BICENTENARIO SUI GENERIS
En poco más de 96 horas tendremos encima las fiestas del Bicentenario del inicio de la Independencia de México (el hecho se logró once años después, es un decir). Momento único para señalar tantas cosas que nos han pasado y otras tantas en las que seguimos igual, pero los festejos como decía Octavio Paz: “El mexicano ama las fiestas y las reuniones públicas. Todo es ocasión para reunirse. Cualquier pretexto es bueno para interrumpir la marcha del tiempo y celebrar con festejos y ceremonias hombres y acontecimientos. Somos un pueblo ritual”.
En la lucha libertaria de México hay quienes afirman que no existieron campechanos que lucharan por la independencia, pero existen. En especial hay que recordar al ilustre marino campechano que peleó en la batalla de Lepanto, D. Pedro Sáinz de Baranda y Borreyro, quien desde Alvarado, Veracruz donde se hallaba al frente del comando militar, acudió al llamado de Antonio López de Santa Ana, pero que le hizo sospechar un común acuerdo entre éste y Lemaur, para entregar traidoramente las fuerzas navales a su cuidado.
Sáinz de Baranda, está considerado por la historia como el vencedor del último reducto español en tierras mexicanas al derrotarlos en la fortaleza de San Juan de Ulúa, Veracruz. Pero curiosamente en Campeche tiene una categoría de prócer de segunda.
Sin embargo la historia consigna que en la Península de Yucatán no hubo guerra de independencia, porque en el año de 1821 en este territorio mexicano era unánime el sentimiento contra el régimen colonial. El Ayuntamiento de Campeche aconsejaba un entendimiento con el jefe insurgente de Tabasco, y comunicaba además que había tomado algunas precauciones para que el orden público no fuese alterado en Campeche durante la fiesta de San Román. Lo anterior fue bastante para que el capitán general español Juan María Echéverri, convocara en Mérida, Yuc., a la junta general del día 15 del propio mes de septiembre, en la que se proclamó la independencia.
Esta proclamación de la independencia de México la firmaron en Mérida el propio capitán general Echéverri y las principales autoridades, y entre éstas los liberales campechanos Pedro Manuel de Regil y Pablo Lanz, vocales de la diputación provincial; el regidor Manuel Carvajal, el comandante de cívicos Francisco Antonio Tarrazo, el coronel de artillería Juan Rivas Vértiz.
El primer lugar de la península yucateca (en ese entonces) en que se enarboló el pabellón mexicano, fue el palacio municipal de San Francisco de Campeche, hecho que aconteció el 14 de octubre de 1821. Alguien debe de decirle al actual alcalde panista que cuando menos adorne el ex cuartel Pedro de Baranda, porque da la impresión de que las fiestas patrias le están pasando encima sin que lo sienta. Pobre alcalde sus consejeros tal vez de lo que le hablan es de baches y traiciones.
Pero aún más, el primer nombramiento para jefe superior político y capitán general de Yucatán, al consumarse la independencia, lo hizo el Ayuntamiento de Campeche, a favor del coronel de ingenieros Juan José de León y Zamorano, campechano por afección y antiguo teniente del rey residente en la ciudad de Campeche
Por lo que se observa los patriotas campechanos quedaron olvidados de la historia, pero también es cierto que debido a que los primeros divisionismos entre Campeche y Yucatán se escenificaron precisamente en la década de 1820, los nombres de los nacidos en esta tierra que se afirma –sin pruebas de ello- han quedado asentadas en diversos documentos históricos como naturales de otras entidades. No basta afirmar que tal o cual hijo de campechanos o campechanos que dejaron esta tierra hayan participado no con un fusil en la contienda, pero si en la política que devino en nuestra independencia nacional. Habré de estar pendiente de los que se mencionen próximamente para opinar en consecuencia.
Mientras tanto, en Campeche no habrá espectáculos multimedia –como es el caso del D.F.-, ni expo-Bicentenario como en la tierra de Vicente Fox. En nuestra capital no habrá derroche, y no por que seamos menos patriotas que en otros estados, sino porque los recursos siguen siendo la piedra toral de los problemas que se enfrentan desde el inicio de esta administración. Sin embargo, cada pobrete, lo que tiene mete y el festejo será hasta cierto punto austero.
