estar contra el progreso y mucho menos de tener una infraestructura más sólida y buscar el embellecimiento de nuestro hábitat. Es la falta de ésta lo que causa molestia e indignación en más de un ciudadano.
Los campechanos son los primeros que deben ser tomados en cuenta cuando las decisiones de una autoridad tendrá repercusiones de diferente naturaleza en su vida o en su entorno.
Todo político dice en sus días de campaña que “se escuchará al pueblo”. Se hará citas sobre el referéndum, el plebiscito o la iniciativa popular, muchas veces sin tomar en cuenta que en Campeche no hay una figura de ley para que esa consulta ciudadana pueda afectar la toma de decisiones públicas y la resolución de problemas de interés general.
El alcalde ha mencionado que si no se hace la obra los recursos del Fonca se tendrán que regresar a la federación. Nada de eso ocurriría si se actuara en apego a políticas públicas.
Que esta lección no se repita una vez más, están todavía a dos años de emplear la consulta ciudadana, un derecho que los campechanos merecemos.
Hoy, una obra que realmente necesita el Centro Histórico como es la peatonalización de la calle 59 está siendo golpeada por gente que desconoce o no quiere reconocer los beneficios ulteriores. Los detractores como es el caso de la Lonchería Valich (sabrosos tacos y tortas) es uno de los más reticentes, pero carecen de sustento sus argumentos.
Otro como un químico que vive en esa calle aduce que dónde se van a estacionar los 200 vehículos que diariamente ocupan el tramo entre la Puerta de Mar y la Puerta de Tierra (yo dudo de ese número porque solamente son cinco cuadras y salvo que se trate de volchos o vehículos de esas dimensiones no entra ese número de automotores.
Las quejas señalan que: ¿a quién le habrán consultado para hacer esta cosa (sic)? ¿y el diputado del Primer Distrito? ¿cuántos turistas saldrán “beneficiados” en esta ingeniosa obra? ¿qué va a pasar con la carga/descarga de mercancías e insumos que compran o venden los negocios? ¿cómo le van a hacer los vecinos para recibir surtido de gas (y los tanques estacionarios), agua purificada y trasladar a sus familiares de la tercera edad? ¡dónde se van a estacionar los vecinos de esa calle? ¿cómo le van a hacer cuando se requiera la limpieza de una fosa séptica, bajar materiales de construcción y sacar escombros (asunto muy común en esa zona)? ¿de qué forma se va a reducir o eliminar el número de vehículos que circulan por la calle 59 en forma normal? ¿no debería estar listo el reglamento de tráfico específico para la 59 antes de concluir la obra?
Y estas son apenas algunas quejas ciudadanas que han salido para evitar la obra peatonal de la 59. Aducen que habrá caos vehicular (este existe desde hace varios años) pero no sugieren a las autoridades la creación de estacionamientos de varios pisos en decenas de casas del Recinto Histórico que sólo son fachadas coloniales, porque en realidad son cascarones de casas con ausencia de techos, caídos por factores diversos entre ellos la antigüedad, la humedad y la falta de mantenimiento.
Algunos vecinos que por supuesto no son 25 aunque tampoco cinco incluidos Candelario el de Lonchería Valich y el químico Ojeda, así como algunos otros, aducen que no conocen el proyecto y que habiéndolo pedido al Ayuntamiento no les fue proporcionado. Por su parte el INAH mete su rasposa cuchara y supuestamente declara que la obra no tiene permiso para cerrar al libre tránsito vehicular la citada calle y en caso de hacerlo (ser o no ser, señora directora) tendrían que dejar una bahía a quienes tienen que estacionar su vehículo.
Finalmente, los vecinos inconformes reclaman que jamás ha existido un consenso como afirma el ayuntamiento en la justificación del proyecto (en fin señores vecinos, ¿conocen o no conocen el proyecto?) presentado al Fondo para la Cultura y las Artes (Fonca), origen de los recursos federales con que se financiará la obra peatonal de la calle 59.
