FOCOS ROJOS EN REDES SOCIALES
Twitter y Facebook son redes sociales creadas originalmente en San Francisco, California y en Boston, Masachussetts, respectivamente, ambas en Estados Unidos. Su popularidad ha sido enorme y se afirma que las revoluciones sociales en los países del medio Oriente, así como en España su uso ha sido determinante para que millones de jóvenes echaran del poder a dictadores con más de 40 años como son los casos de Egipto y Libia y los jóvenes indignados de la madre patria.
En el caso de Twister por defectos los mensajes son públicos, pudiendo difundirse privadamente mostrándolos únicamente a seguidores. Twitter apareció en el mercado en 2009 y Facebook a mediados de 2007. Se dice que entre ambas redes tienen más de mil millones de miembros y traducción a 70 idiomas.
Consecuentemente, la influencia de estas dos redes sociales es de enorme influencia, principalmente porque más del 75 por ciento son utilizados por jóvenes, lo que le da un vigor social determinante para activar demandas ciudadanas y es precisamente el poder político en regímenes diversos los que han visto con recelo el avance y alcance de estas redes sociales.
En Campeche se han venido usando desde hace un poco más de dos años, y en la actualidad muchas noticias que circulan ipso facto en esas redes hacen palidecer a los medios electrónicos y dejando a los periódicos como verdaderas reliquias de la información.
Pero no todo es miel sobre hojuelas, esta misma semana que ayer concluyó la Procuraduría General de Justicia del Estado de Veracruz, por presiones de Amnistía Internacional, otorgó la liberación de dos tuiteros detenidos por supuestos actos de terrorismo y sabotaje en esa entidad. El órgano judicial advirtió que la tipificación del delito de perturbación del orden público es preocupante y regresivo.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), informó que analiza y valora la constitucionalidad de la adicción que se le hizo al Código Penal de Veracruz para crear el delito, particularmente en lo relativo a la libertad de expresión.
Todavía el pasado martes de esta semana, el Congreso del Estado de Veracruz aprobó las reformas al Código Penal que tipifican como delito la perturbación del orden público, con la finalidad de “atenuar” los cargos en contra de los dos jóvenes detenidos por difundir en Twitter falsos rumores sobre ataques del crimen organizado a escuelas públicas.
Pero lo preocupante es precisamente que esta acción de los gobiernos que no admiten críticas, sean tricolores, azules o amarillos, aprovechan el espacio para tratar de aprobar un nuevo delito, para procesar a quien, por cualquier medio, afirme falsamente la existencia de aparatos explosivos u otros; de ataques con armas de fuego; o de sustancias químicas, biológicas o tóxicas que puedan causar daño a la salud, ocasionando la perturbación del orden público. Es desde donde quiera vérsele un paso represivo, regresivo y dañino para el estado de derecho, la libertad de expresión y el derecho a la información.
Hoy se dio en Veracruz, pero otras entidades federativas ya están estudiando la posibilidad de legislar para adoptar estas medidas, sin considerar que es una regresión de leyes ya derogadas y que en mis años de juventud se les tipificaba como Disolución Social, donde el Estado perseguía y encarcelaba a cualquier persona por hacer afirmaciones que el gobierno considerara falsas o inconvenientes, y que según las autoridades perturbara el orden público. Estos elementos de tipo penal mi padre decía que eran “peligrosamente vagos”, por cuanto que la carga de la prueba recaía en el Ministerio Público y éste “adecuaba la averiguación previa a su conveniencia”. Es decir, según el sapo era la pedrada.
Con este nuevo delito se estaría disuadiendo a los ciudadanos a cambiar información de forma independiente y legítima por las redes sociales y otros medios. El impacto que este acto de Veracruz está teniendo será negativo sobre el derecho a la libertad de expresión y peor aún, no ayudará a aumentar la seguridad.
Un amigo de mi padre, que aún vive, me decía que es urgente que se revise y valore la constitucionalidad de la adicción al Artículo 373, que establece una pena de uno a cuatro años de prisión y multa de 500 a mil días de salario mínimo a quien por cualquier medio, perturbe el orden público. Seguramente la CNDH estará en estos días valorando (cuenta con 30 días naturales), para resolver si procede ejercer la acción de inconstitucionalidad, en los términos que establece el inciso “g” fracción II del artículo 105 de la Carta Magna.
