domingo, 4 de septiembre de 2011


“FLOR IMPERIAL”

Hablar de casinos es hablar de la historia de la humanidad. Hablar de los dueños o socios de los casinos de Campeche, es entrar en un sistema de ocultamiento, clandestinaje, corrupción y peor aún de una opacidad que raya en el blindaje más fuerte, y es que son precisamente los que cuidan esta información, quienes como Caronte, el barquero del infierno, no permiten a nadie enterarse de los verdaderos propietarios de estos clandestinos.

Y comenzamos con el propio alcalde quien como si fuera una gracia señaló el pasado jueves a los medios que a él no le pusieron ninguna pistola para amenazarlo y otorgar los permisos para la instalación de estos casinos. De esta forma demuestra hasta dónde se encuentra metido en la madeja de estas complicidades. Lamentable, muy lamentable porque  no se le acusaba de nada, solo de dar a conocer a la ciudadanía los nombres de quienes han venido a esta ciudad a perturbar la tranquilidad.

Aunque Carlos Ernesto Rosado Ruelas, es un convencido de que “necesitamos crecer” y para ello tener este tipo de diversiones.  No esperábamos menos de este alcalde. Lo que no dijo y ni tan tonto que lo vaya a hacer es que  la instalación de un casino tipo, como el que ya funciona y el otro que lo hará próximamente, cuesta 16 millones de pesos. Además, ---y esto no lo aceptará el primer edil--- tres millones de pesos son siempre destinados “a la obtención del acuerdo político municipal para operar” Este acuerdo político no es otra cosa que la mordida al alcalde. Nada malo, porque ese cohecho no lo ingresa ni a su declaración al SAT.

Lo que no se dijo es que el socio campechano cuyo nombre comienza con…Ramón Espínola Toraya, platicó hace tiempo en una de sus disertaciones entre miembros del Consejo Coordinador Empresarial de Campeche, que estaba ya en tratos para que un terreno de su propiedad contiguo a una sucursal Banamex, en plena avenida Malecón lo daría como parte de su sociedad para la instalación del segundo casino en ese lugar. Aclaró en ese entonces que el convenio era el de levantar el edificio y dotarlo de la infraestructura de acuerdo con las necesidades de ese tipo de negocios.  Nada tonto no dijo los nombres de los que integran esa sociedad ni el número de acciones que tendrá.

Hay que dar a cada quien la parte de la culpa que cargan en lo concerniente a la instalación de esos cochineros llamados casinos. Al entrar en funciones el número dos del malecón, serán cinco en la entidad, los otros tres se encuentran en Ciudad del Carmen. La misma semana que concluyó ayer, el gobernador Fernando Eutimio Ortega Bernés, aclaró: “Que no me pidan cosas que no son de mi responsabilidad, porque aun cuando no sean de mi responsabilidad (sic) estoy ocupado y estoy preocupado en ayudar a resolverlos, pero tampoco me carguen la mano con cosas que no son enteramente de mi responsabilidad.

Y quiero decirles algo, subrayó,  así como me enojó que se autorizara la apertura a los casinos de Campeche, así hay muchas otras cosas (…) que me molestan pero no dependen de mi.

Por eso es que les quiero decir muy claramente, vean cómo en estos momentos el tema de los casinos, que en los últimos 10 años creció de manera grosera en México, para sacarle dinero a la gente que no tiene dinero (resic) y para generar muchos problemas de personas que sin tener recursos van a gastar lo que no tienen”.

Cuando yo fui presidente municipal de Campeche recibí muchas presiones para que se abriera un casino y nunca lo permití.

Por eso hay que ver hacia delante y por eso hay que construir oportunidades para hacerle bien a la gente, por eso hay que autorizar cosas que ayuden a la gente, no cosas que le hagan mal a la gente”.

Hasta ahí las opiniones del Ejecutivo estatal en las que prácticamente se deslinda de esos negocios que están resultando en estos momentos el foco de la atención nacional. Sin embargo su secretario de Desarrollo Industrial y Comercial, Enrique Ariel Escalante Arceo, suelta una de sus perlas y afirma que “la dependencia a su cargo no cuenta en sus rubros con ningún incentivo para casinos”.