Todo lo anterior nos lleva a que parte de la inconformidad de algunos ciudadanos se debe a la falta de trabajo del Consejo Consultivo de Participación Ciudadana Municipal, grupo de membrete en esta administración municipal, cuyos miembros están más por amiguismo e influyentismo que por conocimiento y trabajo efectivo. Para acabar pronto, el presidente de este grupo es un venerable anciano de más de 80 y pico de años y ya no está para esos trotes de golpear casa por casa y platicar con los vecinos buscando el consenso a tan discutida obra.
Lo cierto es que en otros sitios de México las calles peatonales son un éxito, pero en Campeche es una barahúnda y auténtica torre de Babel. El tiempo al que ese muchachito Carlos Ernesto Rosado Ruelas, ha apresurado para no perder los recursos federales del Fonca, busca revitalizar el corredor turístico y cultural de esa importante arteria, así como de otras calles como la 8 y 10 entre las calles 49 y 61.
Algunos amigos a los que he consultado me preguntaron quién está detrás de los pocos vecinos y comerciantes que incluso pagaron las mantas exhibidas desde semanas atrás. Es muy sencillo, ¿quién busca ser candidato a alcalde del Municipio de Campeche? ¿quién ha descuidado su distrito para dedicarse a perseguir a Ruelas en cuanta obra se proyecte? ¿quién paga los gastos de oposición incluidas mantas?
Como todo cambio que ha propuesto el hijo de mi amigo Ernesto, deja al descubierto las intenciones de cierto grupo que más adelante habremos de señalar con nombres y apellidos, para desacreditar las acciones de beneficio para la ciudadanía y en general para mejorar la imagen de nuestro Recinto Histórico.
Los campechanos tenemos que salir de nuestras murallas mentales de esas que nos han inmovilizado y encasillado. Hay que ver hacia adelante, que cada obra si está bien intencionada y no “chan obra” (FEOB, dixit) debe tener el apoyo ciudadano, venga de donde vengan los recursos, no estamos para ser melindrosos en ese aspecto.
Intermedio
EMULOS DE LA CIA
Hay múltiples problemas generados por la lucha entre grupos en una dependencia gubernamental. No es posible que José Luis Vera López, se haya convertido en una piedra en el zapato de su propio jefe, donde incluso los teléfonos están intervenidos y no entra ni sale nadie, incluidos los empleados sin antes ser revisados minuciosamente.
Hay momentos en que la desesperación alumbra la torpeza y todo indica que esta bomba más temprano que tarde va a estallar, lanzando metralla hacia todos los ángulos.
Me fue comentado el caso de una trabajadora con 27 años de servicio que tuvo la dignidad de presentar su renuncia ante las amenazas que Vera López ha venido ejerciendo, llegando al extremo de arrebatarle un folder que aquella llevaba en su salida del trabajo, pensando (cree el ladrón que todos son de su condición) que llevaba documentos confidenciales que pondrían al descubierto muchas cosas. No fue así, sólo se trataba de catálogos de venta de zapatos que la trabajadora utilizaba de muestra para vender en sus ratos de descanso a compañeras de esa oficina.
Preocupa que mientras el gobernador, su esposa y secretarios de gabinete les faltan horas para atender los problemas de Campeche, hay algunos a los que estos ejemplos de entrega les son ajenos.
Es tiempo de recordar que “no hay peor enemigo que aquel que trabaja con uno mismo”.
Continuamos…
UNA MACRO COCHERA
Actualmente, conseguir estacionamiento en las calles de nuestro Recinto Histórico se ha convertido en un serio problema, el aumento del parque vehicular ha rebasado con mucho la capacidad del espacio disponible, ya que las cocheras son escasas y limitadas en espacio, aunado a la campechana costumbre de querer estacionarse a las puertas del sitio al que se acude para realizar alguna actividad, llámese comercial, administrativa u otro servicio.
