NUNCA PREMIAR LA VIOLENCIA
A pesar de no estar de acuerdo con el punto de vista de las marchas ordenadas y las reclamaciones legítimas del pueblo, en el sentido de que el sistema político mexicano está muy podrido, para muestra tenemos a los “campesinos, artesanos y personas de la tercera edad” que han persistido en lograr sus aviesos fines, no estoy tampoco de acuerdo en la forma en que tratan de confundir a los campechanos. El procedimiento violento y el tono chantajista que ha utilizado Luis Antonio Che Cu, presidente del pseudo Frente Campesino Independiente “Emiliano Zapata Salazar (Freciez), lo deslegitima cada día.
Pero no estoy de acuerdo en que el gobierno estatal a cuyo manejo se le encomienda, por ser el responsable de la política interna a Roberto Sarmiento Urbina, quien al ceder premia la violencia de Che Cu. Sobre todo que su estreno en este tipo de asuntos fue con un diáfano éxito en la ya histórica invasión de San Antonio Ebulá.
Che Cu, no puede arrodillar al estado ni al municipio con sus amenazas de marchas, gritos, tomas de oficinas públicas y chantajes que algunos se atreven a vaticinar que detrás de él se encuentra un andamiaje en las personas de Edilberto Rosado Méndez y Carlos Baqueiro Cáceres, el primero refugiado en la ciudad de Mérida, Yucatán y el otro suelto, pero que su origen de uno de los Judas del Día de los Pibipollos lo tienen ocupado como el mandandero de sus asuntos sucios. Así ha ocurrido en muchos años.
Para avanzar hacia un Campeche más democrático, más justo y más solidario se trata de limpiar a las instituciones. Che Cu, no ha demostrado ni ser justo ni ser solidario, ni mucho menos ha dado muestras de que busca ser congruente con lo que dice.
Como persona nos resulta muy jactancioso, pues su supuesta valentía, su arrojo y su de$intere$ por las causas que defiende no son legítimas. Ya no somos niños para soñar con la audacia de un Robin Hood, sin nada de responsabilidad, ni con la vida natural de un Robinson Crusoe, ni con las andanzas de un Don Quijote de la Mancha, ni con el delirio de destruir a las instituciones y al orden establecido.
Da Che Cu, un poco de lástima, porque probablemente va a ir directo al infierno, mucho más bajo que todos nosotros. No es un líder confiable para navegar en el mundo moderno, ya que no es nada institucional, pese a los largos años de burócrata en la Secretaría de la Reforma Agraria en México, D.F., y eso lo hace peligroso porque conoce en cierta forma los vericuetos de la corrupción en los sótanos del poder.
La democracia es una mujer tan segura de si misma, que nos parece casquivana porque no le pertenece a nadie y nos pertenece a todos. Nadie tiene el derecho a ofrendar apoyo del tipo que sea: monetario, judicial, moral, etc. a este pseudo lidercillo de pacotilla.
Sarmiento Urbina, haría muy mal en ceder ya que la gente de la calle, el ciudadano común y hasta los mismos trabajadores del estado y los municipios que ha “visitado” Che Cu, en su ya largo periplo, tienen una percepción negativa del proceder de esta persona, quien por cierto se jacta de haber movilizado más de seis camiones y prepotentemente estacionarlos en la mismísima Plaza de la República, sitio donde se encuentra el reloj, la lámpara votiva y el lábaro patrio que esperan los festejos de los 200 y 100 años de las gestas nacionales de la Independencia y de la Revolución. Para el lidercillo eso no importa, sino demostrar que no tiene miedo a nada.
Y repito no estoy de acuerdo con la postura de quienes deben jalarle las orejas y algo más de Che Cu. No se vale premiar la violencia, no se debe ceder lo que el pueblo no quiere y éste busca tranquilidad y cada día menos problemas de esta índole. No debe auspiciarse el chantaje.
