…LOS ESCRITURÓ EL DIABLO
Petróleos
Mexicanos, es sin duda la encarnación de los cuatro jinetes del Apocalipsis
para Campeche. Antes de la llegada de esta ex paraestatal a la entidad
estábamos fregados. Hoy, estamos en el último lugar de los 32 Estados y con los
recursos naturales totalmente colapsados. Pero lo más preocupante es que los
campechanos están más divididos que nunca, y aunque la culpa también la tiene
la gran idiosincrasia de los partidos políticos, la realidad se palpa mejor en
el hombre de la calle, en la señora de la casa en su compra diaria en el
mercado y en la multitud de colonias miserables que rodean las dos grandes
ciudades de San Francisco de Campeche y
Ciudad del Carmen.
Es entonces
cuando hay que hacer un análisis en retrospectiva de lo que nos ha pasado. ¿Qué
Pemex contaminó la Sonda? ¿Que desaparecieron millares de empleos que dejaba
la industria pesquera y ahora la petrolera? ¿Qué los estudios de la ex
paraestatal siguieron con burla para el gobierno del Estado y con el amparo de
la Armada de México? ¿Qué en vez de camarón los pescadores de altura sacan
peces muertos, descompuestos y miles de toneladas de chatarra de la industria
petrolera? ¿Qué nos siguen dando atole con el dedo prometiendo estudios del
subsuelo marino para otorgar permisos
para pescar en 15 mil hectáreas marinas? Todo eso es innegable.
Se ha reiterado
que “sin unidad no hay progreso, sobre todo si persisten los saldos deficitarios
de la unidad social”. Sin embargo, la coraza del gobierno federal es lo
bastante dura para rechazar la necesidad de un pueblo trabajador y respetuoso
que merece un trato justo. Es entonces cuando el hombre de la calle comenta y
vislumbra la posibilidad de una nueva actitud. En esta tesitura, recordamos las
palabras de ese viejo cacique que por los poros respiró y en sus últimos años
debe haberse arrepentido de no haber luchado contra la marginación de Campeche,
porque tiempo, oportunidad y cercanía con el poder presidencial los tuvo. Me
refiero a Carlos
“El negro” Sansores Pérez, quien en su última aparición pública antes
de fallecer señaló:
“Basta
ya de levantar la mano para recibir mendrugos. La justicia no llegará como la
lluvia, hay que salir a buscarla. En la Federación no conocen del sacrificio de
los campechanos, de nuestra irritación ciudadana, del dolor que desgarra esta
tierra al sentir el hambre y al ver la herencia perdida. Por ello, hay que
luchar con firmeza, no solo por dignidad y orgullo”.
“Es
cuestión también de responsabilidad y destino, pues corremos el riesgo de
poblar Campeche el día de mañana con niños de luto. Si el gobierno de Campeche
se mantiene en la línea de exigir justicia, no estará solo. Por encima de
siglas y colores lo acompañará un pueblo unido”.
“Cuando
un pueblo lucha con pasión por lo que cree y por lo que merece, solo fuerzas
divinas podrían vencer a las humanas. En política nada se puede construir sobre
el agravio y la discordia. Es lamentable que las luchas electorales se hayan
convertido en verdaderos duelos, pues las heridas que dejan son difíciles de
cicatrizar. Pero no debe regatearse a Campeche el espíritu de fraternidad y de
unidad, y ésta puede darse pese a las diferencias ideológicas si se acepta la
diversidad en el pensamiento y se respeta la pluralidad”.
“No
debe deshumanizarse la política ni gobernar al estilo del buen tecnócrata, con
frialdad, mirando a los pobres desde el escritorio como cifras estadísticas.
Gobernar requiere de buenos administradores, pero dirigidos por auténticos
líderes. No debemos confundirnos. El país perdió la brújula. La soberanía se
pierde cuando se cae en la dependencia alimentaria, cuando se entrega la llave
de la alacena”.
“Eso
se está haciendo cuando a campesinos, pescadores y empresarios del mar solo se
les facilita lo que alcanza para la sobrevivencia, sin planeación, ni
organización, sin visión del futuro. Estos son tiempos en que los pescadores no
se dedican a pescar, sino a protestar, porque no llegaron los centavos del
programa de Empleo. Es una vergüenza para Campeche, una verdadera tragedia en
el mar. En esta tierra no caben los bastardos. Son precisamente éstos, lo que
están llevando a muchos enfrentamientos, eso es una causa toral de la falta de
unidad”.
“Reuniones
van y reuniones vienen. Estudios y más estudios reconocen que falta compensar a
Campeche que no genera gran facturación, pero si aportan riquezas al país. De
nada sirven las migajas de dependencias federales en municipios, si además se
da con una ensalada que lo mismo pinta de tres colores, azul o amarillo condicionada”.
Y finalmente no
hay que buscarle mucho con respecto a nuestra añeja demanda. Lo que es cien por
ciento cierto: la extinta paraestatal Pemex acabó con la pesca, principal
fuente de ingresos, en especial de El Carmen. De ahí hay que agarrarse y exigir
ya no la participación sino la compensación de gravísimos daños a la Sonda de
Campeche, que ya está siendo un cementerio.
Por otra parte
hay que olvidarse de que Pemex explotó inmisericordemente en el mar frente a esta
entidad el 82 por ciento de los hidrocarburos líquidos, de una producción de
tres millones 839 mil barriles diarios –con un Cantarell repleto de
hidrocarburo--, además del 36 por ciento de cuatro mil 568 pies cúbicos diarios
de gas natural. De este volumen promedio de exportación de crudo, un millón 838
mil barriles diarios se vendían en
cantidades que durante un tiempo se llegó a cotizar a 110 dólares por barril.
Esas enormes cantidades de dinero sirvieron para petrolizar la política y
colgarse durante muchos años a depender del petróleo, mientras que Campeche
nunca recibió un trato digno. El Estado de México, poblado por millones de
mexicanos recibió gran cantidad de aportaciones que le permitieron crecer y
atenuar los estallidos sociales.
Ciertamente,
las palabras del “Negro” Sansores no tienen desperdicio: “Basta ya de levantar la mano para recibir mendrugos”.
Desafortunadamente su hija Layda Elena Sansores San Román, le pasó de noche
este último legado de su padre. Ella está metida en su propio laberinto.
Campeche no existe en sus gestiones.
SIMULTÁNEAS
El siguiente
fue un breve diálogo de un gobernador --que tiró piedras por toda la geografía
estatal, pero que no construyó nada-- , tuvo con el champotonero señalado
líneas arriba.
--En Campeche hemos habido buenos
gobernadores (se golpea el pecho) y pésimos gobernantes. Pero también títeres”.
Se lo
dijo en su cara y el hombre de Res non verba
se limitó decir: --“Gracias licenciado”.
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