Es notorio observar las reacciones de los conductores para conseguir lugar donde acomodar sus automotores para poder realizar que los mueve ir al “centro”. Es común ver violar la ley al encontrar vehículos estacionados en raya amarilla, obstruyendo espacios de personas de capacidades diferentes, bloqueando espacios peatonales y limitando la visibilidad en los cruzamientos, lo que ha provocado numerosos accidentes, también bloqueando salidas de estacionamientos privados y públicos, además de colocarse en doble fila con luces intermitentes a vista y paciencia de elementos de vialidad.
Este actuar consuetudinario se combate en forma tibia, tratando de educar a los conductores, pero “gallina que como pico…”
Uno de los graves problemas de lunes a viernes en ese centro histórico lo ocasionan la clase burocrática de los tres niveles, porque se estacionan en sitios específicos y allí duran toda la jornada de trabajo. Muchos bancos y su clientela ocasionan embotellamientos sobre todo los fines y principios de cada mes en donde es común las dobles filas y ocasionando un tráfico lento y a veces paralizado por embotellamientos.
San Luis Potosí, al igual que Campeche cuenta con una zona colonial e histórica, pero los potosinos resolvieron hace mucho la problemática del tráfico vehicular. Por primera de cuentas a los residentes (los que habitan o moran en el sitio) los exentaron del pago correspondiente a los parquímetros instalados, por medio de una calcomanía, previa comprobación de su condición habitacional.
El parquímetro arroja un beneficio que podría servir para mantenimiento de los mismos y si se considera que por regla general funciona por horas podría persuadir a los cómodos burócratas a que caminen y eviten la obesidad que nos agobia.
Implantar parquímetros traería como consecuencia que las áreas alrededor del “centro” –ya de por si congestionadas- presenten problemas similares, por lo que se deberán establecer reglamentos de carácter municipal para obligar a los poseedores de espacios baldíos –por razones de interés público- los habiliten como estacionamientos o se los renten al Municipio de Campeche o a particulares interesados en operarlos, estimulándolos con algún tipo de descuento o exención de sus obligaciones prediales.
Va un botón de muestra. A un costado del Palacio Federal; junto a la tienda de autoservicio Sam´s Club; frente al baluarte San Carlos; junto al Centro de Convenciones que sólo se usa para eventos y que podría ser cuando esté libre; junto a los cines Hollywood ; a un costado de la agencia Ford y la misma Concha Acústica cuando no tenga eventos. En todos los casos el estacionamiento no será gratis, porque los recursos servirían para el personal de control y evitar que éstos condicionen el estacionamiento al lavado o gamuseado de los vehículos. En todos estos sitios podrían albergarse en conjunto cerca de mil automotores que aliviarían la carga vehicular en el “centro”.
Vencer la resistencia y adaptarse al cambio parece ser una idiosincrasia de los campechanos, sobre todo que les pegaría en el bolsillo, los obligaría a caminar un poco más o a usar el pésimo transporte público. El impacto político que pudiera suscitarse al implantarse estas medidas serían un buen termómetro para medir a las autoridades si buscan el cambio o sólo son de dientes para afuera.
UNA ENCUESTA DE MATATENA
Como entretenimiento es bueno, como lista es interesante, como nombres me suenan a suspicacia, pero como realidad es diametralmente diferente a lo que se busca.
Me refiero a un listado de tres decenas de campechanos que dice una persona bienintencionada en divertirse y hacerse notorio. Suena como entrar a las redes sociales y emitir una opinión cualquiera que esta sea. Puede ser comentado o pasar inadvertido o simplemente suscitar cierta polémica muy al estilo de nuestras abuelas que se sentaban a principios del siglo pasado en las puertas de sus domicilios a desmenuzar honras o despellejar a ciertas personas. Duraba tanto como la plática y al día siguiente nuevo tema y así sucesivamente.
La clasificación no refleja tanto la influencia o acceso a los círculos del poder que buscan tener sus integrantes, sino el peso que podían ejercer en los foros de opinión pública y que se refleje en sus ingresos. No sabemos si por ejemplo un compañero de canal ha declarado sus ingresos para ser considerado como el más exitoso y el mejor pagado. En eso basan por ejemplo los norteamericanos su influencia real, siendo asistidos por la circulación, el raiting, etc.