Claro que cuando la perra es brava, hasta los de casa muerde. Es la hora que el grupillo checuense está pasando unas ricas vacaciones en la puerta norte del Palacio de Gobierno, mientras alcaldes de 10 ciudades de la República se preguntarán qué esperan nuestras autoridades para poner de patitas en la calle a estos ganapanes. Y todavía se da el lujo de decir que ”le doy una tregua a (Carlos Ernesto) Rosado (Ruelas) por el asunto de los artesanos”. Cínico y prepotente.
Jaque perpetuo
UNA JOYA MUY DEVALUADA
La noticia sacudió hasta sus cimientos a los habitantes del municipio de Champotón, ya que Haltunchén, Seybaplaya, Hool, Xqueulil, Villa Madero, Moquel, El Bomal, Paloma Blanca, El Cardenal, Pixoyal y en general todos los poblados y habitantes en cierta forma han tenido en algún momento de sus vidas contacto comercial, laboral o de producción con el ex feudo de la familia Macari Kaanan.
El ingenio azucarero La Joya fue obra de su visionario dueño don Cabalan Macari, en la década de los años cuarenta. Y con el apoyo moral de grandes amigos del municipio de Champotón, que era el lugar más idóneo por su tipo de suelos, ubicó el mejor sitio y logró que los ejidatarios cambiaran el sistema de siembra ancestral por el de la caña de azúcar.
“Don Cabush” como le llamaban sus amigos y familiares más cercanos hizo grandes amigos como es el caso de don Felipe Vázquez Durán, presidente municipal en dos ocasiones de Champotón, con quien salía a pasear por los alrededores de Champotón y del ingenio en aquel carro Mercedes Benz, color gris que invariablemente era conducido por su fiel chofer de nombre Pablo.
La familia Macari, en especial don Cabalan, fueron auténticos altruistas que eran estimados por los champotoneros en general. Ayudó a muchos jóvenes en sus estudios y la prueba es que no pocas escuelas de ese municipio llevan su nombre.
La Joya era un emporio en los años 50, tan es así que en 1956 el ingenio fue considerado el más productivo a nivel nacional, incluso sobre ingenios como el de Atencingo. Su producción de azúcar refinada iba directamente a Europa y Estados Unidos. El dinero circulaba en todo Champotón y en lugares como la misma capital del Estado.
Pero todo lo que principia, acaba. La verdadera debacle de La Joya fue la muerte del viejo libanés (originario de Ehden-Zgharta) y la disputa que de esa empresa realizaron sus hijos Aniceto y Juan, quienes nunca quisieron invertir para modernizar las máquinas y lograr mayor capacidad de molienda del dulce. Esa falta de modernización y la tecnología de punta que estaban adquiriendo otros ingenios nunca fue motivo de interés de los Macari.
Además, hubieron otros factores como es el caso de las variedades de caña que debieron sembrarse hace cuando menos dos décadas. Actualmente, el ganador de la medalla “Justo Sierra Méndez”, un doctor con cerca de 90 años y especialista en fitopatología de la caña de azúcar, está tratando de encontrar una solución para un nuevo tipo de caña, pero es el caso de que el Gobierno Federal insiste en licitar por tercera vez este centro fabril y amenazar con el petate del muerto a miles de familias que dependen directa e indirectamente de esa industria. La única con esas características en todo el estado. Suponiendo sin conceder que se encontrara una variedad idónea y más productiva de caña, el problema estaría en que ese cambio tendría que ser escalonado y llevaría cerca de cinco años sin suspender la actual producción.