Don Juan de los Palotes, continúa con sus “declaraciones” y afirma que los casinos si están apegados a la ley y cumplen con todos los requisitos que señala la legislatura correspondiente, pueden hacer sus actividades (un auténtico puchero de tres carnes con 14 verduras).

Los juegos de azar en este país ofrecen una gama tan diversa de opciones para todos los niveles económicos y culturales. Los books, hipódromos, galgódromos, las peleas de perros, las de gallos, la lotería, los pronósticos, palenques, la bolita y un largo etcétera, son algunos juegos que a diario vivimos. Malos, buenos, reglamentados o no, existen y no podemos negarlos.

Durante la primera mitad del Siglo XX se da el antecedente más lejano de la apertura de casinos. Se reguló por medio de acuerdos y reglamentos emitidos por el Ejecutivo Federal, entre los que destacan la modificación del decreto de Porfirio Díaz en 1907, donde el presidente Lázaro Cárdenas prohíbe los juegos de azar y clausura los casinos. No es sino hasta 1947 cuando se expide la Ley Federal de Juegos y Sorteos, en la que se permiten diversos juegos con apuestas.

Esta ley expedida en el sexenio de Miguel Alemán en 1947, es ambigua y discrecional, coinciden muchos  ex legisladores. La citada ley estaba compuesta por 17 artículos, los dos primeros advierte que quedan prohibidos los juegos de azar y los juegos con apuestas, aspectos que quedan rebasados por los 15 puntos restantes cuando dice que la SEGOB podrá reglamentar, autorizar y vigilar los juegos y sorteos donde medien apuestas, con excepción de la Lotería Nacional para la Asistencia Pública. Este instrumento jurídico conserva el perfil restrictivo que predominó en los acuerdos y decretos anteriores en materia de juegos de azar y juegos con apuestas, atendiendo a la fecha de su emisión y a los requerimientos de esa época.

Lo que no se duda es que existe una ley que hasta el momento no ha podido regular los juegos y sorteos que se efectúan en el país, ya que al amparo de la noche y la protección oficial, un puñado de mexicanos amasan grandes fortunas con las apuestas de los cerca de tres mil palenques y ferias.

Los casinos son, en cierta forma, como la zona de tolerancia que un día existió en Campeche. Donde se pagaban impuestos por la venta de licor, pero se hacían tontas las autoridades ante la práctica de la prostitución que, en acuerdo no señalado en la ley, pasaba revista a las hetairas periódicamente, a fin de evitar enfermedades venéreas derivadas de esa práctica.

Si los casinos estuvieran regidos por la Ley Federal  de Juegos y Sorteos, el gobierno recibiría cuantiosos ingresos vía impuestos y garantizaría la seguridad de los mismos.

Pero ni priistas, ni panistas se atrevieron a legalizarlos y hoy, bajo el signo de la corrupción, funcionan 561 casinos con permisos de la Secretaría de Gobernación. A excepción de México y Brasil, los países de Latinoamérica, si operan esos negocios y sustentan con ello su economía.

Lázaro Cárdenas prohibió el juego en 1938 y su influencia nacionalista se extendió hasta el régimen de Carlos Salinas de Gortari, quien autorizó a Fernando Gutiérrez Barrios, se otorgara  el primer permiso en 1992, precisamente a los dueños del Casino Royale, hoy en el ojo del huracán al ser incendiado por el crimen organizado y con un saldo de 52 muertos.

En esos 64 años hubo presiones para establecer casas de juego en Acapulco, Puerto Vallarta. Los Cabos y Cancún, entre otros.

Pero ni Salinas de Gortari, se atrevió a más, porque esos antros atraen  la prostitución y el tráfico de drogas. Hoy se sabe que en esos lugares se blanquean dinero del crimen organizado y de la corrupción oficial.