Y lo digo porque no es posible medir el nivel de influencia como se puede medir con un anemómetro el aire o con un termómetro el calor. La citada lista no guarda relación con las personas o familias más acaudaladas del estado, las más poderosas políticamente hablando y las de mayor influencia en medios de comunicación.
Muchos de los nombres en realidad no tienen capacidad para determinar o alterar la forma de pensar o actuar de los campechanos.
¿Cómo explicar la heterogénea mezcla? En principio no existe metodología basada en alguna dimensión. El número de 30 se me hace excesivo, sólo podría ser superado si decimos que cada hogar campechano tiene un líder (padre o madre) con suficiente poder para mandar e influir en cada miembro de la familia.
La subjetividad y falta de rigor permean todo el proceso que comienza siendo fríamente estadístico y acaba decidiéndose por acomodar a las tres decenas en orden alfabético…pero por nombres y no apellidos. De hacerse esto último como indican los cánones quedaría por ejemplo en primer lugar un cronista que carece de poder político, económico y social y nadie sabe adónde puede estar su influencia.
De ser así llegaríamos a la conclusión de que a Campeche lo representan un cronista, un empresario acaudalado con fortuna en Miami, un alto empleado de Pemex en Ciudad del Carmen y un ex gobernador con poca actividad política. Nada más maniqueo que eso.
Son obvias las lagunas metodológicas y pervive la sensación que en realidad el verdadero poder es el del actual gobernador, que mueve la economía desde la política y aun los empresarios necesitan de él. Esa persona si puede anular el trabajo de la mayoría de los 29 restantes, porque una economía como la campechana gira en torno al palacio de gobierno.
Los empresarios pujantes, las empresas sólidas, los campechanos con proyección nacional e internacional, los científicos y académicos existen pero en un universo donde el sistema planetario gira alrededor de poderes mayores sin los cuales no hay negocio que prospere.
El listado nos da una mala espina y suena por momentos a “chanchullo”, porque al cronista y al locutor “changritón” muy pocos los tienen en cuenta, da la impresión que el émulo de Roy Campos se los sacó de la bolsa para maquillar una representación diferente.
¿Se buscaba de tener más ricos en la lista? Porque no son todos los que están, ni están todos los que son. Un botón de muestra Ramón Espínola Toraya, empresario constructor y rico terrateniente, con influencia económica en Campeche, Carmen y Champotón; Raúl Armando Uribe, empresario pesquero champotonero y Jorge Rosiñol Abreu, empresario ganadero y ex político. Esto haría más difícil una evaluación, pero le daría un cariz más cierto y no dejarlo como listado “light”, donde aparentemente hay poderosos y los demás son masa inerte.
Pero la lista podría aumentar notablemente. Van otros botones. Víctor Kidnie de la Cruz, líder petrolero y político; Sonia Jaqueline Cuevas Kantún, lideresa cenecista con fuerte poder en el Camino Real; Juan Carlos del Río González, empresario y político; Jorge Nordhausen González, empresario y político; Luis garcía Santinelli, empresario carmelita, etc.,etc., etc.
La verdadera lista podría ser esta:
· Fernando Eutimio Ortega Bernés, el verdadero timón del poder político en Campeche por los próximos cinco años. Tiene la última palabra en asuntos del Estado.
· Manuel Carlos Mouriño Atanes, el mayor empresario con recursos en millones de euros y decenas de empresas en Europa y México. Mientras Felipe Calderón esté en el Poder Ejecutivo federal, su influencia política dentro del panismo local es determinante.
· El binomio Castillo-Arceo encarnan los poderes mediáticos con liderazgo en televisión estatal el primero y prensa escrita y radio el segundo.
· El obispo Ramón Castro Castro, líder estatal de la religión católica que incluye al 40 por ciento de los cerca de 700 mil habitantes del Estado.
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