“El mayor castigo para quienes no se
interesan por la política es que serán gobernados por personas que sí se
interesan”.
Arnold Toynbee (1889-1975)
Historiador ingles
En vez de pensar
como extraer más petróleo y encontrar nuevos yacimientos como el Cantarell; en
vez de seguir de zánganos dilapidando esos recursos que ya no hay, ordeñando la
vaca sin alimentarla, debemos recapacitar que hay en puerta un boquete de 21
mil 700 millones de pesos que los estados dejarán de percibir este año.
Estados como el de
México dejarán de llevar a sus arcas 15 mil 300 mdp, mientras que Campeche
percibirá solamente mil 200 mdp. La caída en participaciones para estados y
municipios es el resultado de una producción petrolera ---especialmente de
Campeche---, menor a la esperada, con bajos precios del hidrocarburo y una
actividad económica con menor dinamismo, aunado a ingresos no recurrentes
derivados de la reforma fiscal de 2013 que no se van a materializar en el 2016.
Campeche, con un
gobernante que está golpeando puertas en todas las secretarías de estado y
organismos descentralizados, busca desligarse de un cáncer que lastró nuestra
economía por más de 30 años y que hoy al desaparecer Pemex, nos deja no solo en
la orfandad sino con un panorama nada fácil para enfrentar la crisis que ya
está presente por los recortes sucedáneos del gobierno federal.
Va a hacer falta
pensar de diferente manera, actuar de otro modo, pero por sobre todo sacar a
Ciudad del Carmen del cuarto de terapia intensiva en que se encuentra luego de
lo acontecido no solo con la desaparición de Pemex, sino de la caída de la
producción de petróleo y del desplome de los precios del mismo.
Ciudad del
Carmen está inmerso en un torbellino de crisis económica luego de la
desaparición de la paraestatal Pemex, como consecuencia de la Reforma
Energética.
Gobernar a este
país, gobernar a Campeche se torna cada vez más difícil. A los problemas
tradicionales de manejar un país bronco, en el que grupos de poder asumen
posiciones violentas para exigir recursos y prebendas, se suma el desplome de
la dictadura perfecta, aquella que Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura
tanto nos criticó y que hoy se le devuelven con los “Panama Paper´s”.
El presidente
de la República y por ende los gobernadores de las 32 entidades federativas no
tienen ya los poderes metaconstitucionales, que les permitían tomar decisiones
y aplicarlas a rajatabla, en aquellos románticos tiempos del viejo partido
tricolor. Hoy todos los gobernantes enfrentan criticas constantes tanto en los
medios como en las redes sociales, que eran impensables en el pasado.
Y esto es así,
por el bajo nivel de aceptación en procesos electorales. De facto son las
mayorías en las Cámaras de Diputados tanto federal como estatales, que en
alianza con el Verde Ecologista y Nueva Alianza, han podido negociar y lograr
acuerdos.
Aquel Pacto por
México del 2 de diciembre del 2012 que le permitió a Enrique Peña Nieto, y con el aval de los presidentes del PRI,
PAN, PRD y PVEM, realizar 13 reformas estructurales en los primeros años de su
sexenio, entre ellas la laboral, la financiera, la de competencia económica, la
de telecomunicaciones, la hacendaria y la energética, esta última que desmoronó
la economía de la Perla del Golfo. Pero todas ellas han quedado atrás.
El principal
problema de los próximos años será el económico. El desplome de los precios del petróleo ha
puesto al gobierno contra la pared, pero a Campeche lo ha sumido en un mar de
incertidumbre. Su “capital económica” está desarticulada. Las exportaciones
manufactureras también han sido afectadas.
El tipo de cambio ha llegado a niveles alarmantes –rebasó los 18 pesos el
dólar--, y en el caso de Campeche lo único que exportamos con esa ventaja es la
miel.
El petróleo
puede idiotizar a un país. Lo torna flojo, complaciente, clientelar,
parasitario. Nos interesaba más vender barriles que educar a nuestra población.
Esperar las participaciones de la venta de hidrocarburos que en la inversión de
talentos humanos, Los gobernadores y, sobre todo aquellos que tienen las mas
altas poblaciones humanas como el Estado de México, sin generar un litro de
petróleo o gas, recibían verdaderas fortunas y todo iba directo a la
corrupción.