La licitación es resultado de aquellos malos manejos de Juan Macari nieto, quién se hizo cargo de La Joya y dilapidó el dinero en su verdadera pasión que son los ranchos de ganado bovino en sitios como Tizimin, Yuc., Incluso una de sus hermanas lo tiene demandado en juzgados de Yucatán y Campeche, pero los expedientes están en el congelador por causas que pocos saben. La familia está dividida y el ingenio ya no está en poder de ellos, sino de un Fideicomiso Liquidador de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (Fideliq), que se hizo caro de La Joya en quiebra por una fuerte deuda contraída por la Familia Macari con la Financiera Nacional Azucarera, S.A., en virtud de que los yucatecos de origen libanés ya no quisieron apostar a esa empresa que fue la mina de oro de su enorme fortuna. Se dice que parte del dinero recibido por la Financiera nunca se empleó en La Joya, pero era el aval y se tuvo que pagar las consecuencias.
Luego de los problemas que por los grandes inventarios ha tenido el azúcar, por la piratería de sitios como Brasil, Argentina, Uruguay y Colombia, además del TLC y de la presión de los venenos negros de EE.UU. en las figuras de sus bebidas de cola, originaron la quiebra de muchos ingenios.
Subyace una versión de que llegada la tercera licitación y que esta se declare desierta, entonces el gobierno federal podría entregar los ingenios a grandes empresas transnacionales, que se harían cargo y harían el gran negocio con todas las consecuencias para millares de familias campechanas. Cosas de la globalización.
Sin embargo por investigación con productores de caña se pudo averiguar que los gobiernos federal y estatales abandonaron desde hace décadas la construcción y conservación –de los que ya existían- de caminos de acceso a zonas de cultivo de la caña. También de la promesa de esos mismos gobiernos de instalar con el apoyo de los productores de sistemas de riego, pero esto nunca se dio.
La corrupción ha sido el síndrome de la actuación de los tres administradores enviados por Fideliq, todos ellos llegaron con una mano adelante y otra atrás a La Joya y se han ido con enormes riquezas. Son propietarios y algunos compraron cientos de hectáreas de siembra de caña que tienen prioridad sobre todas las demás. Traen de otros sitios maquinaria “rentada” que deja grandes utilidades y pobre de aquel productor que proteste porque entraría en la lista negra de esos “administradores”.
Incluso Enrique Macari, sigue siendo uno de los propietarios con mayor número de hectáreas de cultivo y aunque la planta ya no está en poder de su familia sigue teniendo ciertos privilegios.
En un breve diagnóstico de dos viejos agrónomos de Champotón se observó que este juego de tener en jaque al gobierno estatal con el cierre de la planta obedece a razones de carácter político, ya que no es posible de que a pocas semanas de que Ortega Bernés, haya dado el banderazo de salida de la zafra 2009-2010 se haya dado a conocer la semana pasada la tercera de una saga de licitaciones a que han sometido el gobierno federal a través de la Sagarpa a miles de familias que dependen de esa industria aunque sea colapsada.
Y aunque ha habido zafras record, como por ejemplo la de los años 2007-2008 donde se produjeron casi 45 mil toneladas del dulce, en los números siempre negativos de Fideliq, se compara con sitios como los de algunos ingenios de Veracruz y Oaxaca donde la molienda y producción es de más de 120 mil toneladas. También se aduce que es vital bajar los costos de molienda y mejorar la genética de la caña, pero esto es un acertijo ya que no es tanto la producción, sino que enormes toneladas de caña no son molidas por falta de capacidad. Por si fuera poco, miles de toneladas se quedan luego de las zafras en bodegas ante la falta de comercialización.
Los agrónomos señalan que constituir un grupo integrado por productores, prestadores de servicios y trabajadores podría ser una solución a medias, porque faltaría el capital para adquirir esa empresa cuyo costo es de cerca de 30 millones de pesos, pero los activos superan los 400 millones. Demasiado dinero del que por ejemplo no cuenta el gobierno del Estado de Campeche. Finalmente, la comercialización es a todas luces negativa porque los EE.UU. no desean otra cosa que producción de etanol con propósitos energéticos y de ahí dimana parte de la lucha que se tiene para evitar que transnacionales se queden con las empresas productoras como La Joya.
