EL BENEFICIO DE LA DUDA
El espectacular anuncio dado a conocer por el presidente Felipe Calderón Hinojosa, el pasado viernes 18 de marzo en Ciudad del Carmen, en ocasión del aniversario de la Expropiación Petrolera, cimbró el local donde se celebró el acto.
Un anuncio similar se dio cuando Carlos Salinas de Gortari, presidente de México dio a conocer también el puente “El jorobado” que une a Ciudad del Carmen con la Península de Atasta y que tuvo a su cargo ICA, la compañía que hoy anda a la greña contra el Grupo Mall.
Aunque algo se esperaba porque ya habían noticias de este aviso no por ello dejó de recibirse con alegría por parte del gobernador del Estado y de todo el pueblo carmelita que vio por televisión en vivo el evento.
No se dieron cifras del costo, tampoco del inicio de la obra. Lo que se sabe es que será un nuevo Puente de la Unidad, porque el aún en uso ya es posible esperar un colapso porque está a punto de cumplir 30 años, y fue construido con una tecnología obsoleta.
Lo preocupante es que al actual gobierno federal le quedan 19 meses para concluir su sexenio y suponiendo sin conceder que la obra fuera todo lo rápida que se requiere, lo más probable es que no se verá terminada antes del 1 de diciembre de 2012.
Ciudad del Carmen merece el nuevo puente y mucho más, porque esa infraestructura es una necesidad latente, sobre todo que ese municipio ha dado al país una gran renta económica. Cálculos conservadores señalan que el valor presente de esta renta que recibió el erario mexicano de todos los yacimientos de petróleo en explotación de 1980 a 2009 resulta la cantidad de 935 mil millones de dólares, monto superior de todos los bienes y servicios que produjo la economía mexicana en el 2009.
Lo triste es que la justicia no ha llegado a esta entidad y el petróleo ha declinado al unísono de su pozo estrella El Cantarell. Además los enormes recursos de esta explotación han servido para compensar la falta de recaudación tributaria, beneficiando más a quienes pagan menos ya sea por evasión o por elusión.
El dinero del petróleo campechano se ha usado para pagar desde el costo de salarios a maestros, soldados, policías, legisladores y burócratas en general y en cantidades ínfimas a inversión.
Este activo no renovable como es el hidrocarburo, no lo legaremos a futuras generaciones de campechanos, por lo que es necesario de que obras como la anunciada del nuevo puente no se den como graciosa dádiva. Campeche lo merece y Carmen lo necesita para seguir integrada al macizo continental.
Ahora bien, hay en este escribidor un dejo de duda porque ya se ha observado que ha sucedido con la construcción de la refinería que tantos pelearon y que quedó en manos de Hidalgo. Han pasado ya dos años y la obra que generó préstamos del gobierno de esa entidad por cientos de millones sigue sin iniciarse y no tiene para cuando.
El ofrecer no empobrece, el dar es el que aniquila y esperamos con el cariño que tenemos por nuestros hermanos carmelitas que esto si sea una realidad a corto plazo.
Nos alegramos también porque los esfuerzos con toda la educación del mundo del Ejecutivo estatal estén fructificando. Además evitará que la supuesta deuda que se contrataría por 850 millones de pesos, para modernizar el viejo puente queden sin ejercerse, porque los recursos han de salir de Pemex en su totalidad. Bien por la isla más poblada de México, la capital económica del Estado y la capital petrolera del País.
Será el inicio de una nueva justicia para la entidad o solo es el canto del cisne.
NO QUIEREN SOLTAR EL HUESO
Ante el inminente fin de la pésima actuación del actual presidente del Consejo Coordinador Empresarial de Campeche, Rogelio Hoil Canul, éste se dio a la tarea de amedrentar a sus representados para buscar dejar en su lugar a Yolanda Apolinar Quijano. Esta semana que concluyó ayer, se reunieron en petit comité Hoil Canul, Apolinar Quijano (como Comisaria), Laureano Ceballos (presidente de Canaipesca) y el hermano de la que quieren acomodar con calzador Alejandro Apolinar Quijano (como presidente de la Asociación Ganadera del Estado).
En nuestro anterior comentario sobre “el chavo del 2% sobre nóminas” señalé parte de los estatutos que quieren torcer a su favor y concretar las amenazas de eliminar a quienes consideran no son seguidores de sus artimañas para seguir disfrutando de las canonjías que otorga un recurso que proviene del erario estatal y que está prohibido de acuerdo con la ley, pero veamos como se originó esto y quienes han sido los responsables de tan tremenda violación.
