APUNTES PARA INDECISOS
Más allá de lo meramente anecdótico que representó la impresionante
concentración de campechanos que acudieron a ver, tocar, saludar, tomarse la
foto y oír al candidato del PRI a la presidencia de la República, Enrique Peña
Nieto, hace unas ---semanas--- lo fundamental, creo, fueron los
compromisos que firmó para beneficio del Estado, y el contraste con “los
otros”.
Un día antes, el discurso hueco y monotemático de la desdibujada
candidata del PAN, naufragó en un aguacero cortesía de San Isidro el Labrador
en su día. Y todo quedó en nada. Realmente diferente.
El perredista por su parte, ya había estado en Ciudad del Carmen, donde
dijo lo que ha venido diciendo desde el 2006. Nada nuevo. La “honestidad
valiente” se perdió en la evidencia de un “charolazo” de seis millones de
dólares y la “República Amorosa” se desmoronó en su terquedad de seguir
acaparando el monopolio de la beligerancia y la cerrazón.
Quiérase o no, a Campeche sólo nos queda Peña Nieto, porque aquí firmó
compromisos concretos que habrán de impulsar el desarrollo del Estado y mejorar
la calidad de vida de los campechanos.
Es cierto que firmar compromisos ante Notario Público no tiene efectos
vinculatorios. Igual puede cumplirlos o no. Pero la suscripción pública ante un
fedatario si tiene efectos éticos, sociales y políticos. Y Peña cumple.
En su mensaje a los campechanos, el candidato priista explicó la razón
de su firma.
“Me preguntan: ¿Por qué los firmas? Porque quiero que no se olviden.
Porque la política debe servir para sembrar certidumbre y confianza entre la
población”.
¿A qué se comprometió?
Rehabilitación del puerto “Laguna Azul”, de Ciudad del Carmen, y
ampliación y modernización del Puerto de Seybaplaya.
En ambos casos son obras que requieren de grandes inversiones que sólo
puede erogar el Gobierno Federal, por etapas y en varios ejercicios fiscales y
que serán un detonante para la economía y el desarrollo del Estado.
¿Qué más?
Pues nada menos que la construcción del nuevo Puente de la Unidad. Hay
que recordar que con motivo de la celebración del Día de la Marina, hace 15
meses, el Presidente Calderón anunció la construcción del nuevo
Puente de la Unidad, obra que estaría a cargo de Petróleos Mexicanos.
Falso. Ha pasado el tiempo y nada se ha hecho.
En un programa de televisión por cable de esta ciudad se dijo entonces
que lamentablemente no habría un nuevo puente en Ciudad del Carmen, como no ha
habido ni habrá Refinería Bicentenario en Hidalgo.
Los optimistas acusaron de pesimismo irredento y a los ínclitos
defensores del mentiroso sólo les faltó acusar de traición a la Patria.
Pues ahora si va en serio la construcción del nuevo Puente de la Unidad,
una vez que Peña
Nieto sea presidente de la República. ¡Qué tal!
También la modernización de los sistemas de agua potable y el drenaje y
alcantarillado de la Ciudad de San Francisco de Campeche, obras en las que
tenemos 100 años de atraso, por más que los gobiernos locales han intentado
ponerle parches al problema.
Vivimos en una capital de Estado, Patrimonio Cultural de la Humanidad,
donde existe agua en el subsuelo en muy buenos acuíferos pero su sistema es
obsoleto y de muy mala calidad; agua clorada pues, donde se navega entre
detritus que por siglos han contaminado la bahía y que se inunda al primer
aguacero destrozando calles y el patrimonio de muchos campechanos. Los habitantes
de esta capital seguimos tomando un caldo de microbios y quienes venden agua
embotellada han fincado su negocio en la falta de un verdadero sistema de agua
potable, por Secula seculorum.
De ahí la importancia de estas obras que con su firma comprometió Peña
Nieto y que también requieren de grandes inversiones federales.
Y algo más que a la mejor pasó desapercibido en el contexto del discurso
de Peña pero que no es menos importante.
“Hoy es tiempo de tener respeto a Campeche”, dijo.
