lunes, 29 de julio de 2013


PERVIVE EL CACIQUISMO

La noción de una esposa sucesora es vieja y de aplicación corriente en el derecho civil. No lo es en el derecho político, y menos en México. Pero por un lado el ensanchamiento de los espacios electorales, y por otra parte la creciente presencia femenina campechana en las Cámaras legislativas ha comenzado a plantear el tema, y el problema de la sucesión política entre esposos.

Se ha puesto en estos días en que los legisladores federales han ensanchado su radio de acción fuera del entorno de sus curules. Y nos vamos a referir a la diputada federal Elvia María Pérez Escalante de González Curi, que llegó a San Lázaro en una cuota sui generis, debido a que su esposo José Antonio estaba viendo que los espacios se le cerraban y el no iba a poder colarse a un cargo de elección popular, pese a la falta de tacto y al relajo que dejó en Tabasco al enredar como delegado del CEN del PRI el proceso de selección que dio como resultado que fuera removido y, que finalmente se perdiera la elección ante Arturo “El pingüino” Núñez.

En algunas entidades ese solo hecho hubiera bastado para dejarlo en la banca un sexenio, pero tuvo la suerte de que no solo a él sino a su propia esposa Elvia María la acomodara en una diputación federal plurinominal y, posteriormente a él mismo le dieran un cargo como coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (INAFED).

Negocio redondo habida cuenta de que el citado ex gobernador es más agarrado que un prestamista judío. Ya en este espacio hemos comentado de que su sucesor en Campeche le arregló ---y faltaba más, él mismo se sirvió---, una jubilación con doble reintegro al cobrar también en el IMSS igual cantidad, ambos sin merecerla porque el bizco contralor del Estado nada hizo para evitarlo.

Pero el ex gobernador González Curi no ha dejado pasar el tiempo y ha comenzado a realizar proselitismo a favor de su esposa en municipios alejados de la capital, midiéndole al agua a los tamales para saber si aquella presencia que su cónyuge tuvo al frente del DIF, seguía viva.

En algunas entidades esa posibilidad generó y sigue generando efectos y aunque en algunos casos no se logró como fue el caso de María Rubio, esposa de Joaquín Hendriks que aspiraba a ser candidata a alcaldesa en Cancún y fracasó. También la del ex gobernador de Nayarit que fue destapada por su propio esposo, pero que no fue postulada por obvias razones.

Pero no son las únicas. En Tlaxcala fue donde el caso llegó a tener mayor alcance. Ahí un grupo de perredistas de esa entidad  consiguió introducir en los nuevos estatutos, aprobados por el Congreso local, la prohibición de que parientes de un titular de autoridad sean candidatos a ocupar ese mismo cargo.

Y es que en esa misma entidad el hecho llevaba dedicatoria: la senadora María del Carmen Ramírez, esposa del ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya, buscaba suceder a su cónyuge. Todo les fue mal y finalmente la señora volvió a la cocina, al lavado y al planchado normal.

En Quintana Roo, como en Tlaxcala y en Nayarit es lo mismo los gobernantes se convierten en caciques y dejar el poder es traumático, por eso lanzan al ruedo a sus pobres mujeres sin ponerse a pensar si están capacitadas, si tienen idea de lo que se trata y peor aún su son capaces de enfrentar un proceso electoral, que la más de las veces les será adverso.

En algunos estados se ha discutido e incluso legislado para evitar que una candidatura se geste en las oficinas de gobierno o en otras áreas incluso federales como el caso de Elvia María.

Uno de los peores rasgos del sistema autoritario priista era que la sucesión presidencial consistía en un proceso cerrado, en la que la victoria del partido dominante estaba determinada por el uso de recursos materiales, políticos y de imagen pertenecientes al poder.

Dentro del PAN se multiplicaron las voces contrarias a que el poder genere poder; mismas que se lamentaron de que la prolongada lucha por evitar que el presidente designara a su sucesor concluya en que por otros caminos se llegue a la misma meta con el agravante de que el elegido desde la casa presidencial no sea un miembro del gabinete sino la esposa misma del presidente de la República.