El impuesto del dos por ciento sobre nóminas nació en el sexenio de Jorge Salomón Azar García, a instancias de un movimiento que a nivel nacional se estaba generando para apoyar a la iniciativa privada a fin de que ésta pudiera realizar proyectos de inversión factibles para beneficio del Estado. La idea no era mala porque es sano para cualquier gobierno que los empresarios tengan libertad para concretar inversiones a favor de la entidad y de la creación de empleos.
Cabe hacer mención que de acuerdo con el organigrama del gobierno del Estado existía la secretaría de Desarrollo Económico, pero que violaba la Constitución, por lo que fue creada en su lugar la secretaría de Desarrollo Social. Se logró entonces que los empresarios participaran en las asignaciones que el gobierno les haría mensualmente. Este impuesto causó muchas controversias a nivel nacional e inexplicablemente es Campeche el único que aporta a fondo perdido cerca de dos millones de pesos mensuales (uno para El Carmen y otro para Campeche), pero que en ese entonces obligaban a los empresarios a publicar mensualmente los estados de cuentas en forma pormenorizada. Pero hay que recordar una vieja máxima familiar que decía que “hecha la ley, hecha la maña” y fue Arturo May Maas, uno de los incondicionales de José Antonio González Curi, quien inventó estructuras empresariales e hizo desaparecer el consejo de Inversión y Desarrollo.
Todo el asunto se movió a la campechana olvidando que se violaba la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y la Constitución Política del Estado de Campeche porque nada más el gobierno estatal tiene la facultad y que no puede ser cedida de todo lo que es inversión y desarrollo. Sin embargo en tiempos del Califato y escuchando a su adlater May Maas, González Curi, otorga los recursos del dos por ciento sobre nóminas en forma sui generis, al regalar materialmente ese dinero del erario estatal a los “empresarios” campechanos.
De facto y desde entonces los miembros del Consejo Coordinador del Estado de Campeche, se han convertido en empleados del Gobernador en turno, por lo que lo de iniciativa privada, es peyorativo de facto.
Lo único positivo que al principio se logró fue una iniciativa del entonces secretario de Finanzas y Administración del gobierno de “la grandeza”, al condicionar que ese impuesto pagado por los empresarios campechanos se desglosara en cada estado de cuentas rendido mensualmente. Este asunto llevó a una investigación porque los impuestos que pagaba Pemex eran unos y se cubrían fuera de Campeche, por lo que El Carmen, recibía menor cantidad y no era dividido en partes iguales.
Es triste pero este relajo impuesto por González Curi y May Maas, es un esquema que debe revisar el gobierno del Estado, porque al querer ayudar a “la iniciativa privada” está violando la ley. Deben investigar cuántos estados entregan a fondo perdido estos recursos como lo hace Campeche.
Casualmente y sin ser parientes el abogado Baltazar Alejandre Canul, miembro de la academia Mexicana de Derecho Fiscal, considera que hay nueve argumentos jurídicos para combatir el impuesto a las nóminas, en uso en la entidad.
Dice el jurisconsulto que “En principio, los diputados que aprobaron y siguen aprobando año tras año la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos, que contiene la recaudación de ese impuesto están en un grave error.
El segundo argumento es que dicho impuesto carece de motivación. El Congreso no tiene un poder omnímodo para hacer lo que quiera, si va a hacer un cambio sustancial, como aumentar un gravamen, tiene que dar motivos muy amplios, no basta con que diga necesito más dinero y es para el desarrollo.
Tiene que basarse en un estudio socioeconómico, en números que justifiquen el alza, y decir porqué es necesario aumentar un tributo. Aquí no se cumple con el término nuevo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que es la de la motivación reforzada.
Afirma Alejandro Canul, que el objeto del impuesto sobre nóminas es gravar la subordinación de la prestación del servicio, pero se ha ido más allá al gravar el reparto de utilidades de los socios de las sociedades civiles y cooperativas. Es decir les da trato de empleados, cuando no lo son.
El impuesto es desproporcionado e inequitativo, porque grava un gasto y no una fuente de riqueza. El pago de una nómina no es riqueza, no son utilidades. El objeto del impuesto es oscuro. Viola el principio de la legalidad, porque no dice a qué rubros se va a destinar la recaudación.