“Me comprometo a que el Gobierno de la República que quiero encabezar
(dará) a Campeche una mayor atención que corresponda a toda la riqueza que
desde Campeche se genera para el país”.
Y eso es lo que ha faltado a los gobiernos federales del PRI y del PAN,
desde que el diablo escrituró los veneros de petróleo: respeto a Campeche. Es,
por lo menos, una falta de respeto a una entidad federativa, que sus
gobernadores anden mendigando año tras año los recursos y las obras
indispensables para su desarrollo.
¿Quieren más? Bueno, pues ahí está el Decálogo de Acciones para Mejorar
la Economía y la Calidad de Vida de todas las Familias. Que los mexicanos
obtengan un mejor salario. Detener el alza de precios de la canasta básica.
Bajar el precio de las tarifas eléctricas por medio de una reforma energética y
hacendaria. Utiles escolares para estudiantes de primaria y secundaria. Crear
becas de transporte para los jóvenes que recorren grandes distancias para
llegar a la escuela. Vales de medicinas para la población de todo el país
cuando las instituciones del sector salud no tengan abasto. Seguro de vida para
jefes de familia a fin de que su hijos queden protegidos en caso de que ellos
falten. Ampliar el Programa Oportunidades. Crear un programa para la
construcción y ampliación de vivienda y pensión universal para adultos mayores
de 65 años.
Peña es sin duda el candidato que mejor
leyó la situación del país frente a ese amasijo de titubeos, mentiras,
ingenuidades y tartamudeos ideológicos que tan alegremente nos han recetado la
izquierda y la derecha mexicana.
Peña, pese a ser blanco de los ataques,
se mantiene como favorito a escasos 12 días del “Día D”. El consenso entre
analistas y encuestadores es que sería un vuelco histórico que no ganara.
Para algunos como Jeffrey Davidow, ex embajador estadounidense
en México, este es el comienzo de una alternancia de partidos en el poder entre
una elección y otra. “México se vuelve una sociedad más democrática”, afirmó el
autor de “El oso y el puercoespín”. Dijo también que se le hace natural que
después de 12 años de un partido en el poder, es positivo que entre otro
partido.
Pero Davidow
fue enfático al decir que “no es un retorno del PRI, sino que en realidad
nunca se fue. Sencillamente se reagrupó a nivel local, y ganó en forma
constante gubernaturas. Ahora controla 20 de los 31 estados del país”.
Mucha gente apostó que Peña cayera en alguno de los dos debates, pero
su comportamiento razonable, fue positivo para no sumar más a sus propias
desgracias y ya no hay tiempo suficiente para cambiar el rumbo de esta carrera.
Si apostamos por un voto inteligente, razonado para llevar a la
presidencia de la República al mejor candidato, las propuestas y los
compromisos de Enrique
Peña Nieto son razones más que suficientes para que los indecisos se
decidan.
Refranero: ¿A dónde va Vicente? ¡A donde va la gente!
UN CALDERON ACOTADO
A Felipe
Calderón Hinojosa le faltan 167 días para entregar el poder. Ahora este presidente medita que nada fue
como lo pensó. El creyó que el Estado lo podía todo y se dio cuenta ya en la
Presidencia que el desafío de la lucha contra el crimen organizado, por
ejemplo, no era extirpar una apendicitis sino un cáncer.
Antes de él, Vicente Fox Quezada pensó que iba a resolver
el conflicto de los zapatistas en 15 minutos y resultó un gran reto a lo largo
de su administración. Sin menospreciar al que llegará el próximo 1 de julio es
poco probable que pueda resolver todo desde ahí, porque resulta que no es tan
sencillo pese a que llega a Los Pinos.
Desde la presidencia se tiene un poder que nadie más tiene. Si se
comporta como un estadista, generará un liderazgo que México requiere y
demanda.
Pero hay que reconocer que 12 años de un partido de derecha dejaron su
huella en ese lugar. La Presidencia, sobre todo en las condiciones actuales,
acotada como institución, en la que no hay más autoritarismo, gran parte de ese
poder se ha transferido a los gobiernos locales.
