DILEMAS DE LA COMUNICACIÓN
Odio y amor: ésa es la pareja sentimental que acompaña a todo político o política en sus encuentros con los medios de difusión. Y no es de extrañar pues esa dualidad, es la que acompaña a todo aquello con lo que se mantiene una relación de dependencia. Porque los políticos dependen de los medios para llevar a cabo una campaña exitosa o para dar a conocer su mensaje ya como servidores públicos. De ahí en adelante todo debe marchar adecuadamente. Los medios son amados cuando satisfacen la imagen que devuelven y son odiados cuando los reflejan como espejos de feria: deformes.
Prensa, radio y televisión eran en Campeche hasta hace unos cuantos años, instrumentos del Estado para garantizar la difusión de aquellos mensajes considerados como adecuados por el gobierno en turno. Los medios electrónicos, siempre bajo el riesgo de ver canceladas sus concesiones, establecieron una relación de subordinación ante el poder, la cual se fue rompiendo sólo cuando quedó claro que la credibilidad era la clave de un negocio basado en la cantidad de audiencia, y no únicamente en el establecimiento de relaciones de sumisión ante los servidores públicos responsables de vigilar los contenidos de dichos medios.
Los medios escritos vivieron durante largo tiempo la dependencia económica ante el Estado, ya sea por la vía del papel o de la publicidad, en una relación perversa que terminó por institucionalizar la corrupción periodística en distintos niveles. Paulatinamente fue quedando claro que sólo alejándose de compromisos económicos y políticos es posible crear un periodismo capaz de comprometerse con la búsqueda de información objetiva y con el análisis crítico de una realidad compleja y por lo tanto imposible de simplificar a partir de consignas surgidas desde el poder.
El proceso electoral del año pasado, en donde el dilema fue permanencia o alternancia, obligó a los medios a demostrar hasta que punto estaban dispuestos a jugársela con la idea de la legitimidad del cambio, o a ejercer su poder para impulsar los triunfos del PRI en seis municipios y del PAN en cinco de ellos, además de 21 distritos electorales para diputados locales y la verdadera joya de la corona: el Poder Ejecutivo estatal.
En este proceso muchos medios quemaron sus naves, vendiendo lo que quedaba de su alma al diablo, entregando sin condiciones aparentes todo el apoyo. La realidad es que ningún medio, ni los que fungen como líderes pueden sobrevivir sin esa condición que son los dichosos convenios. Aquellos medios que durante el proceso fueron abandonando paulatinamente sus posiciones oficialistas, en la medida en que iba quedando cada vez más clara la posibilidad de un triunfo blanquiazul en cinco municipios (incluida la capital del Estado) y el resto a los del PRI, surgió la necesidad urgente de cambiar de estrategia para no quedar excluidos de los apoyos que sin reglas escritas existen en toda la geografía nacional.
En la televisión con sus ocho canales (uno de ellos oficial) y en la radio con sus 10 radiodifusoras (tres de ellas de FM), se prendieron las luces rojas ante la necesidad de seguir como estaban antes del proceso electoral, buscando a su vez reducir la cargada a favor de todo aquello que no fueran los candidatos ganadores. Las victorias como las de la gubernatura y los dos municipios más numerosos fueron más que claras, luego de muchos años no hubo necesidad de recurrir a tribunales federales electorales. Sin embargo, quedó plenamente comprobado que las presiones acabaron por ceder por parte de los medios, para evitar jugar a la incertidumbre. Unos ganaron y otros perdieron o quedaron en stand by.
Pero quedó claro que la época de grandes presupuestos para “publicidad” está siendo muy cuestionada por la sociedad ante un organismo que nadie se imaginaba podría ser el fiel de la balanza entre medios y gobierno. La Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Estado de Campeche (COTAIPEC), creada irónicamente por el gobierno que más apoyó económicamente a los medios en general ha venido a demostrar la necesidad de que cada ciudadano tiene derecho acceder a la información pública, establecida como principio fundamental de la garantía de máxima publicidad de cualquier información con sencillez y gratuidad.
De esa manera la información generada, administrada o en posesión de los Entes Públicos se considera un bien del dominio público accesible a cualquier persona, en los términos y condiciones que establece esta ley (Art. 2 de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Estado de Campeche).
Luis Felipe Abreu Montaño, cualesquiera que hayan sido las razones para solicitar y tener la paciencia de ver resultados de su petición, pasará a la historia como el primero que desvela un secreto tan bien guardado en toda la historia de la relación medios-gobierno. A partir de entonces, ya es posible acceder a este documento público que Cotaipec describe como: “Relación pormenorizada especificando el nombre comercial de los diferentes medios de comunicación tanto electrónicos como escritos por el pago de publicidad”. Pero, no son los únicos recursos que por “publicidad” se cobraron en ese sexenio. También hay la sospecha de que en dependencias como El Congreso del Estado, El Tribunal Superior de Justicia del Estado, El Ayuntamiento de Campeche, la Secud y la Secretaría de Desarrollo Social tampoco cantan mal las rancheras. Todavía hay mucha tela de donde cortar.