Sin embargo es la CNDH quien tiene la obligación de prevenir actos que violenten derechos como la libertad de expresión e impulsar reformas legales que la garanticen.
La misma comisión considera que se viola la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y la Convención Americana de Derechos Humanos, particularmente el artículo 13, en el cual se establece el derecho a la libertad de expresión.
Como está redactado, el tipo penal permite una aplicación arbitraria en contra de quien tuitee cosas que den lugar a perturbación del orden público, porque se tendrá que partir de la definición de lo que significa perturbación, si son cinco o más ciudadanos los que se asustan o empiezan a gritar; esto es muy subjetivo.
Mal avanza el PRI en la opinión pública nacional y , sobre todo, de los jóvenes con leyes como la de Veracruz. Un gobierno inteligente, humilde y honesto hubiera pedido disculpas a los tuiteros en lugar de encarcelarlos y tratarlos como terroristas. Este gobierno soberbio y arrogante respondió con esta “ley” con la clara intención de intimidar a las redes sociales resucitando el delito de Disolución Social. Con un Congreso a modo del gobierno, los veracruzanos están mal y esto apenas comienza.
A manera de comentario recordemos que el delito de Disolución Social fue aprobado por la Cámara de Diputados en 1941, cuando ya habían comenzado las hostilidades de la Segunda Guerra Mundial, pero tal como se indica en las consideraciones de la Segunda Comisión de Justicia, este tenía un destinatario específico: la posible quinta columna nazi-fascista que era más que probable que existiera o fuera a existir en nuestro país.
El proyecto de ley para el delito de Disolución Social provino del presidente Manuel Avila Camacho y no de los diputados. Se dice que la razón fue la segunda guerra mundial y la consecuente amenaza en México, teniendo una ley que velara por la paz interior. El ex gobernador de Campeche Alberto Trueba Urbina, aseveraba (era diputado federal por la CTM): “Los nuevos postulados están a la vista con la tragedia que vive Europa; tragedia de dolor, de opresión a los pueblos, que debemos tomar muy en cuenta para el presente y para el futuro. No nos debe pasar a nosotros lo que le pasó a las naciones civilizadas, pero militarmente débiles, de la vieja Europa: sus propios connacionales, los extranjeros, los quintacolumnistas, prepararon la invasión de sus pueblos”.
Años después y ya como gobernador de Campeche Trueba Urbina tuvo oportunidad de aplicar el delito de Disolución Social. Muchos campechanos fueron acusados por este delito y el régimen truebista se caracterizó por una mano dura para aplacar a sus críticos.
Cabe aclarar que este delito de Disolución Social era un delito político y curiosamente ninguna persona filo nazi o de derecha fue acusada por ese delito. Paradójicamente, el delito se enderezó contra los militantes de izquierda, precisamente a los que no iba dirigido ni en las intenciones del Presidente, ni en la de los legisladores federales. Pero en México sucede una cosa curiosa si el delito estaba ahí, había que aplicarlo y así fueron cayendo personajes de la izquierda mexicana, víctimas de un delito que debió derogarse en cuanto terminó la guerra mundial y con ella la amenaza de la quinta columna.
Los alcances del juego de los dos veracruzanos detenidos por falsear noticias en Twitter puede tener consecuencias. Ese malentendido manejo de la libertad de expresión puede dar lugar a lo que algunos ya comienzan a mencionar. El ministro jubilado Juventino Castro y Castro advirtió que por presiones políticas, el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa podría “renacer” el delito de disolución social en el capítulo que tipifica el delito de terrorismo.
Quizá un abogado me corrija, yo no lo soy, aunque lo dicho, es proyecto de la lógica y alguna experiencia profesional dentro del periodismo.
Un gobierno humano, consciente, patriota y visionario, nunca realiza, ordena, ni tolera, acciones en contra del pueblo. Solamente los déspotas totalitarios lo hacen y entonces, para justificar el uso de la fuerza y las armas, aplican códigos por ellos inventados. El delito de disolución social fue cancelado gracias a la lucha estudiantil de 1968, y ningún gobierno humano, pienso que estaría dispuesto a revivirlo.
Mientras tanto todos los que hacemos uso de Twitter y Facebook debemos tener cuidado en lo que asentamos diariamente en esas pocas líneas. La cordura debe prevalecer sobre la arrogancia de lanzar a las redes sociales noticias o advertencias que son arma de doble filo.