El hombre responsable de la cultura dejó en las manos de Alfonso Esquivel, el manejo de las fiestas del Bicentenario y Centenario. Tal parece que lo que esta persona quiere es que todo salga mal, porque hasta la fecha no pudo, no quiso y no supo armar un programa atractivo para que en campechito se festeje el Bi y el Centenario. El Ayuntamiento de Campeche, es cierto que no es la autoridad responsable de estos festejos pero la coparticipación pudo haberse dado, aunque también allí falta imaginación. La joven marciana (o algo así) se le quemaron los frijoles y no pudo discernir ni siquiera los 445 años de la llegada del Cristo Negro de San Román. En esa área de la comuna todo se va en imagen, aparecer en los medios, coronar hasta los santos y hacer un desbarajuste en los acomodos de los juegos mecánicos, que este año para beneplácito de los sanromaneros volvieron a las inmediaciones de la iglesia. Se rumora que el mismo párroco tuvo que meterle organización antes de que se convirtiera en un caos.
Si la voluntad y la capacidad de elaborar proyectos existiera en el feudo panista se pensara en que en Campeche existen decenas de campechanos ilustres que ya cumplieron su ciclo de vida y están en las praderas de Manitou. Una Rotonda de los Campechanos Ilustres bien hubiera sido una obra para trascender. El lugar existe, el propio Ayuntamiento dispone del terreno en la colonia Montecristo, que desde el trienio de Víctor Manuel Méndez Lanz, fue un trueque entre Ayuntamiento y la extinta Cooperativa Esperanza (aquella de los camiones verdecitos y administrada por políticos). El sitio se encuentra a espaldas del Cementerio de San Román y a menos de 100 metros del monumento al Maestro de América y del malecón.
Hay tantas cosas que se pudieron hacer que más vale no seguir mencionándolas. Todo quedará en megaacarreos y “chan obras”, como llamó Fernando Ortega Bernés, a quienes construyen obritas de relumbrón. Lo que si estamos seguros habrá este 15 de septiembre son toneladas de juegos pirotécnicos. Y lo que no faltará será la “vaquería” famosa que un buen día hace ya una década se le ocurrió a una primera dama que le gustaba zamarrearse la aponeurosis cerebral y quien la suplió vino de Becal, Calkiní y desapareció el traje regional de campechana y lo sustituyó con el hermoso terno de mestiza yucateca, que puede ser muy bonito pero que no es nativo de esta tierra, además de que su costo puede ser (para la élite que funge como corifeo) hasta de 30 mil pesos y olvidan que en Yucatán se clasifican hasta en la manera de colocarse el lazo en la cabeza (a la izquierda soltera; a la derecha casada y en medio con pareja o novio). Total costumbres que no son propias de la idiosincrasia de Campeche. Si resucitaran de nuevo se morirían ipso facto las viejas familias de abolengo como por ejemplo las Preciat y las Arrigunaga que tenían en el traje regional los vestidos de gala de sus sirvientas con tan poco costo, además de dos juegos de chancletas bordadas y medio tacón.
Señala Enrique Krauze, en su Siglo de Caudillos que a “día tras día se inauguraban obras materiales y de beneficencia cuyo objeto era dar testimonio del progreso que por fin, luego de un retraso de siglos caracterizaba la vida mexicana. Don Porfirio Díaz, había dado al país desde su lejano ascenso al poder en 1876: obras portuarias, excelentes vías férreas, teléfonos, telégrafos, correos”. Sólo ocho meses más tarde estaría dejando la presidencia de la República como resultado de una rebelión que ya la represión no pudo contener, pero, los festejos eran los festejos y se hacían a todo lujo, en obras y en fiestas como las del primer centenario de la Independencia.
“Un desperdicio y una mezquindad entre los mexicanos, no celebrar los aniversarios, pues es una mayoría aplastante la que se ha unido a los festejos”, dice cachondamente el secretario de Educación Alonso Lujambio. Aunque nadie sabe cómo contó el sucesor de Justo Sierra Méndez y José Vasconcelos “esa mayoría aplastante”.