Hoy no hay un tlatoani, sino varios, más de 31, en los estados y uno en
el Distrito Federal. En lo local se vive una circunstancia muy parecida a la
que vivimos antes en lo federal. Por eso tenemos que hacer los ciudadanos una
revisión profunda de nuestro sistema federalista. No para regresar a un
tlatoani a la Presidencia sino para tener un país más democrático, con
contrapesos, con transparencia.
Y precisamente porque ya no hay un gran tlatoani, ya no hay una
Presidencia imperial, porque no todo lo puede hacer una sola persona. Por eso,
algo se le tiene que pedir a los mexicanos. ¿Qué le pediríamos como presidente
en dos aspectos: impuestos (más impuestos o menos impuestos) y reducción de la
desigualdad?
Es importante establecer que le toca dar más a quien más tiene. Y no en
un sentido de expropiación de su riqueza o de su prosperidad, sino en un
sentido de equidad y justicia. Particularmente en un país tan desigual. También
se les pediría a los mexicanos que hagamos un esfuerzo por contribuir con la
hacienda pública en un país en el que tenemos demanda de todo: transporte,
alumbrado público, caminos rurales, hospitales, escuelas y un larguísimo
etcétera.
Si el gobierno nos pide en impuestos, y también le debe dar el poder
para exigir. Ese poder que está en la reelección, que ha sido tan difícil de
abordar por culpa de otros partidos políticos.
No podemos seguir cohabitando en un país en el que el cumplimiento de la
ley depende del poder económico-político y que tiene excepciones cotidianas.
Eso termina llamándose corrupción e impunidad.
Los mexicanos tenemos claro que la impunidad de los partidarios de
alguien que comete un acto de corrupción ha sido muy frustrante para todos, y
ha estado presente en todos los partidos.
Es algo que se le ha cuestionado a Andrés Manuel López Obrador en el caso de René Bejarano;
al presidente Felipe Calderón en el caso de César Nava;
al PAN en el caso de Larrazábal; al PRI en los casos de Humberto
Moreira, Mario Marín, Ulises Ruiz. Eso frustra mucho a los
ciudadanos.
La ley debe aplicarse por igual a todos los mexicanos y lo que debe
dejarse acreditado es no solo el postulado sino la acción eficaz en ese
combate, que es la parte que no se ha visto. Donde haya denuncia y se acredite
una práctica de corrupción, se puede sancionar y aplicar la ley a quien incurra
en ese delito.
Para los campechanos es frustrante observar la corrupción en los tres
niveles de gobierno. Todos sabemos ---pero no podemos comprobar--- de un
sistema de fraudes diseñado con premeditación y alevosía valiéndose del
nepotismo, la duplicidad de los pagos, el cobro de servicios no prestados, las
compañías fantasmas, las facturas falsas, los proveedores inexistentes y la
explotación de la ignorancia campesina para cometer y seguir cometiendo el
crimen de desviar hacia el enriquecimiento ilegítimo y otros fines
inconfesables los créditos y asignaciones de dinero federal, estatal y
municipal destinados a rescatar de la pobreza y la ineficiencia al inframundo
de gente humilde y necesitada que se ocupa de las labores agropecuarias.
Para el hombre de la calle los tres niveles de gobierno han elevado el chanchullo a tres categorías de latrocinio,
que es el robo con habilidad y destreza. La de pillaje, que es apoderarse de
todo lo que pueda satisfacer la codicia . La de rapiña, que es arrebatar con
rapidez, como las aves de presa.
En nuestras narices sustentan una cátedra de malversación, que es el uso
indebido de fondos públicos para fines distintos de aquellos a los que se han
destinado.
Si se desea un verdadero cambio en todos los niveles es necesario
recapacitar al momento de emitir nuestro voto en el próximo proceso electoral.
ALITO MOSTRO MUSCULO
Con dos actos realizados el pasado fin de semana (8 y 9 de junio) en el
Centro de Convenciones de Campeche y una Disco en Champotón, Alejandro
Moreno Cárdenas, senador por Campeche y miembro del CEN del PRI
nacional retornó a su estado con un mensaje subliminal: “No se olviden los
políticos que estoy vivo y que ya es tiempo de volver por mis fueros para el
2015”.