Sustraerme en ejemplos como el del marido campechano que se le largó la vieja junto con su retoño y lo avisó por Twitter, es hacer uso de aquel consejo que decía: “te lo comento pero que de Campeche no salga”, es una soberana pérdida de tiempo y eso sí de chisme barato y conyugal.
LO QUE YA NO FUNCIONA
No hay que quitarle el mérito de que la alcaldesa de El Carmen, Aracelly Escalante Jasso vda. de Lliteras, ha puesto en varias ocasiones el ejemplo de que en política callarse equivale a que al asumir el olvido no se busque corregirlo.
Chelly fue muy clara al denunciar públicamente que el famoso Acuerdo Macro, celebrado entre el Gobierno del Estado y Petróleos Mexicanos (PEMEX), no ha servido para nada, porque la paraestatal luego de la firma de ese documento el 10 de febrero de 2010, se ha burlado materialmente de Campeche.
Sin pelos en la lengua señala claramente que la gerencia de Desarrollo Social de Pemex no cumplió con sus promesas: que no ha reactivado la mesa de negociaciones; que los ocho ejes de “esa carreta” no funcionan; que los recursos de obras de beneficio mutuo son una cosa y los recursos asignados a Campeche son otra y finalmente que hasta el momento al ayuntamiento solamente se le han otorgado 13 millones para diversas obras, mientras que el trienio pasado a estas alturas ya habían asignado cerca de mil millones de pesos.
Chelly no lo dice pero de tanto tocar puertas de Pemex ya los nudillos de las manos están hinchadas y el hígado repleto de bilis.
Y es que también el gobernador Fernando Eutimio Ortega Bernés, ha llegado al tope su llenadera de aguante ante las injusticias y la falta de interés del gobierno federal para con esta entidad que sigue soportando el peso mayor del gasto público a través de Pemex.
El ejecutivo estatal y en ocasión del segundo informe del alcalde de Palizada, palabras más, palabras menos señaló que “necesitamos con valor, tomar decisiones que cambien muchas de las cosas que no están funcionando en el país, y me refiero a los temas relacionados con la seguridad, me refiero a los temas relacionados con los presupuestos, aquí no es que nos estén castigando, sino que simple y sencillamente ya no funcionan los mecanismos actuales”.
Aunque justificó que es por la crisis económica, nosotros vemos que la verdadera crisis es política y de falta de responsabilidad por parte del gobierno federal. Ortega Bernés dijo que “los gobiernos estatales y municipales llevan ya tres años de disminuciones en los presupuestos, pero que es imposible seguir con este estado de cosas”.
Y en efecto, hace ya 10 años que no se modifican las reglas para apoyar a Estados y a municipios. Fue en la época de Ernesto Zedillo Ponce de León, quien con el apoyo del Congreso de la Unión respaldó a los Estados y municipios mediante fondos creados en la Cámara de Diputados.
La situación está llegando a su límite, porque el país en general carece de recursos para atender las graves demandas de la ciudadanía. El pueblo puso a los regidores, síndicos, alcaldes y al mismo gobernador, no para quejarse, sino para que resuelvan los problemas.
En un país donde nadie cumple y nadie se siente obligado por su palabra, Ortega Bernés, dio a conocer que en Palizada firmó ante notario 37 compromisos de los que 16 ya han sido solucionados. De esta forma y sin recursos se está enfrentando a la solución de los problemas, porque no debe de olvidar que un buen político debe tener cintura, sentido práctico y fuerza.
En política uno es esclavo de lo que dice y dueño de lo que calla. Los días del silencio sobre la injusticia federal para con Campeche parece que están llegando a su fin, porque este gobernador electo con el mayor número de votos de toda la historia en Campeche, está gobernando para los que lo llevaron con su voto, para los que no lo hicieron y hasta para los que se abstuvieron de votar, quienes en definitiva están también hasta la madre de la política del actual gobierno federal.
COMENTARIO DE UN LECTOR
Recibí en mi correo un comentario que con el nombre de Anónimo me hace llegar un lector de Jaque Mate, con el fin de que sea publicado. Asumo esa responsabilidad, aunque también le aclaro a este “anónimo” que al hacerlo no necesariamente comparto con el su contenido.
“ Sinceramente hace ya una semana me encontré con la festividad de San Cacahuate en la capital campechana que años atrás eran narraciones algo épicas y románticas del Campeche antiguo, de campechanos exiliados ---por así decirlo--- en la capital de la República.