Hay biografías, historias generales, novelas, historias, investigación de hechos específicos, rescate de personajes con perspectiva de género como el libro que en estas fechas se dará a conocer por dos autores que llegaron a sintetizar versiones y opiniones, que dicho sea sin ánimo de ofender, pero habría que investigar a su vez si son ciertas esas historias o producto de la elucubración de una de esas personas a la que por cierto no añoran en la Profeco. Porque estoy seguro se aparta en ciertos pasajes de lo que nos han contado hasta ahora. La verdad histórica de los campechanos sigue sin ser conocida, porque se pierde ya en la noche de los tiempos. ¿Leyenda? Tal vez sería mejor un libro como ensayo, pero no como revelación maravillosa que se aprovecha de estas fechas y convence a Esquivel, ese que dijo que pagó dos millones de dólares a Andrea Boccelli, pero que ese asunto nunca quedó claro y siempre hay un vencedor: el que paga y recibe diezmo.
Quizá lo único rescatable sea la cantidad de artículos, títulos de libros y revistas, aunque no todos con cargo al presupuesto de estos festejos.
El marketing de este año ha girado sobre el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución: “bicentenario para una tarjeta de crédito; un préstamo para viajar; una casa para adquirir; un coche, etcétera, y así hasta el infinito. Es una oportunidad única que nadie que hoy sea adulto y hasta niño en sus primeros años podrá vivir dentro de 100 años. Sólo una vez en la vida se vivirá este acontecimiento.
¿Celebración más que reflexión? Los festejos porfirianos si fueron de calidad y que los realizó el dictador oaxaqueño en recuerdo a la gesta histórica del cura Miguel Hidalgo y Costilla (El cos, para los narcos), quien por cierto el grito de arenga esa madrugada del 16 de septiembre fue: “Viva Fernando VII”. Muestra clara de su lealtad a la monarquía.
Vivimos, querrámoslo o no, en un mundo ya del iluminismo. Algunos de los principios de esta corriente ideológica son: el laicismo, la dignidad humana, la tolerancia, las garantías individuales, la igualdad política y social, el sometimiento del poder a la ley, el Estado al servicio del pueblo, el conocimiento y la educación como armas para sacar a los mexicanos de la miseria e ignorancia, el ejercicio honesto del gobierno. Conceptos que se llevan muy mal con el conservadurismo de los últimos 10 años en el gobierno federal. Ciertamente, hay que ir más a fondo en lo que signifique una verdadera independencia y su actualidad como proyecto histórico de largo alcance, es decir, cortar y desechar las correas que nos han sujetado para dejar de ser perros.
Pero quién piensa en ello la noche del próximo 15 de septiembre. Esa noche, los amigos que durante meses no pronunciaron más palabras que las prescritas por la indispensable cortesía, se emborrachan juntos, se hacen confidencias, se critica a los nuevos funcionarios públicos, se les desnuda su vida privada, pero al final lloran las mismas penas, se descubren hermanos y a veces hasta para probarse se lían a golpes o se medio matan entre si. La noche queda corta, se llena de canciones mexicanas de nacionalismo ramplón y de aullidos que no canciones. Los enamorados despiertan en moteles o en la parte de atrás de sus vehículos y buscan seguirla en otro lado. Hay diálogos y burlas de mesa a mesa en restaurantes. Se arrojan sombreros de medio pelo al aire. Las malas palabras es el común denominador porque el campechano es macho. Hay riñas, injurias y si algunos son insolentes. En esos casos la alegría termina en el Ministerio Público, donde el adalid de la justicia, se las ve y las desea para integrar bien cada expediente y sambutirlos en el bote y enviarlos al Resort de San Francisco Kobén. Todo eso forma parte de los festejos. Porque el campechano no se divierte: quiere sobrepasarse, saltar el muro de la soledad que el resto de año lo seguirá convirtiendo en Juan Perro. Felices fiestas del Bicentenario. ¡Viva México! ¡Viva Campeche!
Mate al pastor.
ICA 2 – MALL 1
Finalizó el juego y los españoles cayeron al son de 2 por 1 ante ICA, luego de que un juez federal avaló la asamblea de accionistas que en jugada de pared había empatado el partido comenzando el segundo tiempo del encuentro entre La furia de los Noval y los celestes de Bernardo Quintana. El partido había desde un principio arrojado la falta de calidad de las jugadas de los españoles, quienes se valieron de mil marrullerías que un árbitro les dejó hacer en el segundo tiempo, pero que finalmente no hubo necesidad de llegar a los tiempos extras, y mucho menos a los penaltis. Campeche, Playa, Golf y SPA Resort ya está en poder de Ingenieros Civiles y Asociados, empresa mexicana que los campechanos esperamos que hagan realidad ese desarrollo turístico en donde los intereses creados desde las esferas del pasado gobierno estatal impidieron aplicar la ley.
Ya lo habíamos comentado desde la primera información de la saga de esta historia generada en el “sexenio de las piedras”, en ese entonces la primera convocatoria buscaba terminar el relajo a que se habían acostumbrado Julio Noval García y Julio Noval Arias, quienes triangularon recursos financieros entre Campeche, Panamá y España. Al principio todo fue miel sobre hojuelas, pero ¡rediez! Tanto va el cántaro al agua… Tarde que temprano el resultado se esperaba y la guadaña la aplicó ICA que había salvado de la quiebra total a este complejo turístico ubicado en Champotón, Campeche.
La chicanada jurídica de hace unas semanas le estalló en las manos a los Noval, porque ni con el tiempo que lograron emplear para sobrevivir fue suficiente para cambiar lo que no podía cambiarse. El Proyecto Esmeralda Resort que constituyeron para construir el complejo y que aparentemente el juez federal que suplió a su homólogo en período vacacional lo único que hizo fue dar un compás de espera que, finalmente el juez encargado del despacho permitió la remoción de los miembros del Consejo de Administración que tenían a su cargo los Noval padre e hijo, por tanto este juez Segundo de Distrito con sede en esta ciudad de Campeche, dio validez a la asamblea de accionistas, luego de la apelación de ICA, según da a conocer el Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Campeche con fecha del día 10 de septiembre de 2010, mismo que también dio a conocer fuentes del Consejo de la Judicatura.
Recapitulando señalamos parcialmente lo que esta columna Jaque Mate había ya comentado desde semanas atrás: Campeche gana con este resultado porque ICA no va a dejar asentado lo invertido, sobre todo que pesa sobre ese desarrollo turístico una serie de demandas de clientes extranjeros que cansados de exigir el cumplimiento de sus contratos de compraventa demandaron al Grupo Mall.
En este sitio hasta la fecha hay una inversión con números de 600 millones de dólares (cerca de ocho mil millones de pesos), donde se levantarán tres mil 45 viviendas 750 de las cuales debían estar listas desde el pasado 5 de agosto de 2008, que pese y a la fuerte inyección de recursos del erario estatal del pasado gobierno, no fue inaugurada esa primera etapa. Los españoles culparon a ICA de retrasos en la terminación de varias obras del complejo de 308 hectáreas, que la empresa mexicana edificaría con el respaldo financiero del Bank of New York Mellon, los representantes legales de Mall argumentaron que si bien la empresa española celebró un contrato de prenda sobre acciones con ICA el pasado 11 de diciembre de 2008, los derechos inherentes a las acciones, particularmente los corporativos, le seguían correspondiendo ya que poseen el 93.49 de las acciones que le permitieron destituir a toda la anterior asamblea presidida por Julio Noval García.
A partir de este momento y ya con los pelos en la mano los abogados de ICA habrán de apersonarse al Registro Público de la Propiedad y del Comercio con los resultados de la última asamblea para emprender en serio y hasta terminar ese desarrollo que ha tenido muchos problemas por la falta de responsabilidad, el exceso de privilegios y los intereses en juego con el apoyo de un gobierno que ya se vio, no logró consolidar ningún negocio en Campeche y por el contrario se echaron a la basura cerca de mil millones de pesos en infraestructura diversa que fue sin duda a fondo perdido.
Si ICA se decide a poner los puntos sobre las íes es posible conocer quiénes están detrás de los españoles, que como se ve, conocen de desarrollos turísticos tanto como usted y yo de física cuántica.
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