En el Centro de Convenciones de esta ciudad logró reunir a cerca de dos
mil 500 personas en su mayoría maestros, quienes lo escucharon atentamente
durante una cena. En el acto estuvo acompañado de Ana Martha Escalante Castillo,
candidata del PRI al Ayuntamiento de Campeche, dando un mentís a quienes han
corrido el borrego de que no quiere que llegue a la alcaldía, porque sería una
adversaria para su proyecto político. Lo que llamó la atención de los
asistentes es que no hubo un solo acarreado. A las puertas del Centro de
Convenciones no había un solo autobús que indicara que habían llegado en ese
modo de transporte. Esto demuestra que el poder de convocatoria del senador y
próximo diputado federal sigue siendo efectivo.
Y al igual que en ese sitio al día siguiente en Champotón se reunió en
una discoteca que albergó a más de mil jóvenes quienes lo escucharon con
atención y lo aplaudieron entusiastamente. Al igual que en Campeche, ni un solo
autobús a las puertas del inmueble indicó que la voluntad de los asistentes era
apoyar sus conceptos políticos basados en ambos casos al proselitismo a favor
del candidato del PRI a la presidencia de la República, Enrique Peña Nieto.
Debe recordarse que Moreno Cárdenas fue factótum en el pasado
proceso de sucesión en el 2009. Muchos no olvidan su discurso de unidad en
torno a Fernando
Eutimio Ortega Bernés, por quien declinó y permitió la unidad
priista en esos acalorados días de la sucesión, que muchos saben, los del
docenato no querían.
Esta es una lección para olvidadizos y se espera que las visitas de Moreno se
sucedan luego de asentarse las aguas después del proceso electoral del 1 de
julio.
La sucesión ya está en marcha.
LEGADO 2
De un amigo y allegado a esta columna me permito dar a conocer otro
“Legado” sobre el tema del próximo proceso electoral:
Pregunta ¿Es necesario hacer y decir ridiculeces, atribuirse triunfos en
debates y prometer y prometer ocurrencias para tratar de “impresionar” a un
electorado que tiene la capacidad de juzgar y decidir sin que sea necesario que
se ofenda a su inteligencia?; les pregunto ¿sigue siendo necesario el acarreo
de gente, práctica que todos, sin excepción utilizan en mayor o menor medida?;
¿es necesario mentir o prometer lo que se sabe que no se puede cumplir?, ¿tendremos que volver a enfrentar acciones
violentas del perdedor?, entonces, por qué la necesidad de esos recursos.
Con tan absurdas, como inoperantes, costosas e inútiles campañas
publicitarias nos demuestran, unos más, otros menos, que no les importa la
dignidad de la gente, ni los topes de campaña, nada, ni la triste realidad de
que quien resulte electo y sea declarado elegido será ilegítimo por provenir de
una ley violatoria de la Constitución, por ser candidato de partido, no del
pueblo, por haber rebasado los topes de campaña y por muchas otras causas.
Tampoco a nadie le importa que el pueblo no tenga a nadie que lo
represente, ya que quienes deberían tener la representación popular, senadores
y diputados, únicamente representan los intereses de los partidos políticos que
los hicieron llegar, porqué al pueblo la Ley Electoral le niega el derecho a
proponer a sus representantes debido a que ese derecho constitucional de votar
y ser votado está “graciosamente” concesionado en exclusiva a los partidos
políticos. Por suerte y decisión atinada del Congreso del Estado de Campeche, a
partir del próximo proceso electoral ya podrán participar candidatos ciudadanos
sin respaldo de los nefastos partidos, todos en manos de grupos de poder perpetuo.
Con la fuerza de nuestro voto podemos lograr “salir del bache” de
necesidades en que nos encontramos, solo la unión ciudadana ajena a los
intereses de partidos políticos, gobierno y grupos oportunistas a los que nada
más les interesa el poder, el dinero y el figurar, podrá librar a nuestra tan
incipiente como desafortunada democracia a liberarse de la pesada carga que a
todos nos oprime, como resultan ser cuatro de los siete partidos nacionales,
sin razón de existir.