Como México
ayer. Como México hoy. Víctima de la “Primera Ley de la petro-política”
descrita por el escritor Tom Friedman
en un artículo de Foreign Policy: mientras mayor sea el precio del petróleo,
menor será el ímpetu reformista y el compromiso modernizador.
México y
Campeche en especial con el 80 por ciento de la producción, se equivocaron una
y otra vez. Pospusieron decisiones difíciles, comprando tiempo, flotando de
muertito en un mar viscoso, cada vez menos profundo. Campeche, preso desde hace
38 años en que el gobernador Rafael Rodríguez Barrera, dio a conocer que
estaríamos en la mira mundial porque se habían descubierto grandes reservas
petroleras en la Sonda de Campeche. Preso, desde entonces de la maldición que
entraña obtener ingresos con tan solo perforar un pozo. Construir nuestra
incipiente economía alrededor del oro negro y quien lo controla; donde todo
dependía del precio del barril y quien se beneficiaba con su venta era y siguió
siendo el gobierno federal, dejándonos migajas porque la Constitución no nos
permitía recibir los recursos que estados como Veracruz y Tabasco si tenían.
Pero no nos
importaba porque los gobernadores le metían mano a esos dineros que caían como
el maná. No importaba que el campo y la pesca se fueran al demonio; no
importaba crear emprendedores sino proteger depredadores. El persistente saqueo
trajo nuevos actores en la política para administrar esa riqueza sin pensar en
el mañana.
Porque cuando
un gobierno obtiene los recursos que necesita para sobrevivir vendiendo
petróleo, no tiene que recaudar impuestos y todos sabemos que sucede cuando no
se recaudan impuestos. Las tensiones sociales se atenúan pero no se solucionan,
porque se posponen las soluciones de problemas usando dinero discrecional que
fueron de fondos petroleros.
Es más, hasta
se evitó la rendición de cuentas porque hubieron demasiados consumidores contentos con sus compras en
SAM´S, Wallmart, Mega Comercial, Aurrera, etc. Demasiados campechanos y
carmelitas conformes con la federación “dadivosa” como para exigir su
transformación.
La riqueza
petrolera llevó a la política a un ejercicio donde el gobierno daba y el ciudadano recibía. La mano
extendida llegaba a todos, Los pescadores porque vendieron sus barcos
camaroneros, dinero; los agricultores porque la planta de Nitrógeno les dañó
sus tierras; dinero; los comerciantes porque
no les permitían llevar sus ventas a todos lados de la vía pública, dinero; las
dependencias estatales y municipales porque necesitaban trasladarse en sus
domicilios a las familias, dinero en forma de vales de gasolina…y así hasta el
hartazgo. La mano extendida y la boca cerrada. La democracia como un sistema de
extracción sin representación. El petróleo nos hizo zánganos, parasitarios y
nos mantuvo en el mismo lugar.
Campeche gastó
mal su poca riqueza y en cierta forma descuidada, irresponsable, sin pensar en
el mañana. Pero ya sabemos que los políticos no piensan para el futuro, sino
solo respiran por trienios o sexenios. Datos fidedignos nos dicen que en su
mejor momento recibía el gobierno federal más de 100 mil millones de dólares
anuales gracias a las ventas del petróleo. Si hacemos números 80 mil de ellos
aportados por la extracción en la Sonda de Campeche.
La burocracia
política creció en forma desmesurada, pero no sirvió para educar a los
ciudadanos. No usó las rentas que generó para asegurar clientelas sino para
entrenar ingenieros. Hoy que el petróleo
está en los suelos en materia de precio y secos los pozos como el Cantarell el
impacto ha sido brutal y estamos descubriendo que hay poco para ofrecerle al
mercado global más allá de los emigrantes que detesta el candidato republicano Donald Trump.
Nuestros
paradigmas campechanos sobre el petróleo necesitan ser repensados ya no tenemos
ni a quien recurrir para que se construya el nuevo Puente de la Unidad, porque del
actual ahora si está cerca “un colapso súbito del concreto” y no como dijo un
reportero campechano hace 20 años en una entrevista para El Universal, que
movieron a risa a los gobiernos de ese entonces.
Más allá de lo
verdaderamente anecdótico que ha representado las decenas de promesas que los
candidatos a la presidencia de la República nos han hecho desde los lejanos
tiempos de José
López Portillo, lo fundamental han sido los compromisos en algunos
casos hasta firmados para beneficio del Estado.
