“Solo somos locos que guían a los
ciegos”.
William Shakespeare.
UNA PROFESIÓN MORTAL
A través del tiempo, a lo largo de las últimas cuatro
décadas en que los medios de comunicación comenzaron a nacer en nuestra
entidad, primero de una forma rudimentaria, luego de manera industrial en los
últimos años se ha venido estableciendo en la práctica un código no escrito,
reflejo de incipientes pero elementales ideas democráticas. Ese código no
escrito, paralelo al quehacer histórico social, se vino configurando además por
una variedad de ideas surgidas directamente de la experiencia: el respeto a los
demás y el reconocimiento de que nadie –a través de la información impresa o
cualquier otro medio--, tiene derecho a hacer daño a otros.
Si bien es cierto
que en cada medio de comunicación se suele tener un reglamento no escrito de
comportamiento ético interno, un enunciado de “las reglas del juego” a las que
deben atenerse todos los responsables de difundir profesionalmente la
información. Estos cánones, preceptos o normas varían de un medio a otro, pero
comparten en la fundamental ciertos valores, como la imparcialidad y la
objetividad, por ejemplo, el respeto a la vida privada, y la obligación de dar
oportunidad a cada quien de exponer su punto de vista respecto a asuntos
controversiales que le afecten.
El diálogo y la
negociación, tan usuales en una democracia, siempre que sean de buena fe, se
necesitan para que en Campeche se nazca ya a la autonomía periodística en
materia de reconocer anualmente a los géneros más destacados en el año que
antecede. La ciudadanización del Día de la Libertad de Expresión debe ya de
unirse al nacional que se celebra en México el 3 de mayo (por cierto Día de la
Santa Cruz, que los albañiles han hecho suyo), en tanto que en la entidad se
sigue pensando en el día 7 de junio. En este espacio de tiempo entre una y otra
fecha le da pie a los organizadores de convocar y adjudicar los premios y las
pantagrué licas comidas, desayunos, cenas y festejos en la
mayor parte de las dependencias de los tres niveles de gobierno.
En el Senado de
la República hace ya algunos años se avanzó en la concreción de espacios más
amplios para la libertad de expresión. Los integrantes de todas las bancadas
aprobaron una serie de enmiendas a la normatividad penal federal para proteger
la secrecía de diversas profesiones, incluyendo la del periodismo que sigue
sufriendo vejaciones por esa causa.
Cada periodista
puede y debe reservarse como principio moral de su oficio la identidad de
algunas fuentes de información cuando, así convenga a sus intereses y le
garanticen la confidencialidad. Velando así, no por el derecho propio, sino por
el de sus fuentes de información, que de esa manera sale a la luz pública,
porque de otra forma no podría ser difundida. Ganan los lectores, gana la
fuente. Estas ya viejas reformas fueron aprobadas también por la Cámara de
Diputados y posteriormente por los Congresos locales, que beneficio sin duda
una parte importante del quehacer periodístico.
Pero a la par
de estos avances también en este duro oficio se paga cada día con la vida.
Garantizar la Libertad de Expresión en México es una de las asignaturas no
aprobadas del gobierno federal y de muchos estados. El imperio de la impunidad
prevalece en materia de delitos contra la libertad de expresión y no existe
garantía alguna para proteger la labor de los periodistas en las entidades de
la república.
En los ya tres
lustros de este nuevo siglo han sido ejecutados al menos 124 periodistas y
trabajadores de medios de comunicación en territorio mexicano, además de dos
decenas de desaparecidos. Se tiene el registro de al menos medio centenar de
atentados contra instalaciones de empresas de comunicación. El cimiento de una
democracia sólida es su prensa libre y México no lo tiene. Campeche, es una de
las pocas entidades donde no ha llegado este flagelo y estamos seguros que el
gobernador del Estado tendrá la mano firme para seguir apoyando a todos los que
ejercemos el periodismo, aún a costa de algunos críticos que son necesarios.
Lo más triste
de todo es que hoy en este día de la libertad de expresión aparecen las frías
cifras de que el 99.7 por ciento de los casos de agresiones contra periodistas
se encuentran sin esclarecer. Los responsables de la aplicación de la justicia
no cumplen con su función. Contra lo que se pudiera pensar, el crimen
organizado no es el principal perpetrador de las agresiones contra la prensa,
sino las propias autoridades. México ocupa el segundo lugar nada envidiable de asesinato
de periodistas.
Y es que en la
búsqueda de la mejor información en este duro oficio se ha creado conciencia en
el gremio que el desempeño de la función pública es demasiado importante para
dejarla en las manos de los políticos. La ciudadanía necesita mejor
información, más oportuna y suficiente para juzgar y controlar a las
autoridades.
La necesidad
supera con creces las vaguedades del artículo sexto constitucional y las
tímidas concesiones de la ley federal en la materia. La transparencia a la
Información debe ser total y no puede ni debe tener límites a la apertura. Toda
la información que recoge el gobierno es nuestra porque nosotros, los ciudadanos,
somos quienes la pagamos y sólo conociéndola podremos ser custodios eficaces de
la función pública. El derecho irrestricto a la información es elemento central
de una verdadera democracia.
En asuntos
públicos lo cierto es lo contrario, mientras más peligrosa o delicada sea la información que se maneja,
más expuesta y transparente debe ser, puesto que la ciudadanía está más en
peligro.
Recapitulando
sobre la ciudadanización del premio, es necesario que los diferentes grupos de
periodistas se unan en un frente común. Hay entre los diversos comunicadores
gente muy capaz, honrada y preparada (hombres y mujeres), para encabezar un
jurado que debe evaluar adecuadamente a los ganadores anuales. Algo se
perdería. Es el caso de los premios en moneda, los regalos rifados y hasta las
comilonas. Pero se ganaría mucho en dignidad que esa virtud no debe de tener
precio. Y lo mejor, la unidad del gremio es la mejor arma para enfrentar la
lucha diaria en materia informativa. Nadie hay tan necesitado para acceder a
los regalos, ni tan apático, indolente y abúlico como para no poder competir
por la calidad de su trabajo. Todos ganarían.
COLOFÓN
“Es la hora de la democracia en México, es
la hora de hacer de la buena aplicación de la justicia el gran instrumento para
combatir el cacicazgo, para combatir los templos de poder y el abandono de
nuestras comunidades”.
Luis Donaldo Colosio Murrieta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario