LO QUE EL VIENTO SE LLEVO
El pasado 4 de julio deja muchas lecciones a los partidos políticos y a quienes habían pensado que todo seguiría igual. Ciertamente, hubo en algunos estados un abstencionismo del orden del 60 por ciento y una compra de votos que rompió cifras y alteró para lo que resta del año las finanzas no sólo de los 14 estados donde hubo elecciones sino en el gobierno federal y las restantes entidades federativas que “aportaron” para el fondo de su victoria, Pero del plato a la boca…
Ni el PRI regresó triunfal al poder regional, ni la coalición de PAN-PRD-PT-CONVERGENCIA, ni mucho menos el crimen organizado logró secuestrar a la democracia. Porque pese a las amenazas –habían razones de por medio como el asesinato de Rodolfo Torre Cantú—los mexicanos acudieron a las urnas y no parecen ya dispuestos a que un solo partido gobierne México nunca más, ni que a una sola maquinaria, por muy engrasada y afinada que esté controle la vida de los mexicanos.
Hay muchas lecciones, entre ellas el que la efectividad del pragmatismo político expresado en las alianzas, la pertenencia de la privatización de los PREP y el poder real de convocatoria y la movilización de los partidos, pero sobre todo, la voluntad de los ciudadanos de, pese a todo, apostar por la democracia, por un candidato y no por un partido.
Nueve de 12 gobiernos estatales quedaron en manos del PRI y eso pareciera que fue una victoria, pero no, ganó Aguascalientes y Tlaxcala quitándoselas al PAN, venció en Zacatecas, derrotando al PRD y sacó fuerzas de la debacle en Tamaulipas, donde en menos de una semana cambió de candidato, venciendo con un margen del dos por uno.
Lo más sorprendente del caso fue que ni las más prestigiadas empresas de sondeo de opinión lograron acertar en los resultados que comenzaron a fluir luego del cierre de casillas a las seis de la tarde. A esas horas se inició la verdadera cara del proceso y los priistas se fueron para atrás al ir viendo paso a paso, la forma cómo dos de sus bastiones, Puebla y Oaxaca, en pugna, caían inobjetablemente en manos de la coalición, frenando lo que se consideraba –hasta entonces- “la marcha de Zacatecas” de Enrique Peña Nieto, que con este resultado y el de Sinaloa se le complica su posición para el 2011 ante su propia sucesión, frenando lo que se consideraba imparable y dejando incierto el panorama para el regreso del PRI a la Presidencia de la República en el 2012.
El PRI puede decirse que perdió porque luego del 4 de julio pasado sólo gobierna al 51 por ciento de los mexicanos. La derrota de Oaxaca, Puebla y Sinaloa, pese a la victoria en Aguascalientes, Tlaxcala y Zacatecas lo hace perder más de ocho millones de mexicanos que quedaron en manos de la coalición (DIA). Lo también significativo es que el presupuesto de la entidades mencionadas en que ganó suma 58 mil millones de pesos contra los 117 mil millones de pesos ya en manos de gobiernos de la coalición derecha-izquierda. Y si consideramos que todo sale –en materia de elecciones- de la misma bolsa, entonces se tendrá menos dinero para el 2012, contra un gobierno federal que venderá su alma al diablo antes que perder el poder.
El mensaje de las urnas deja claro que la democracia mexicana está sitiada por varios riesgos: un grupo de partidos que buscan a costa de todo el poder; un crimen organizado que va contra todos y una crisis económica como no había existido en 70 años, pero por sobre todo la democracia está viva, participativa y con un pulso abierto. La decisión de los pobres que habitan en las zonas urbano-marginadas también fue determinante para la derrota del PRI. Pese a la persistencia de factores como la coacción y la compra del voto, el reciente proceso demostró que la preferencia electoral de los menos favorecidos ya no es patrimonio exclusivo de los partidos. Ahora están votando en forma sumamente diferenciada, selectiva y con el factor primario de un candidato de su preferencia. Ya nunca más las imposiciones.
John Kennedy, ex presidente de los EE.UU., decía que “Un error se convierte en equivocación, cuando no se intenta corregirlo”. Y ese es el motivo principal de las derrotas en varios estados. En Veracruz un ex priista hasta el 2004, funcionario de los dos gobiernos panistas, se va a tribunales a pelear un triunfo que no logró, pero no se tiene la culpa el indio… En este caso Miguel Angel Yunez ganó la candidatura panista cuando en una fiesta del ISSSTE (donde era director general), celebró su cumpleaños con una embarrada de pastel en la cara que le hizo el presidente Felipe Calderón, ante la presencia de su esposa Margarita Zavala y los medios de comunicación. Yunez fue la causa de la risa, Calderón el gracioso y finalmente el acto valió la candidatura de Veracruz, donde junto con Fidel Herrera Beltrán. Gobernador de Veracruz se dijeron de todo y exhibieron grabaciones proporcionadas por Los Pinos para demeritar al candidato tricolor, pero el pueblo veracruzano no quería saber nada de Yunez. Hoy es candidato derrotado y poco logrará en el TRIFE.