Y casualmente hoy quise reafirmar conocimientos sobre el santoral católico y en especial la pérdida de las tradiciones.
Es verdad, Fernando Ortega Bernés “Purux”, como el mismo se hizo llamar durante toda su candidatura, ha sabido convencer al pueblo de que trabaja. Y es que no es para menos tratar de entrar en razón y dinamizar un pueblo ocioso desde hace casi 400 años de existencia; es complicado de lograr en solo seis años.
Merece mérito lo que hace con su eslogan de Campeche Justo y Solidario que acompaña de programas de desarrollo social, pero también es cierto que no ha habido mayores cambios de ahí en fuera; cabe mencionar que a mi gusto desde (Jorge Carlos) Hurtado Valdez y Ortega Bernés, han sido los sexenios que han marcado un mayor progreso en todos los sentidos en Campeche, y no me refiero al monopolio político de la capital, sino al Estado.
Han sido los dos gobernadores que han causado credibilidad y un buen sabor de boca, pero un gobernador no actúa de manera aislada y los recursos no llegan como aguacero en tiempos de lluvia, la Federación nos recorta cada vez más el presupuesto y a pesar de ser el Estado que más aporta a la economía, es más, en su “territorio libre y soberano” se extrae petróleo dejándonos a los campechanos inflación, inseguridad, desempleo y una ola migratoria de gentes non gratas a estas tierras.
Bueno, creo que me he salido un poco del tema pero no pude dejar de expresar lo que creo.
Saludos desde El Carmelo, Ciudad del Carmen.”
LA VIDA Y SUS CIRCUNSTANCIAS
El 4 de noviembre de 2008 un desafortunado accidente aéreo cobró la vida de Juan Camilo Mouriño Terrazo, cuando se encontraba en el esplendor de su vida política y era desde entonces el delfín de su amigo el presidente de la República para sucederlo en el cargo.
El pasado viernes el cuñado de su hermano mayor Francisco Gilberto Brown Gantús, falleció víctima de penosa enfermedad cuando había logrado en el Partido Acción Nacional, el mayor cargo en su vida laboral, como delegado de la Profepa en el Estado.
Ambos, en el año de 1997 se enfrentaron como candidatos a la diputación por el V Distrito. Esa campaña colisionó a los hoy fallecidos en una guerra que trascendió lo político y hasta bardas con ataques personales dividieron a esa familia. Finalmente el primero ganó limpiamente ese distrito y fue el primer triunfo de un candidato azul por la vía de la mayoría.
Por su parte Panchito se lamió las heridas y se fue a refugiar en el Congreso del Estado con un cargo administrativo, donde obtuvo experiencia y comenzó el penoso camino de volver a buscar un cargo político y lo obtuvo en el 2003 al ganar el mismo V Distrito por el PRI.
Por su parte el cuñado de su hermano buscó la alcaldía de Campeche y en una campaña muy peleada fue derrotado ampliamente por el actual gobernador del Estado y el PRI. De ahí brincó a una diputación federal como plurinominal y fue donde logró consolidar su amistad con el actual presidente de la República.
Las cosas de la vida fueron determinantes. Juan Camilo ascendió hasta los primeros planos de la política nacional, mientras que Panchito se desligó del PRI y se fue al PRD, donde logró la candidatura a la gubernatura, misma que dejó para pasarse a las filas del PAN y apoyar a Mario Avila Lizarraga, quien fue arrollado por Fernando Ortega Bernés.
Lo demás es historia reciente. Juan Camilo muere en México y año y medio más tarde Panchito fue designado delegado de la Profepa, donde la muerte lo sorprendió.
Ambos dejaron muchos proyectos pendientes y la familia de ambos hoy vuelve a sentir la tragedia de la pérdida de otro miembro. Los tiempos de Dios no son los tiempos de los hombres y el Creador sabe porque suceden esas cosas.
El autor de esta columna tuvo en ciertos momentos de la vida de periodista contacto con ellos en especial con Panchito, quien en una ocasión me llevó a la dirección del periódico como regalo un cachorro de Rottweiller con pedigri, mismo que no aceptaron en mi casa.
Es de meditarse aquello de que se nos adelantaron en el camino. Como quiera que esto sea mis condolencias a la familia Brown Gantús, a sus padres Francisco y Martha, a sus hermanos, hermanos políticos y demás familiares. Descanse en paz. Esa paz que tal vez nunca logró completamente en esta vida.