Si Adolfo Ruiz Cortines y Adolfo López Mateos resucitaran, se volverían a morir si vieran lo que hoy sucede en México, sobre todo con los regímenes de Salinas y Ernesto Zedillo Ponce de León, que concedieron los primeros 125 casinos. “Todos legales”.

Por su parte Vicente Fox Quesada rompió el género, porque hoy hasta propone otorgar una amnistía a los delincuentes del crimen organizado. En 2005 firmó un reglamento de la Ley Federal de Sorteos y Juegos, que sacudió a todo el Congreso de la Unión.

Manlio Fabio Beltrones encabezó una controversia constitucional contra esa ley emitida por Fox Quesada, a la cual se le dio entrada pero finalmente la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a través de los ministros Mariano Azuela Güitrón y Olga Sánchez Cordero, foxistas de corazón, dieron su dictamen definitivo a favor del descerebrado de Fox, dejando sin efecto la controversia Beltrones.

Por su parte Santiago Creel  Miranda, secretario de Gobernación y amigo de Fox “regaló” materialmente permisos para 286 casinos, incluso hipódromos, beneficiando a empresas internacionales en las que hace mayoría Televisa, pero ni así fue el candidato del PAN a la presidencia de la República.

La experiencia de Estados Unidos no se improvisó. Tienen más de 60 años que evaluaron circunstancias que han permitido delinear una política adecuada para este tipo de entretenimiento, tomándolo como agente de desarrollo económico que inyecta millones de dólares en apuestas.

En ese país desde 1773 estableció loterías, que serían las fuentes principales para fundar universidades como Harvard, Yale, Columbia y Princeton.  Existen en ese país 547 casinos en tierra, 65 en embarcaciones de río, y hasta en reservaciones indias.

En México el juego existe. El estado estableció la Lotería Nacional, un organismo que colecta del único impuesto que nadie protesta.

Los casinos deben de dejar de estar en el clandestinaje, que se pongan en orden, que paguen sus impuestos y que hagan de esta oferta una forma normal y no fuera de la ley.

México se encuentra sumido en una crisis económica, política y social. Requiere de grandes transformaciones, así como renovar propuestas, modificar viejas estructuras para abrir espacios al desarrollo de la gran mayoría de la población.

La ludopatía hace daño al prójimo ya que hay casos en que por un vicio se pierden todos los bienes que se tenían.  Conozco un caso de un anciano campechano (que todavía vive), que perdió en varias ocasiones todo su patrimonio, pese a tener la suerte de que por influencias tuvo muy buenos ingresos.

En Venezuela existen avisos en los casinos que señalan: “si usted asiste con regularidad a este tipo de establecimientos, le recomendamos hacerse una evaluación psicológica”.

En Campeche en la época de José Ortiz Avila, expresamente en 1964, durante una fiesta de San Román, el coronel autorizó a un amigo la instalación de un casino, ---precisamente en el sitio donde se celebraba cada año la lotería campechana--- donde luego de las 10 de la noche y hasta las 3 de la madrugada se jugaba ruleta, pokar y otros juegos de azar con apuesta de dinero mediante fichas al estilo de Las Vegas. Lo señalo, porque mi familia vivía en la casa que estaba al lado de Cine Jardín y la ruleta quedaba precisamente a las puertas de mi domicilio. Las muchas críticas que recibió Ortiz Avila lo hicieron desistir para los años siguientes.

“La bolita” de la cual sabe mucho la familia Del Río-González, siguió funcionando con un bajo perfil y casi entre amigos.

En el Campeche de los años 70 existían varios domicilios donde se jugaba pokar. Uno de ellos se hizo conocido como “La casa de los libaneses”, ubicada en la calle 61 entre 8 y 10, establecida por los hermanos Salim y Neme Abraham. Al principio asistían solo los árabes, pero al paso del tiempo ocurrían sus amigos aunque no fueran de esa raza.

Las canastas uruguayas eran comunes entre socias de la UFIA y otros grupos sociales.

Las rifas anuales del Tec de Monterrey, las quinielas en el béisbol, la lotería campechana, los sorteos a beneficio de instituciones religiosas, las rifas entre amigos en el trabajo y muchos etcéteras.