Triste destino de una empresa que fue orgullo de la Península de Yucatán y que por los intereses de una familia dividida en aras del dinero haya terminada quebrada, intervenida por Financiera Nacional Azucarera S.A. y pésimamente administrada (con grandes dosis de corrupción) por Fideliq. El gobierno federal quiere aplicar aquí una economía de libre mercado pero sin responsabilidad social.
Jugada de espera
PATRIMONIO CULTURAL DE LA HUMANIDAD
Campeche es, todavía, Patrimonio Cultural de la Humanidad. Y digo todavía porque si usted camina por el “recinto Histórico”, observará millares de chicles pegados en banquetas, calles y hasta paredes; una ausencia total de botes para basura peatonal –que a muchos nos consta que existieron hace unos años y presumiblemente fueron robados o dañados-; cables a la vista; adefesios medidores de la CFE; basura pequeña consistente en papeles, bolsas de frituras; PETS; registros rotos y en su interior tienen cúmulos de basura de toda índole; colillas de cigarros por todos lados; más registros, ahora de Teléfonos de México (Todo México es territorio de ellos) llenos de basura y comida chatarra; atentados visuales en carteles publicitarios de casas comerciales; basura, ahora en grandes cantidades apiladas a las puertas de comercios de telas y comida rápida, con tanta anticipación a su retiro por parte del departamento de limpia del Ayuntamiento, que se olvidan de que los turistas que nos visitan no se acuestan a las ocho de la noche.
Finalmente, el vandalismo y atentado verdadero contra el Patrimonio Cultural de la Humanidad en la figura del grotesco graffiti. Casas en ruinas por dentro y otras más cerradas con letreros de renta o venta y todas, materialmente todas, las banquetas rotas o mal reparadas, deterioradas o simplemente no aptas para caminar porque los propietarios piensan primero en sus vehículos y luego en los viandantes.
Qué bueno que vivimos en Campeche, porque si fuera en EE.UU. y algún transeúnte se cae a las puertas de una propiedad el dueño del inmueble es culpables y la corte lo conmina a pagar elevadas sumas de dinero por lesiones o de lo contrario será detenido y purgará una condena.
El pasado fin de semana tuvimos visitantes de varios estados del país, quienes realizaron en esta ciudad la Primera Asamblea general Ordinaria de la Asociación de Ciudades Mexicanas del Patrimonio Cultural (ACMPM). Diez alcaldes estuvieron dos días y fueron los mejores jueces del reconocimiento a nuestra (todavía) hermosa ciudad colonial.
El alcalde campechano Carlos Ernesto Rosado Ruelas, fue acompañado a los actos importantes por el gobernador Fernando Eutimio Ortega Bernés, lo cual motivó y dejó a la ciudadanía un grato sabor de boca, porque ambos están poniendo de su parte, limando asperezas y trabajando por Campeche, desde su ámbito de competencia.
Pero que bueno que este evento tuvo la asistencia de Catherine Grigsby, directora de la Unesco en México. Ojala que haya valorado el esfuerzo y gestione aplicar más recursos que buena falta hacen para mejorar nuestro “Centro Histórico”.
Si hicieron recorridos por todo este Patrimonio cultural de la Humanidad, seguramente van a observar lo que señalamos líneas arriba. Qué pena para los campechanos, aunque no creo que dentro de ellos se encuentren Jaime Ruiz Moreno, flamante y sempiterno representante de la figura decorativa ICOMOS ¿con qué se come? Así como su turiferario Carlos Vidal Angles, que nunca han hecho nada –sólo negocios- con José Buenfil Burgos y su jefe Jorge Luis González Curi.
Lo cierto es que se hace poco para conservar las condiciones que nos dieron ese título, logrado el 4 de septiembre de 1999, gracias a la conservación de mil 600 fachadas de casas, fortificaciones y construcciones coloniales. Cabe hacer notar que sólo 890 sitios del mundo tienen este calificativo, producto del esfuerzo de nuestros ancestros que tuvieron visión de futuro, y que hemos tenido suerte de no perderlo, pero eso si, cuando de lucirse se trata con cargos rimbombantes declarando mentiras en los medios de comunicación, están más que a la mano, ese poker de angelitos conservando sus status social y prebendas.