Los aspirantes a reemplazar a su esposo se niegan a admitir que si su figura es reconocida públicamente o se las incluye en los elencos políticos es solo por su parentesco civil. En el caso de la señora Pérez Escalante carece de la proyección pública que un día tuvo como presidenta de los grupos asistenciales de Campeche. Carece también de experiencia administrativa y política que la califique para ese propósito.

Además carece de una carrera política propia y eso la deslegitima para aspirar a la candidatura del PRI para la próxima sucesión gubernamental. Por si fuera poco su parentesco con el actual Coordinador del INAFED y ex gobernador de Campeche, en ves de ser un atenuante se convierte de facto en una violación a la más elemental ética política.

Frente a la alternativa de una candidatura oficialista la posibilidad de un triunfo constitucional es demasiado lejano, por lo que los recursos que está usando para promover su imagen deben cesar ante la realidad de que ese espacio debe ser para aquellos u aquellas que sí se encuentren en posibilidades de lograr trascender en la voluntad popular dentro de su propio partido.


“UN CACHO” DE PRESUPUESTO

Dice José de San Martín que “La soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales, que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder”.

Recuerdan los campechanos aquel debate de 2009 en el Centro de Convenciones de esta capital donde se presentaron los candidatos a la gubernatura de esta entidad. En ese entonces cada uno de ellos disertó y fue una ventana a la democracia. Participaron si mal no recuerdo: Fernando Eutimio Ortega Bernés (PRI y Panal), Mario Alberto Avila Lizarraga (PAN), Francisco Brown Gantús + (PRD), Rafael Montero Romero (PVEM), Manuel Chablé Gutiérrez (PT) y Rubén Saravia Sánchez (PSD).

¿Y se acuerdan del moderador que cobró una generosa suma de dinero? Pues nada menos que Alejandro Cacho, actual comentarista político del Financiero que en una columna que titula “A cachos”, escribe el pasado miércoles 24 de julio de 2013 lo siguiente:

Donde andan muy inquietos es en Campeche, Fernando Ortega Bernés apenas rendirá su IV Informe de Gobierno y algunos ya se ven sentados en su silla. En particular, el senador Raúl Pozos Lanz y el diputado federal Alejandro Moreno Cárdenas.

Andan recorre y recorre ---cada uno por su lado, claro---, los 11 municipios de Campeche. No importa si es minúsculo el apoyo, ellos lo dan. No importa si son graduados de kínder o postgrado, ellos los apadrinan.

Se teme que a partir del 7 de agosto, fecha del informe de gobierno, las hostilidades aumenten entre los suspirantes adelantados. Y como las aguas andan muy revueltas, los “colmilludos” ya manejan a un tercero que acabe con la discordia.

Entre sus credenciales están 2 victorias electorales, una estatal y otra federal, a diferencia de los alborotados legisladores. Se ha dedicado con éxito a la promoción y atracción de inversiones y al desarrollo industrial y comercial que tanto bien le hace a Campeche.

Lo cierto es que nadie la tiene segura y que en la lista de suspirantes a la candidatura para gobernador en 2015 aparecerán más de los que se cree”.

El famoso tercero es Enrique Ariel Escalante Arceo, que ha visto pasar cuatro años y muchos cientos de millones de pesos que en sus manos y las de sus “amigos” de la Secretaría de Desarrollo Comercial e Industrial (SEDICO) se han desvanecido sin dejar resultados, porque los que vemos en la actualidad no son producto de su “atracción de inversiones” sino de un trabajo de años que apenas comienza a cristalizar con las gestiones del titular del Ejecutivo estatal.

Lo curioso del “Cacho” es que esta es una manera de inversión y que sin dar un paso a las comunidades, ni asistir a graduaciones, quince años, testigo de bodas, inauguración de timbomba u otras actividades, a Enriquito se le hace fácil usar el erario estatal para promoverse sin que le cueste un centavo ni un hálito de saliva. Total le puede seguir dando mordidas o “cachos” de presupuesto sin salir del aire acondicionado de sus oficinas.

Mientras que los que su promotor señala esos sí andan de saltimbanqui por toda la geografía estatal.

Escalante, para no perder el apellido de este sexenio, debe de darse cuenta que se ha puesto de pechito para esta columna donde tenemos numerosas preguntas que hacerle sobre las promociones fallidas y los gastos que han originado sin ver resultados.