Discursos
huecos y monotemáticos. Quiérase o no a Campeche únicamente le queda su joven
gobernante, porque sea quien sea el próximo Presidente de la República el
sobrevivirá a lo que venga y volverá a apelar para mejorar la calidad de vida
de los campechanos.
Porque como loro en jaula hemos de recordar los
compromisos y que por cierto no tienen efectos vinculatorios. Ya se vio, que
igual pueden cumplirse o no. Por
creatividad o descaro, las mejores promesas son las de quienes ejercen el
oficio más antiguo del mundo (no el que se ha dicho siempre), la política
quiero decir. Un político necesita prometer para lucir auténtico especialmente
en América Latina donde la promesa es deporte.
Y aquella
suscripción pública ante los fedatarios no tuvo efectos éticos, sociales ni
mucho menos políticos. Enrique Peña Nieto no cumplió con Campeche. Porque
nos preguntamos ¿dónde esta la modernización y ampliación del Puerto de
Seybaplaya? Los malpensados nos dirían se diluyó en las manos de Fernando Sadek Abad
y David Uribe Haydar.
¿Y la
construcción del nuevo Puente de la Unidad? Pues esa se la comió Tradeco y
todos sus benefactores y en estos momentos no hay quien diga esta boca es mía.
Hay que recordar que con motivo de la celebración del Día de la Marina, hace cinco
años, el presidente Felipe Calderón Hinojosa, anunció la construcción
del nuevo Puente de la Unidad, obra que le colgó de los hombros a Petróleos
Mexicanos y si mal no recordamos hasta fijaron el monto en 900 millones de
pesos que, supuestamente se depositaron en la paraestatal, pero luego de pasado
un tiempo hasta los recursos se perdieron. Mucho de eso sabe Mario Ávila
Lizarraga. Han pasado todos estos años y nada se hizo.
Pero Peña Nieto
también nos prometió y firmó la modernización de los sistemas de agua potable y
el drenaje y alcantarillado de la Ciudad de San Francisco de Campeche, obras en
las que tenemos en comparación con otras capitales de Estados 100 años de
atraso. El gobierno de Fernando Ortega Bernés a través de la Conagua
realizó el drenaje pluvial de una parte de la ciudad, que por cierto antes de
ser entregado se derrumbó en un tramo del malecón de la ciudad. Mala calidad
producto de los “moches”.
Pero “el tiempo
de tener respeto a Campeche” aún no llega y esta fue promesa de Peña Nieto durante
su campaña. Desde que el diablo escrituró los veneros de petróleo a Campeche,
todos los gobernantes andan mendigando año tras año los recursos y las obras
indispensables para su desarrollo.
Y sin caer en
decálogos porque pareciera el Decamerón, también se nos prometió mejorar la
economía y la calidad de vida de todas las familias; que los campechanos tengan
un mejor salario; que se detenga el alza en los precios de la canasta básica;
que se baje el precio de las tarifas eléctricas en serio y no en demagogia, a través
de la reforma energética y hacendaria; otorgar los útiles escolares para
estudiantes de primaria y secundaria, no como los que hizo el hoy diputado
federal Miguel
Angel Sulub Caamal, quien contrató en Ticul, aquellos zapatitos y
con la papelería Tony los grandes diezmos, dejando a productores campechanos
silbando en la loma; la creación de becas de transporte para los jóvenes que
recorren grandes distancias para llegar a la escuela; vales de medicina para la
población cuando las instituciones del sector salud no tengan abasto; seguro de
vida para jefas de familia, a fin de que sus hijos queden protegidos en caso de
que ellas falten; crear programas para la construcción de vivienda y una
pensión universal para adultos mayores de 65 años.
Y luego de casi
cuatro años yo les diría ¿y su nieve de que sabor la quieren?
¿ADONDE VA VICTOR MENDEZ?
Fuentes
fidedignas nos aseguran que está a punto de dejar la delegación Estatal del
Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), el suertudo Víctor Manuel
Méndez Lanz, quien luego de dejar el Estado como alcalde de
Campeche, tuvo la fortuna de que el empresario yucateco Omar Díaz Castellanos, le presentara
al famoso “Chupón” Emilio Gamboa Patrón, quien ha navegado en las cámaras
federales por más de 20 años, llevándose a Méndez Lanz a ese largo periplo.
También se
menciona que quien le recibirá la estafeta del ISSSTE será la delegada federal
del Trabajo y Previsión Social, Rita del Rio Avila, quien todos saben que es una
de las consentidas de Enrique Peña Nieto. La dábamos como inamovible
hasta el 2018, pero tal vez se sienta más cómoda en este nuevo encargo.