Oaxaca es el lado contrario de Veracruz. Ulises Ruiz, gobernador de esa entidad hizo de todo para convertirse en el gobernante más odiado en los últimos 30 años. Cuando lo quisieron sacar el PRI salió en su defensa y ni la Suprema Corte de Justicia de la Nación logró dejarlo fuera de la entidad. Resultado, nunca se le dio la oportunidad a Gabino Cue Monteagudo y este se salió del PRI y en esta ocasión logró lo iniciado hace seis años. Su victoria fue inobjetable.
Puebla encarna los fantasmas de Lydia Cacho y las “botellitas de cogñac” de 15 años que Kamel Naciff Borge le obsequiaba periódicamente. Curiosamente existen 42 videos-grabaciones donde el horripilante enano poblano corteja a jovencitas. Con esos ruidos ¿quién duerme? Pues el PRI que nuevamente Beatriz Paredes Rangel, presidenta del tricolor quien no hizo absolutamente nada para cambiar esa imagen que dejó como saldo un segundo bastión perdido.
Pero no hay tampoco ganadores, porque el engendro llamado coalición DIA no tiene ni pies ni cabeza, es un puchero de ideologías que terminará siendo una torre de Babel. Varios son los denominadores comunes de las victorias y de las derrotas. Ganaron los que supieron generar un proceso interno respetuoso, sin avasallamiento ni despojo; los que compartieron con otras corrientes políticas las candidaturas a las alcaldías, internamente como el PRI en Chihuahua y Aguascalientes; en las alianzas, con el partido mejor posicionado, como en Benito Juárez, Cancún, Quintana Roo.
Perdieron quienes se empecinaron en imponer una candidatura, a costa de la unidad partidista. En este espacio vamos a recordar en los 12 años del califato, cacicazgo o prebostazgo el caso de la alcaldía de la capital de Campeche, donde el ex gobernador Jorge Carlos Hurtado Valdez, se mostró reticente a dar el visto bueno a otra candidatura que no fuera la de Carlos Felipe Ortega Rubio, cuando existían dos candidatos mejores, entre ellos una mujer.
Los gobernantes de los partidos en el poder en las entidades en juego mostraron conductas de excesos y dispendio, de dinero y de poder; aquellos que creyeron en el triunfo inobjetable, minimizaron al adversario y lo menospreciaron. Pero nunca consideraron que los ciudadanos demostraron que están muy por encima de sus políticos e hicieron suyo el poder del voto para cambiar lo que puede considerarse el principio del fin de la “democracia dirigida”.
Nos queda como conclusión que el comportamiento electoral de los votantes el pasado domingo 4 de julio es algo que no se había visto en la naciente democracia mexicana. Por un lado, el sufragio del cambio que hizo que la coalición llegara al poder en tres estados mediante unos comicios transparentes, aunque quizá no con la participación que se esperaba; sin embargo, se puede calificar dicho proceso como satisfactorio.
En cuanto al voto diferenciado, el elector no le otorgó todo el poder a un partido político o alianza, por el contrario, se puede hablar en estos momentos que la población realizó el voto inteligente que se practica en países desarrollados. Por último, es necesario resaltar que las zonas pobres, marginadas, rurales o indígenas ya no son exclusivas de un solo partido político. Como muestra se encuentra el avance del PAN en estas regiones. Para los siguientes procesos que serán en el 2011 estará muy latente el voto de castigo para el partido que gobierne y lo haga mal.
La breve lectura de este proceso nos deja claro también que la izquierda que representa el PRD está más que dividida. Pero una alianza de circunstancias entre PAN, PRD, PT, Convergencia es prácticamente imposible porque existe una enemistad ideológica irreconciliable, lo que augura que es difícil la repetición con miras al 2012; sin embargo en esta ocasión consiguió frenar la marcha imparable que traía el PRI, primera fuerza parlamentaria del país y que es innegable que acabó con el dominio que por generaciones el PRI había tenido en Oaxaca, Puebla y Sinaloa. Es una tragedia griega que no acaba de comprender Beatriz Paredes Rangel y toda la cúpula de su partido.
Jaque al descubierto.