Esta semana espera pararse el cuello con la inauguración de la Plaza Galerías de Liverpool que, como señalamos anteriormente, Jaque Mate dio a conocer desde años atrás como un hecho que el no había todavía concebido en su cerebrito y que cuando en lo personal le pregunté sobre el tema me dijo orondo que no tenía conocimiento de ello y que no podía especular (sic).

Es importante que llame a su  promotor y siga esa misma cómoda línea política, pero que saque su dinero ---que no le pagan con chachitas---, y los invierta en vehículos, gasolina, etc. además de darle trabajo a los zánganos que cobran en esa secretaría como por ejemplo Carlos Bustamante, Arturo May Maas y no menos de cinco más que están como las bacterias moviéndose e infectando todo lo que tocan.


¿ESE ES EL PROGRESO?

Platicando el viernes con un amigo comerciante me contó muy triste lo que les sucedió a los campechanos que maquilan uniformes para estudiantes de los diversos niveles de enseñanza.

Resulta que la SEDESORE cambió el esquema de las mochilitas y los zapatitos por los uniformes deportivos con los que ya no habrá posibilidad de que los padres obreros se los quiten a su hijos, los utilicen para guardar en ellos artículos de trabajo y hasta en la guarda de alimentos. Por lo que concierne a los zapatitos se percataron que no es posible dar medidas exactas a  los infantes y esto les trae problemas que finalmente acaban con el desuso de estos artículos personales.

Lo que no se vale es que alrededor de esta industria se mueve una economía que proporciona trabajo a cientos de personas, quienes maquilan uniformes deportivos y de otro tipo cada inicio de año escolar.

Este año con el cambio de esquema de SEDESORE se percataron de que la inversión era muy alentadora para la industria del vestido, que los maquiladores se aprestaban a iniciar un mes de julio llenos de trabajo, pero lo que no pensaron que los intereses de un grupo de servidores públicos y empresarios maduraron un plan que consistía en que en vez de darle los recursos por adelantado a los maquiladores para la compra de los diversos géneros, era preferible que los altos empresarios junto con los de la dependencia se fueran a la capital del país y en los grandes almacenes compraran todo lo que se necesitaba para la elaboración de miles de uniformes.

De esa forma los mismos industriales del D.F. les entregaron a los servidores públicos y altos empresarios los géneros ya cortados y listos para ser cosidos y terminados. El monto se determinó en X cantidad y así regresaron a Campeche.

Al día siguiente el CCEC contactó a Luis Castro, líder de la Asociación de Maquiladores de ropa en Campeche, quien al recibir la noticia de que se les entregarían ya cortados los géneros de tela y que se les pagarían 30 pesos por pieza se mostró inconforme y amenazó con hacer un plantón y citar a los medios de comunicación para dar a conocer el trato que esa dependencia en conjunto con altos empresarios habían ya realizado.

En petit comité se efectuó una reunión urgente en la que se acordó que para romper el vínculo de los maquiladores había que convencer a Castro como así se hizo y además se le entregó una generosa cantidad que terminó por convertirlo en esquirol y que cuando sus agremiados le reclamaron el les dijo que nada podía hacerse porque ya se había celebrado un convenio con una maquiladora de ropa de Tenabo y habían accedido por el monto que se les estaba ofreciendo a los campechanos.

Finalmente la sangre no llegó al río y los obreros de la industria del vestido se quedaron vestidos y alborotados por la traición de su propio dirigente. Una de las personas más afectadas por esta situación fue Gladys Caraveo, quien ante la falta de trabajo en su maquiladora local tuvo que emigrar hacia el Camino Real porque se quedó sin trabajo en esta capital.

En Yucatán esto fue solucionado con una política pública del gobernador Rolando Zapata Bello, quien ordenó que los cerca de medio millón de uniformes se maquilaran a través de la industria yucateca y que incluso la compra de géneros se diera en licitación con productores mexicanos para abaratar costos.

Es el mejor ejemplo de que la corrupción está en todos los niveles y no hablo solo de los tres de gobierno, sino también de la iniciativa privada. Honestamente no se vale ese tipo de jugarretas que están acabando con la paciencia de quienes a través de su trabajo logran subsistir en un medio tan agreste como Campeche.

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