CONTAMINADA LA LAGUNA DE BACALAR
Aquellos que
tuvieron la fortuna de pasear por las playas del Caribe Mexicano nos dicen que un
día del fin de semana de la Semana Mayor les causó sorpresa ver remojado en la
Laguna de Bacalar al ex gobernador de Campeche, Fernando Eutimio Ortega Bernés,
acompañado de su familia.
Nada extrañó
para quien puede darse ese lujo, pero como cambian los tiempos, porque nos
aseguran que algunos de sus protegidos lo esperaban en “El Sombrerón”, donde
tenía su bunker en tiempos de playa. Hoy se añoran las bacanales de esos días
por parte de su círculo de amigos, que por cierto, solo dos de ellos
vacacionaron en ese lugar que un día fue sitio de descanso del ex gobernador Manuel José López
Hérnandez, ahí por los lejanos años de 1950. Carpe diem.
UN
AYUNTAMIENTO CON TUFO DE CORRUPCIÓN
Desde el mes de
Julio del año pasado, al concluir finalmente las campañas electorales que
dieron rumbo al mapa electoral actual, sabíamos de antemano que en el caso del
Ayuntamiento de Campeche las cosas, al menos no iban a cambiar y por el
contrario si podían empeorar.
Al paso de los
días, --meses ya--, no hacen más que confirmar lo que muchos nos temíamos, que
el Ayuntamiento de Campeche está convertido en una cueva de amigos y familiares
que se sirven del poder.
Hace semanas se
hizo pública una denuncia que señalaba que el Ayuntamiento había pagado 222
millones, 404 mil pesos a la empresa “Cal-Kim Enterprise, S.A. de C.V.”,
presuntamente propiedad del actual Secretario del Ayuntamiento y por muchos
años brazo derecho de Miguel Angel Sulub Caamal, puruxista de hueso
colorado pues, Jesús
Antonio Quiñones Loeza. Se señaló que el pago había correspondido
por concepto de servicios de iluminación, instalación de luminarias, postes de
concreto, obras de construcción y suministro de papelería, de ahí a que usted
viera que cambiaran luminarias como si de bachear se tratara.
No es de
extrañarse esta situación, basta recordar que a finales del año 2014 y estando
en el poder su amigo y mentor, Fernando Eutimio, el ex diputado fue exhibido con
una serie de irregularidades en el Municipio que precisamente representaba
(Hopelchén), basándose justamente en su calidad de diputado. “El barullo de
Carmela”, cantina ubicada a las afueras de Bolonchén, propiedad de Guillermo Barrera
Loeza, primo de Jesús Antonio, al igual que el sueldo que recibía
su hermana Gladys
Georgina Quiñones Loeza, quien cobraba por parte de SEDUC de
intendente de secundaria, secretaria en kínder, enlace y como empleada administrativa,
fueron sólo algunas de las pequeñeces comparadas con lo que ahora sale a la luz
pública.
Ayer también se
ratificó una denuncia en la Contraloría de ese Ayuntamiento al hoy director de Atención
y Participación Ciudadana, Luis Hernández Zapata por presunto nepotismo al
nombrar como jefe de departamento de la dependencia bajo su cargo a su sobrino Jorge Tejero Zapata,
otro ejemplo más de lo que hoy en día nos podemos encontrar en el “renovado”
Municipio de Campeche.
Precisamente
por actos como los anteriores, nos queda la certeza que lo que ocurre en el
Ayuntamiento de Campeche no son hechos aislados sino consecuencia de una
política instaurada por el primer edil de total impunidad, puesto que lo mismo
el Jefe de su Oficina, Erick Kernz Ruiz, se apunta a la “fiesta” apropiándose
de toda una banqueta en Santa Ana para construir una barda en la casa de su
mamá, como también el propio alcalde Edgar “El Garo” Hernández tiene el descaro de
nombrar a su sobrino Ignacio Muñoz Hernández como asesor en la
controvertida dirección de Atención y Participación Ciudadana.
Y esos amables
lectores, como le dije anteriormente, son sólo detalles de lo mucho que seguramente
en los próximos días irá saliendo a flote.
¿Qué habrá venido a hacer Sulub Caamal este lunes donde se entrevistó en el
Ayuntamiento con el primer edil? ¿Tendrá relación con lo que comento líneas
arriba?
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