IMPROCEDENTE RECLAMO
Ahora resulta que los ejidatarios de Chiná demandan el pago de 88 millones de pesos, por abastecimiento de agua a la capital del Estado, regresando a un viejo litigio que exige al gobierno municipal “los pagos de más de 80 años por el uso de esas tierras ejidales.
Este viejo litigio ha existido por obra y gracia de gente sin escrúpulos que desde hace más de medio siglo han hecho creer a los campesinos del poblado de Chiná, que el gobierno debe de pagar por el agua que consume y que es extraída en el subsuelo ciertamente ejidal.
En los anales históricos del asunto del agua potable hay un dato interesante. Resulta que durante el cuatrienio de Héctor Pérez Martínez, el gobernante se aventó la puntada de irse hasta Calakmul en donde por cierto no existía carretera, sino brechas en un “Fordcito” modelo 1920 junto con su chofer y dos acompañantes. El motivo fue perforar el primer pozo de agua. Ahí comenzó a saberse la escasez del líquido en esa tierra. También inició los primeros estudios del acuífero de Chiná.
El actual problema tiene visos de burla y tragedia porque los campesinos, algunos de ellos vivillos que buscan salir de pobres de la noche a la mañana, tal vez no recuerdan que este caso data de la época del ex gobernador Eduardo Lavalle Urbina (1943-1949) quien realizó la perforación de los pozos y comenzó la infraestructura. Luego esa obra le fue heredada a su sucesor Manuel José López Hernández (1949-1955), pero ni uno ni otro lograron que esa agua fuera potable, es decir apta para ser tomada y sin la cloración que toda agua necesita para no causar daño al organismo.
Sin embargo, Lavalle Urbina, había importado el equipo de bombeo directamente de Alemania y para la colocación de los filtros se carecía de técnicos, por lo que el equipo estuvo varios años sin uso. Al llegar “Maistrín”, apelativo de López Hernández, lo primero que le habían solicitado en su campaña política era precisamente el servicio de agua potable, por lo que aligeró los trabajos para echar a andar el sistema hidráulico.
Antes de tener el agua en las tuberías, que seguía sin ser potable, el campechano de la capital se abastecía de pozos artesianos y tomaba agua de los grandes aljibes que existían en la ciudad. Muchos recuerdan a la dama María Luisa Ferrer y a su esposo Armandito, quienes a través de una extensa red de aguadores, esos singulares personajes de nuestra ciudad que se extinguieron, distribuía en decenas de macrobarriles de madera el líquido a domicilio a través de “medidas” de 20 litros. Todavía en la década de los 60s habían algunos aguadores. La señora Ferrer tenía en sus propiedades tres enormes aljibes de más de mil 500 pipas cada uno: el primero donde se encuentra hoy la Asesoría Jurídica del Estado; otro ubicado en la actual casa de artesanías Tukulná, y el tercero frente al Instituto Campechano en la calle 12 entre 63 y 65. Además, habían otros grandes aljibes que eran propiedad del Lic. Cristóbal Dorantes Virgilio y de Isidoro Buenfil Martínez. De esa forma se apagaba la sed de los habitantes de nuestra ciudad que por cierto no pasaba de 60 mil habitantes. Se decía que solo los ricos toman agua de lluvia, porque los pobres se tienen que conformar con la de pozo. El único problema era que si las lluvias no caían a tiempo el precio del agua subía considerablemente. No fue sino hasta la década de los 70s cuando Salubridad obligó a supervisar los aljibes y a todo aguador colocarle un letrero que decía: “Hierva esta agua antes de tomarla”.
En esa época también Mérida, Yuc., peleaba al gobierno federal de Gustavo Díaz Ordaz, la necesidad de un sistema de agua potable, porque la que tenían en uso era “un caldo de microbios”. Campeche recibió el beneficio de esa petición y le fue otorgado recursos que aunque limitados sirvieron para continuar la obra potabilizadora. Era el tiempo en que se puso de moda en la Secretaría de Salubridad y Asistencia el combate a las enfermedades de origen hídrico.
Alberto Trueba Urbina (1955-1961) al llegar al gobierno inicia la tarea de adelgazar el agua y tratar de potabilizarla, introdujo los medidores domiciliarios que pronto se sulfataron por la gran cantidad de sales que contenía el agua y el pueblo bautizó y le puso nombre a las siglas de SSA como “siempre sin agua”. Ese gobierno nombra la primera Junta Administradora del Sistema de Agua Potable y queda a la cabeza Alfredo Alcalá Campos, pero termina su sexenio y la hoy San Francisco de Campeche continuaba sin agua potable.