Es la hora de constituir un Comité Ciudadano que se encargue de vigilar la conservación de nuestro Patrimonio Cultural de la Humanidad y quitárselo a esos divos, mercaderes que sólo pretenden su beneficio personal. No es fácil pero tampoco imposible encontrar ciudadanos interesados en colaborar honoríficamente, pero que por sobre todo, amen a Campeche, para enderezar este barco en peligroso deterioro.
Nunca mejor momento que esta honrosa visita de esta semana que concluyó ayer, pues la participación ciudadana sin correas y de frente a la ciudadanía es toral para aceptación, crítica, apoyo moral y respaldo sin visos políticos, ya que de lo que se trata es el conservar para Campeche ese galardón que no es un trofeo o medalla para la eternidad; se puede perder ante la desidia, el abandono, la indolencia y la apatía de quienes vivimos en esta hermosa ciudad.
El cambio, pues, es benéfico y tanto Fernando Eutimio, como Carlos Ernesto tienen la palabra y, por supuesto, los felicitamos por ese acercamiento que están logrando ambos.
Jugador profesional
UN PERSONAJE DE RELUMBRON
Mohamed Yusuf Amdani, llegó a Campeche a mitad de sexenio de la grandeza con un boleto redondo del avión de ruta. Sus padrinos inmediatamente le metieron nitrógeno y lo inflaron porque así convenía a sus intereses. Eran los tiempos en que se decía que el nuevo grupo en el poder llegaba para permanecer cuando menos 18 años.
Del plato a la boca se cae la sopa. Pero el musulmán de referencia se convirtió en pocos días en el ajonjolí de todos los moles o si se quiere en el etjine de todas las entradas. Todas las construcciones de las maquiladoras, esas naves industriales que en pocas semanas van a causar atención, fueron depositadas en las manos del piloso sujeto.
Todas las maquiladoras le fueron dejadas en administración y lo constituyeron en el presidente de ese grupo empresarial. No había negocio, y eso lo sabe bien Antonio Richaud Pinto, quien como responsable del desarrollo de negocios fue quien lo introdujo a cuanto negocio estaba por hacerse. Se dice que incluso cuando el grupo de judíos los Cababié, buscaban entrar en el fracasado asunto de Paseos Campeche, en una reunión se llegó a mencionar que los judíos (óigase bien) debían asociarse con el pakistaní para la consecución del desarrollo. Ahí mismo alguien se encargó de aclarar que árabes y judíos son, así lo ha sido desde la antigüedad, enemigos jurados y es como mezclar agua con aceite. De ese tamaño era la “proyección” que tenía Yusuf.
Este fulano era quien hacía los convenios de todas las maquiladoras construidas con dinero del gobierno del Estado. Asimismo, los pagos de renta mensuales en dólares eran depositados en una cuenta a nombre de él en un banco estadounidense.
Pero es el caso de que Yusuf, no tenía un documento legal que lo amparara para el manejo de esos recursos. El error se subsana tiempo después y celebran un comodato con fecha atrasada para evitar un serio problema a esos millonarios manejos. Sobre todo, que los citados recursos nunca regresaron a las arcas del gobierno estatal.
Por otra parte, las maquiladoras sin excepción violan los principios elementales de la Ley Federal del Trabajo y de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, en lo concerniente a la prohibición de laborar 12 horas cada tercer día, con salarios de hambre y escasos minutos para tomar sus alimentos.
De un modestísimo empresario hondureño que tenía ciertamente una maquiladora pequeña en Honduras, hoy Yusuf es un potentado, pero que bajo el agua se convirtió en el prestanombre de la grandeza. O ¿a poco alguien piensa que el hotel de gran turismo en la Isla de Roatán, en Honduras es de él, así como el Ocean View de esta ciudad?