Transitar de la información pública ya fuera de secreto de Estado, al libre flujo de datos y hechos que conforman la realidad estatal, demanda un cambio cualitativo en el concepto de comunicación que incluye una nueva relación con los medios basada tanto en el suministro adecuado de información desde el gobierno, como en la independencia de aquellos ante el Estado, asumiendo plena responsabilidad por los mensajes emitidos. Esta nueva Ley de Transparencia tarde que temprano y más temprano que tarde vendrá a poner a cada quien en su lugar, para acabar con la impunidad con la que actuaban gobierno y medios, quienes sin límite alguno podían, e incluso siguen haciéndolo, distorsionar la realidad así como atacar sin defensa alguna a ciudadanos que carecen de escudo para enfrentar la fuerza del Estado y su irresponsable difusión en los medios.
Por razones que este columnista guarda para otra ocasión, el trabajo de discernir una copia del listado señalado líneas arriba deja un sabor amargo de boca, ya que “los números, más allá de los hechos” ponen en la mira toda una realidad: el dispendio y el abuso en un lugar como Campeche, donde los recursos son escatimados por el gobierno federal y los pocos bien podrían servir para programas sociales de mayor trascendencia, más aún si consideramos que los criterios empleados para otorgar esa “publicidad” no fueron dados a conocer. Asimismo, se hizo caso omiso a la circulación del medio que sin ser líder obtuvo mayores recursos que quien encabezó (tampoco sin certificación de ejemplares vendidos diariamente) el liderazgo estatal.
Curiosamente el medio al que me refiero fue el que levantó y falseó encuestas de opinión en torno al proceso electoral, favoreciendo a uno de los precandidatos del PRI a la gubernatura del Estado. Lo anterior, en detrimento de quién a la postre había demostrado tener la capacidad de salir avante de un proceso electoral y quien contaba con el apoyo mayoritario de la población, como lo fue finalmente el hoy gobernador Fernando Eutimio Ortega Bernés.
Los activos de este periódico no superan la cantidad recibida en el sexenio. No obstante a sus empleados al parecer no les otorgó reparto de utilidades en el año en que mayores recursos obtuvo del gobierno del Estado.
Con este diagnóstico se va aclarando un poco como funciona la Ley de Transparencia, lo que viene a ser un parteaguas como herramienta de acceso a la información pública, lo que en palabras de Rogelio Hoil Canul, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, señaló que “el buen uso de la información que se solicite a la Cotaipec, asegurará que muchos ciudadanos dejen de utilizarla con fines de lucro o de extorsión”.
Jaque al descubierto
UNA BODA ENTRE ACUERDOS
Ayer, en la ciudad de Torreón, Coahuila, feudo de Humberto Moreira Valdés, Alejandro Moreno Cárdenas, senador, presidente del CDE del PRI en Campeche y aspirante a todo lo que signifique lana y poder, se echó –al fin- la soga al cuello al unirse en matrimonio con una joven de ese estado norteño.
La fiesta, se especula, que tendrá un sabor cien por ciento político será costeada al parecer por los padres de la desposada, pero conociendo a Alito, buscará echar la casa por la ventana aprovechando el momento político que se vive en México, ante los procesos electorales en 10 entidades.
Se dice que se invitó a Beatriz Paredes Rangel, dirigente nacional del PRI; a Enrique Peña Nieto, (acompañado de su ave marina), gobernador del Estado de México; a Manlio Fabio Beltrones Benítez, jefe de la bancada del PRI en el Senado de la República; a Francisco Rojas Gutiérrez, jefe de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados; a Fernando Eutimio Ortega Bernés, gobernador de Campeche; a Ivonne Ortega Pacheco, gobernadora de Yucatán; a su jefe mediático en Campeche, a Edilberto Buenfil Montalvo, padrino político para sus aventuras y “pepe grillo” de sus aspiraciones y a otras personalidades políticas que lo apoyaron con recursos económicos en su fallida aventura por llegar al cuarto piso, pero que al final aparentemente lo tranquilizaron.
Lo que Alito no valoró porque le falta oficio político fino y discreto son los entretelones del poder ya que en estos precisos momentos no está el horno para bollos.
Es muy conocido el pacto firmado por los dirigentes del PRI y PAN, Beatriz Paredes Rangel y César Nava, respectivamente, que afloró como ahogado y creó un distanciamiento fuerte. La fisura es evidente, los dos tricolores: “Bella” Nieto y Paredes Rangel se tuvieron que tragar los sapos y culebras que Beltrones Benítez, les envió por ese “pacto deshonesto” que firmaron con el dirigente panista. ¿Será que si los tres ocurren a la boda en Coahuila se inicie una operación cicatriz?
El que seguramente está en gayola riendo a mandíbula batiente es el gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán.
La moraleja de todo esto es que en la democracia, las alianzas son correctas, las no alianzas también. Los pactos son correctos, los no pactos también. La secrecía de asuntos privados es correcta. Los que son estúpidos somos los votantes que permitimos y asumimos privado algo que es propio. El Secretario de Gobernación debe respetar la ley y procurar la gobernabilidad ¡y eso hizo! Pero lo que resulta más estúpido es que tener que plantar la firma para lograrlo.