No fue sino hasta el sexenio de José Ortiz Avila (1961-1967) cuando se inicia propiamente la potabilización del agua desde los grandes pozos de Chiná. Cabe hacer notar que durante este sexenio y conociendo el carácter atrabiliario del militar ni un solo campesino de Chiná protestó o mencionó cobro alguno por ese “derecho”.
Y es que las protestas propiamente dichas iniciaron en el sexenio de Trueba Urbina, siendo alcalde de la ciudad Leovigildo Gómez Hernández. En ese tiempo grupos de izquierda incitaron a los ejidatarios para cobrar por el uso de agua. Esa vez fue el primer alboroto social y que inició Juan de la Cabada, quien encontró caldo de cultivo para sus intereses políticos y se alió con el casi extinto Partido Socialista del Sureste a cuya cabeza se encontraba Fernando Enrique Angli Lara, Ramón Félix Flores, Angel Castillo Lanz, Benjamín Romero Esquivel, etc., comunistas de hueso colorado al igual que De la Cabada. Se dice que de esa forma se cobraron viejas rencillas con “Viluch” y Trueba Urbina.
Pero no fue sino María Lavalle Urbina, quien a instancias de Trueba (por cierto sin parentesco), desactiva el problema de la protesta de los ejidatarios de Chiná.
Según juristas consultados este asunto murió hace muchos años desde el punto de vista de indemnización, porque el Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización, había emitido un dictamen en el que señalaba que no existía responsabilidad por parte del Ayuntamiento de Campeche para indemnizar a los ejidatarios, es decir “no había propiedad ejidal afectada” porque el dominio del uso del subsuelo es propiedad de la Nación. Si se atienen y buscan decretos y oficios de esa época es factible encontrar esos documentos para llegar a la realidad NO HAY SOLUCION a la petición del pago de 88 millones de pesos. No existe la litis. Se aconseja de nuevo solicitar a través de la Comisión Nacional del Agua estos documentos y pedir en definitiva la prescripción de este caso.
Pero en este asunto tiene mucho que ver quien hizo de nuevo concebir falsas esperanzas a los de Chiná. Todo indica que quien se fue de la lengua fue el alcalde campechano Carlos Ernesto Rosado Ruelas, -quien sigue en campaña- y opina hasta de la inmortalidad del cangrejo. Mucha culpa de las exigencias ciudadanas proviene de falsas promesas.
Pero de que hay manos detrás de los ejidatarios de Chiná es muy claro. Esa gente no se mueve sin recursos ni da paso sin huarache. Hay maniobras políticas ridículas que por supuesto no son del estilo del gobernador Fernando Eutimio Ortega Bernés. No se percatan que lo único que están haciendo con ello es calentar un ambiente político adverso a quién el próximo mes rendirá su primer informe de gobierno.
Es increíble que los ejidatarios de Chiná quieren que les paguen hasta las tuberías que sobresalen en las bocas de los pozos. Se afirma que uno de los asesores de estos campesinos es un fulano que está ensoberbecido por haberle ganado un litigio a la Comisión Federal de Electricidad, donde les fue indemnizado ampliamente, pero en ese caso si había razón porque las torres de conducción eléctrica estaban asentadas en tierra ejidal.
El Ayuntamiento de Campeche se presume que paga a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) equis cantidad por el uso y aprovechamiento de aguas nacionales. Todos los ocho pozos fueron legalizados en trienios anteriores y sin embargo los ejidatarios persisten en que les paguen por la explotación del acuífero.
Los terrenos que ocupan los pozos no es más de 100 metros cuadrados, es decir de 10 x 10 mts., considerando equipo, motor, etc
La Ley de Aguas Nacionales dice que las aguas superficiales son propiedad del dueño del terreno y las subterráneas de la Nación. En Chiná hay ejidatarios, hay parcelas y el dueño de cada una de ellas es el que legalmente debe demandar y no el ejido como se está pretendiendo. Nuevamente el “asesor” les ha llenado de humo la cabeza, pero no les ha advertido de que al primer estúpido que se ocurra bloquear o cerrar una válvula e impedir el flujo del agua hacia la ciudad de Campeche se hará acreedor a un delito federal considerado grave y sin derecho a fianza, ya que está contemplado como de seguridad nacional.
Pero a muchos nos extraña la forma como los panistas se dan patadas bajo la mesa. Resulta que Juan Carlos Lavalle Pinzón, panista del grupo de Vigo y delegado de la Conagua en la entidad, sabe perfectamente de las penas en que incurren los ejidatarios y es su deber como panista y como responsable de esa área federal advertir a las autoridades antes de caer en problemas, pero es el caso de que da la impresión de que están dejando a Rosado Ruelas en una orfandad perversa. O será un claro “fuego amigo” de ese grupo.
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