De ellos podemos librar al país porque por primera vez el sistema de
votación nos da una valiosa oportunidad, que no debemos de desperdiciar, de
hacerlos desaparecer del presupuesto, con simplemente ejercer el derecho de
voto a favor del candidato (a) de nuestra preferencia a través de alguno de los
tres “partidos grandes”, los cuales, pase lo que pase, conservarán el registro
debido a su ideología y a su número de seguidores y no hacerlo a través de
ninguno de los cuatro partidos restantes para que no alcancen el dos por ciento de la votación
nacional que necesitan para sobrevivir y seguir siendo mantenidos por el
gobierno.
Así que usted, estimado lector de esta columna vote por el candidato de
su preferencia pero hágalo a través de un “partido grande”, de igual forma razone
su voto y hágalo útil anteponiendo el interés de la nación, de nuestra
idiosincrasia, el respeto a nuestros derechos logrados por muchas luchas
durante siglos de acomodos sociales a partir de nuestra independencia y,
cuidado, mucho cuidado con no votar porque eso puede llevarnos a la
implantación de un régimen totalitario, absolutista bajo el poder a perpetuidad
de un solo hombre como ocurre en conocida isla y en un país hermano de
Centroamérica cuyo símil va por su cuarta reelección.
Una vez liberada la nación de los “partidos sin razón de existir”, el
siguiente paso debe ser liberarla de otras pesadas y muy costosas cargas como
es el caso de los tan innecesarios como inútiles senadores, diputados,
regidores y síndicos de representación proporcional (pluris), que sumados
arrojan miles de militantes “consentidos” de partidos políticos cobrando
cantidades de dinero en sueldos, prestaciones, apoyos, dádivas,
participaciones, ayudantes, viáticos y demás que ofenden a la necesidad del
pueblo, generando molestias y desvío de
recursos que se requieren para progresar.
Sin olvidar los miles de innecesarios e inútiles empleados de los
diversos órganos electorales que a nivel federal y estatal solo trabajan en
promedio el 20 por ciento del tiempo por el que cobran y el resto se la pasan
sin dar un golpe, pero eso si recibiendo sueldos y prestaciones que cualquiera
quisiera tener. Tampoco hay que olvidar a los que conforman el TRIFE y los
Tribunales Electorales estatales, magistrados, jueces, secretarios, personal de
apoyo, etc., que en igual forma solo trabajan unos días cada tres años, pero
cobran mejor que si hubieran trabajado los tres años, salvo honrosas
excepciones como es el caso de Campeche en que éstos laboran todo el año
adscritos al Tribunal Superior de Justicia del Estado.
Hablo de 268 pluris federales, miles de pluris estatales y municipales,
secretarios auxiliares de estos, personal de apoyo y muchos más cargos,
ocasionales e inútiles, que en nada benefician a nuestra democracia y si a
cambio le cuestan mucho dinero al país, y son un freno para el desarrollo social y económico de México, que tiene que
desviar el dinero que debe servir para el progreso y bienestar de la gente y
destinarlo a grupos de poder en forma de partidos políticos para que tengan
contentos, a su servicio exclusivo a sus “achichincles”, mal llamados
representantes populares vía proporcional.
Próximamente número y cifras de algunos de los muchos cargos inútiles y
de dependencias innecesarias por su ineficacia, falta de coercitividad y escaso
apoyo al bienestar, pero eso si a un gran costo.
Interesantes observaciones que debemos los votantes ejecutar el próximo
1 de julio.
DEL ARCON DE FILLO
ZUBIETA
Postegrama 2000
Tiene fama el campechano/ de ser preciso y cabal, / en el uso racional/
del idioma castellano;
Por tal, campechanidad/ hunde al campechano mismo/ en burdo
“campechanismo”/ reñido con la verdad.
Estrambote: Y quien piense lo contrario…que consulte el diccionario.
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