Jugada de espera
¿HAY REALMENTE AUSTERIDAD?
La austeridad de los gobernantes campechanos se acabó con Manuel José “Maistrín” López Hernández, y es que este señor tenía ya su buena canasta de lana esperándolo para pasar el resto de su vida sin volver a dar un golpe, pero, la vida da sorpresas.
Nunca se imaginó López Hernández, que su dinero a buen resguardo en La Habana, Cuba, iba a ser expropiado con la llegada del revolucionario Fidel Castro Ruz. Allí quedó materialmente en la calle y motivó que Abelardo Carrillo Zavala, piadosamente a través del Congreso del Estado (controlado totalmente por priistas), le otorgará una módica pensión de por vida, misma que al fallecer pasó a su viuda.
Los gobernantes campechanos no sólo dejan el poder con suficientes recursos propios para asegurarse una buena vida para varias generaciones de su familia, sino que durante sus administraciones dispusieron de abundantes recursos sin restricciones como sultanes sauditas.
La austeridad de los funcionarios públicos en efecto se acabó hace 50 años a nivel nacional con Adolfo Ruiz Cortines, quien la proclamó al suceder al presidente Miguel Alemán Valdés. Los siguientes ocho sexenios han producido como pintorescamente dijo el ex presidente Emilio Portes Gil, “comaladas de millonarios”.
El gobierno federal, sin embargo, es sólo responsable de uno de los huecos a las arcas nacionales, pues existen otros 32 llamados gobiernos estatales. Sobre los gobernadores existe un sistema de fiscalización que adolece del mismo mal: cuidar poco los egresos, nada de ingresos. Exigen siempre más recursos de la federación aunque sólo ellos sepan a ciencia cierta en dónde terminan.
El gobernante nacional que rompió con todas las marcas es Fidel Herrera Beltrán, que este año deja el poder. Resulta que se blindó totalmente durante su sexenio que está por terminar para prohibir toda información sobre gastos de promoción institucional, índices delictivos, pensiones alimenticias, viáticos, sueldos y prestaciones de los servidores públicos veracruzanos. No se informa ni de los levantones públicos en Las Animas, el fraccionamiento más lujoso de Xalapa, donde tiene su residencia.
Jaque al pastor
LAS GRANDES MENTIRAS
Estoy emparentado con un ex trabajador del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática que en días pasados y en visita a esta ciudad me desveló varias verdades de esta dependencia, que por desgracia es la que norma las decisiones del gobierno federal en muchos aspectos. Nada se le puede oponer a sus fríos números.
Pues bien, esa persona textualmente me dijo: “yo trabajé en el INEGI y fui testigo de cómo cuando salía una publicación con los datos reales, se detenía, se destruía y poco después salía la que se quería dar a conocer. ¿eso es autonomía?”.
Hay un versión que señala que las mentiras tienen tres categorías: las pequeñas, las medianas y las estadísticas oficiales. Hasta donde lo vemos las estadísticas sólo sirven si con base en ellas se generan Diagnósticos para jerarquizar las prioridades en el caso del gobierno federal, pero si las aplicaciones sólo sirven para incrementar la brecha entre ricos y pobres: ¡no sirven para nada! Y eso es lo que ha sucedido en los últimos nueve años de gobiernos panistas. Debido a que las prioridades de los gobernantes actuales son sus familias y sus amigos, leales pero incompetentes, el resultado lo vemos claramente.
Pero por más que nos den verdades a medias al pueblo no lo van a poder seguir engañando y eso se está reflejando en procesos electorales. Gobierno mentiroso, gobierno que cambiará de siglas. ¿Ejemplos? Vea lo que sucedió en Campeche en 2009. A veces el pueblo prefiere mantenerse en la medianía y no seguir cayendo en la mediocridad con decrecimiento de la productividad, por la falta de objetividad de gobiernos ciegos.
En “las verdades del INEGI” Campeche aparece como una de las entidades que más contribuyeron al Producto Interno Bruto (PIBE) del sector industrial (¡madre mía!) encabezando la lista y detrás El Estado de México, Nuevo León, Distrito Federal, Tabasco y Jalisco. Estos resultados -según los numeritos oficiales- representan sólo una muestra de las múltiples conclusiones que el dichoso PIBE permite detallar en sus valoraciones corrientes y constantes, su índices de precios implícitos, su composición y la evolución de las economías estatales por sector de actividad económica.
La gran verdad, no la de las estadísticas oficiales es que quien nos tiene en esa lista nos tiene agarrados por el cuello: Pemex, responsable de “la enorme actividad industrial de Campeche con su aportación de recursos millonarios a México”. ¿Los campechanos? Bien gracias. Por el contrario la pesca está en su último réquiem, ya que el camarón que significó tanto para la mano de obra y la economía estatal, no la federal, su ya pobre producción está a punto de ser vetada en el mayor mercado mundial. Las especies marinas ya no están en el mar campechano por culpa también de la restricción de áreas de pesca en toda la zona marina de explotación petrolera.
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