Abelardo Carrillo Zavala, en su complejo inmobiliario llamado Sajuye estableció una casa de apuestas (books), que tuvo poca demanda y pasado un tiempo cerró. Es muy posible que se debiera a la falta de conocimiento de ese rubro. No se sabe si pagó impuestos por su funcionamiento, pero no es difícil  pensar que aquí en nuestra entidad se da todo “entre amigos e influencias”.

El ser humano es la criatura más adictiva de todos los animales. Si te acostumbras a ponerte  el pantalón empezando por la pierna derecha, el día que lo haces por la izquierda te sientes incómodo. Te vuelves adicto a esa forma de vida y es muy difícil romper con tus hábitos y tu manera de vivir. Hay una máxima entre los adictos al juego que dice: “La vida es 99 por ciento de suerte y uno por ciento de habilidad”.

Una cosa muy curiosa que no muchos saben es que la Iglesia Católica se opone a la instalación de casinos, por la carga negativa que llevan, pero no dice o ignora que el propio vaticano es dueño del 10 por ciento de las acciones de los casinos de Austria y en Atlantic City la iglesia maneja el vino.


SUPLANTACIONES

Las cosas se toman como de quien viene y en esta ocasión el amigo “Boticario” pescó en aguas sucias unas perlas de las que me permito transcribir a continuación:

“La cobardía es comportamiento habitual de incontables congéneres y ésta se magnifica si el ente (sujeto ridículo) se esconde, tal vez avergonzado de su propia apariencia y peor aún para alquilar la dignidad –que dudo posea--, detrás de algo ficticio y en el caso que nos ocupa, al parecer hay más de tres “personas” proclives a ese “anonimato”, que firman escudándose en “Castorcita Andrade” (por aquello de la Lupa en el esfínter) “opinando” en un diario que presume ser “De la familia campechana”, cuyo hábito mercantil hacia la sociedad local es más que conocido, pero, qué se puede esperar del director, otro “conquistador yucateco” y cuyas historias habré de detallar más adelante.

La semana que recién concluyó, en artículo signado  por esa misma runfla (el director y sus dos “ninfas”) que dándose golpes de pecho, bajo el subtítulo de Libertad o libertinaje (La sangre que debió verter al morderse la lengua) “Castorcita” lleva su comentario “Al ataque entre dos grupos en una publicación dominical, citando la Carta Magna y “elevada cultura”, en párrafo que se reproduce:

“Una vieja conseja (sic) que circula entre periodistas reza: “Puedo estar en desacuerdo con lo que dices y piensas pero defenderé hasta la muerte tu derecho de hacerlo”.

Quiero creer que tal vez nuestra heroín@ fals@ como se intentó referirse a Frase Célebre (que No Conseja), ya que ésta significa: Cuento, fábula o leyenda, cuyo Original producto de Francois Marie Arouet Voltaire (escritor francés París, Nov. 21/1649 –Ibid mayo 30/1778), nítidamente opinó: “Detesto lo que escribes, pero daría mi vida para  que pudieras seguir escribiendo”.

No terminan ahí las irrealidades de Castorcita Andrade afirma: “Muestra de ello es el documento anónimo que anda circulando por internet en que se acusa al subsecretario de Seguridad Juan Gabriel Ávila Ordoñez (…) La infamia fue desmentida ya por el funcionario (…)” La periodist@ aconseja con excesiva “Verticalidad”  “Así deben de hacerse las cosas: Tienes pruebas, acude a las autoridades, pero eso de andar difamando sólo por sistema debe de ser desestimado por la sociedad en su conjunto”.(Y en tu caso agrego: mercenariamente)

La sospecha asentada arriba, se confirma: Intensa debió de ser la hemorragia bucal en la Castorcita, al lesionarse la lengua con su dentadura, con tal de “justificar el chayo”.

Que haya salud.-  Héctor Becerra Gratacoz.

Hasta ahí la misiva de don Héctor sobre los “comentarios” de la mamífera roedora.

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