Señala que además es inequitativo porque exenta a los entes públicos, a las paraestatales, a los municipios, al Poder Judicial. A unos si se los cobra y a otros no.
El dos por ciento sobre nóminas es una tasa fija, hay precedentes en la Corte que dicen que las tasas fijas no reflejan proporcionalidad y equidad, porque no es lo mismo cobrar el 20 por ciento sobre 100 pesos o sobre 200 pesos. Aquí se aplica la misma tasa a los chicos que a los grandes.
Hay otro error de forma: en la exposición de motivos no existe una narrativa de cómo se originó este impuesto, no dice cuándo llegó la iniciativa al Congreso del Estado, si se modificó o no, la fecha de su dictamen, cuándo se aprobó en el pleno. No hay un historial del proceso legislativo”.
Así que ya sabe usted estimado lector las iniciales de los responsables de este fraudulento impuesto del dos por ciento sobre nóminas: José Antonio González Curi y Arturo May Maas.
LA BURUNDANGA
No era mi intención hablar del Carnaval de Campeche, porque sea dicho con toda propiedad está tan embrollado desde hace más de 12 años que quien le meta la mano le queda chamuscada. Y aquí viene una reflexión que hago mía sobre un comentario de mi amigo Miguel Angel Villarino Arnábar, porque desafortunadamente en eso ha devenido nuestra fiesta popular, hoy, en manos de comerciantes y personas sin escrúpulos. ¡caramba! Si el recordado licenciado “Fa fa” viviera se volvería a morir de saber en que terminó esta festividad, en que terminaron aquellos decretos de cada año de los reyes feos que hacían temblar a los políticos comenzando por los gobernadores, y de los disfraces con poco dinero pero mucho ingenio.
Y es que como la popular canción de los años 50s,: Songo le dio a Borondongo, Borondongo le dio a Bernabé, Bernabé le pegó a Muchilanga… un verdadero relajo de todos contra todos y lo que es peor el muchachito de “los tuxes” metido en medio de la barahunda.
Las comparaciones son odiosas pero sirven de termómetro para saber si hemos avanzado o nos estamos hundiendo en la organización de esta festividad, que es del pueblo, para el pueblo y con el pueblo como participante principal.
Sin irnos muy lejos recordemos por ejemplo los carnavales de la época del coronel José Ortiz Avila, allá por los años 60s, cuando incluso ese gobernador importó de los EE.UU. a la banda del colegio Lafayette que deleitó a los asistentes al estadio “Presidente Carranza”, lleno a toda su capacidad y que concluyó con un cha-cha-chá famoso como fue “La boa”, que hizo bailar a todos los asistentes y que finalmente la velada concluyó con la presentación de la vedette Rosa María Vázquez, que impresionó tanto al militar de espada virgen que a la postre la hizo su esposa.
Y porque no decirlo en el trienio de Alvaro del Carmen Arceo Corcuera, como alcalde de Campeche se integró un Comité Organizador del Carnaval que presidió la señora Gladis Selem Ferrer de Ortega (+), con tan buena organización que sigue siendo considerado como los mejores carnavales del siglo pasado. La designación –porque eso fue- estuvo ampliamente meditada, porque la presidenta del comité no tenía necesidad de desviar un solo quinto y verificó esa medida en todos los aspectos, fue un comité que arrojó superávit en su operatividad.
Este año el negociazo de la contratación de artistas, que cobran como legisladores federales pero ni cantan, ni bailan; de los pleitos entre diseñadores que se llevan carretadas de lana; de los comentaristas que han hecho y deshecho voluntades y prestigios a su conveniencia; de las autoridades municipales, únicas y verdaderas responsables de todo el relajo que comienza con la falta del pueblo en una elección democrática de sus reyes. Los vicios de la política pernearon y se quedaron en ese sistema de designación, tan es así que por ejemplo “la viejita” y Pedro Góngora Guerrero, le dejaron al de “los tuxes” de herencia hasta los reyes adultos e infantiles etiquetados y que éste no pudo quitarse nunca esas cuatro banderillas.
Comenzando con la reina de este año, una muchachita muy chula que en escenario demostró su valía, pero en otros aspectos se dedicó a darse de catorrazos contra todos, comenzando con su humilde rey feo, que dicho sea de paso hizo un magnífico papel, pero Marianita ante el temor de que a “La Barbie” le embargaran hasta la corona de rey por sus acreedores, se negó incluso a bailar con su rey feo ¡increible!
Marianita es cierto, había sido designada para ser reina del carnaval (no por el pueblo como ella comenzó a decir: “mi pueblo, por aquí, mi pueblo por allá”) en el año 2006, donde una jugada de última hora del gobierno municipal de Fernando Ortega Bernés, acabó con su sueño de imposición. Su señora madre no cejó en el intento y logró al fin en este 2011 su proyecto, donde también de última hora Marcia Muñóz Vasconcelos y Jesse Martínez Caamal, se dieron hasta con la cubeta. El muchachito de “los tuxes” tuvo que separarlos y mandar incluso a Martínez a otra oficina lejos de la dirección de Desarrollo Social, donde los cacahuates de esa directora truenan apoyada por la esposa del alcalde en todo (fue su condiscípula).
El caos fue tanto que revivió aquella coordinación del carnaval que por seis años tuvo a su cargo “La paloma”, bajo estricto control en todas las festividades de la ciudad. El pleito en Desarrollo Social fue una victoria pírrica para “Jessie”, que como los gatos callejeros se lamió sus heridas y siguió en el relajo.
Estamos completamente seguros que un carnaval cuesta mucho y hasta en la época del coronel Ortiz Avila se cobraba la entrada a las coronaciones. Donde la puerca torció el rabo fue en el sexenio de “la grandeza” y luego en el de “las piedras”, que no olvidaron que al pueblo ”circo aunque sin pan”. Así se gastaron del erario estatal y municipales enormes recursos para traer a grandes artistas como Maná, Chayane, Alejandro Fernández, Ana Bárbara, Ninel Conde, la banda de El Recodo y un largo etcétera, donde los boletos eran gratis, aunque todos los conciertos eran gratuitos para el pueblo pero con las 20 primeras filas reservadas para la élite, funcionarios estatales y municipales y amigotes de siempre, aunque el pueblo quedara con los aquellos de berraco: arriba y atrás.
El pueblo se malacostumbró y el tristemente recordado Solrac Lorenzo, comenzó a cobrar, aunque no de acuerdo al espectáculo. La lana recaudada nunca se comprobó para que fue utilizada y jamás se hizo un corte de caja. El actual alcalde con ese afán recaudatorio que parece perseguirlo hasta en sus sueños, siguió con el espectáculo de paga y aunque a bajos costos se logró recaudar algo. De lo obtenido se presumía que era para amortizar gastos, pero hasta la fecha nadie ha dicho esta boca es mía. Se menciona que se erogó 18 millones de pesos pero no se sabe en que se emplearon porque hasta los patrocinadores de carros alegóricos pagaron por lucirse en los tres bandos de la festividad.
Aquel comité del carnaval de la época de Alvaro del Carmen, no solo rendían un estado de cuentas apenas terminando la fiesta, sino que comenzaban a preparar el del siguiente año. Cada uno de sus integrantes no tenían sueldo ni influían en contrataciones de artistas y servicios afines. De esa forma se garantizaba su cariño por las fiestas de Momo. Tenían suficiente solvencia moral para evitar las críticas que siempre nuestros paisanos hacen sobre cualquier labor.
Hoy, el carnaval de Campeche está en manos de comentaristas, diseñadores, coreógrafos, constructores de carros alegóricos, contratistas de artistas y servicios múltiples que esperan estas fechas para hincarle el diente a los recursos que nunca son suficientes. Verdaderas fortunas se gastan en la elaboración de trajes de reinas que nada tienen que envidiarle a las mulatas que desfilan en el Sambódromo de Río de Janeiro en Brasil.
En cuanto a los bailes pre carnavalescos estos siguieron siendo los mejores inicios de la fiesta de la carne, tanto el del DIF, como el de los Cursillos de Cristiandad (¡Jesús! El diablo aportando para la fe) tuvieron el mejor desempeño.
Finalmente, presencié en un canal local una entrevista esta semana que termina que le hicieron a Marianita. A la chica se le ve de muy mal carácter y desconocedora de cómo se mueven las aguas de la política de la que no escapa el carnaval. Todos sabemos que fue al igual que sus antecesoras impuesta y con eso se dice todo, porque de otra manera en una votación a mano alzada de ese pueblo a lo mejor salía como reina otra Marianita, pero de apellido Yam.
Y ya me aburrí de esta cena de negros y es mejor cantar la burundanga para recordar a este carnaval campechano.
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