domingo, 23 de noviembre de 2014


SI LA ENVIDIA FUERA TIÑA

A más de 150 años de la emancipación política de Campeche y recorrido ya casi el 14 por ciento de un nuevo milenio, los intereses personales prevalecen sobre los de grupo. Los campechanos somos víctimas del sectarismo que ha minado la salud de los habitantes de esta entidad. Es un virus como el ébola que mina y acaba con el organismo. No hay cura contra él porque nadie pone de su parte para erradicarlo.

Estamos perdiendo un tiempo importante en observar la guerra mediática que solo buscan quienes ceban sus intereses en desunir a los campechanos. A los medios no puede interesarle de ninguna manera la conciliación entre las partes para la consecución de objetivos que nos deben unir en beneficio de la entidad.

Hay factores y circunstancias que nos tienen al borde de las butacas cada día, que nos enfrentan unos contra otros y nos debilitan al derrochar cuantiosos recursos y esfuerzos en actividades que desangran los erarios estatal y municipales.

Este sectarismo está minando la salud del noble pueblo campechano. Es el agente de un enanismo mental que impide nuestro crecimiento y desarrollo económico. Hay que examinar este concepto de cerca con lentes de aumento, despacio, para ir conociendo una por una su grado de manifestación.

El sectarismo nace en el hígado. Nutrido por la envidia. Cebado por la mala fe. Se propaga como célula cancerosa que afecta las potencialidades intelectuales y facultades nobles del campechano hasta deformarse. Es el diagnóstico clínico.

Hay otro diagnóstico que nos permite reconocerlo con mayor rapidez. En el sectarismo se parte del principio de que si no estás conmigo, si no crees en lo que yo creo, si no haces lo que yo hago, si no dices lo que yo digo: estás contra mi.

Buenas son mis obras, porque son mías; malas son tus obras, porque son tuyas. En el sectarismo no hay cupo para la pluralidad. Que seas distinto de mi es intolerable, peligroso porque yo no estoy dispuesto a ser como tu.

Tengo que atacarte, perseguirte, hostilizarte hasta que cedes e incluso acabarte, porque mientras tu seas más que yo, seré cada vez menos. Mientras tu seas mejor, yo seré cada día peor.

El sectarismo afecta hoy las relaciones de los campechanos ---hay tantos como grupos políticos y precandidatos---, de nada sirven los discursos y buenos deseos porque son de dientes para afuera.

La unidad no debe ser flor de un día, ni puede presumirse en una fotografía. En Campeche, como hemos reiterado en varias ocasiones, la unidad es toral. De buenas intenciones está empedrado el camino del infierno.

En cada partido, grupo político y precandidato debe caber la prudencia y no usar las navajas que los “colaboradores” de cada uno les tienen amarradas.

Mafias de grupos devotos del dinero, dueños de grandes extensiones de tierras, negocios, predios y casas que con prestanombres ocultan cuantiosas fortunas mal habidas. Y es de aquí no es posible conciliar la mínima unidad porque afectarían sus propios intereses y prefieren gastar sus balas en una guerra de infiernitos que los campechanos vemos a todo color y hasta en tercera dimensión.

Todos deberían estrecharse las manos en público, acabar con filias y fobias y trabajar por Campeche, haciendo trizas las viejas formas de hacer política. Estas fechas es el momento preciso cuando todavía no inicia el proceso electoral para estar en una sola trinchera: Campeche. Cuando los agravios todavía no son imposibles de enmendar.

Si esto llegara a suceder en Campeche cuando ya se lleva recorrido el 14 por ciento de un nuevo siglo regresaría poco a poco la unidad, pero tengo entendido que los campechanos estamos clasificados como cangrejos en un tenate, donde aquel que quiere escaparse para salir es jalado por los demás.  Además. Estamos en los meses de fin de un sexenio donde la cabeza principal es afectado como llaman los gringos como un “lame duck” donde ha perdido todo aquel bono con que llegó. A estas alturas, los alcaldes y su gabinete zurcido hacen lo que se les da la gana.

El sectarismo es una razón poderosa para que cada día los campechanos opinemos y señalemos con valor civil qué están haciendo en lo positivo los niveles de gobierno.

Hay que estudiar el sectarismo de cerca. Examinarlo, conocerlo bien. Ese si es el enemigo público número uno de Campeche.


UN GASTO BRUTAL

El PRI en una jugada de tres bandas se hizo al tonto con la propuesta  de reducir el número de legisladores plurinominales. La Tremenda Corte, esa que se mueve al antojo desechó el proyecto tricolor y con ello la posibilidad de que el Congreso de la Unión tuviera menos diputados federales y menos senadores.

Los partidos políticos nos cuestan muy caros (el próximo proceso electoral tendremos la monstruosa cantidad de 10 partidos), y si le sumamos lo que a los contribuyentes cuesta el sostenimiento de cada legislador comprendemos porqué México está cada día en poder de la mafia partidista.

Aquella jugada del tuxpeño Jesús Reyes Heroles, de pincelar de democracia al Congreso de la Unión y de evitar que los votos perdedores se fueran literalmente a la basura, hoy es motivo de preocupación ciudadana; sin embargo, le dio a los partidos políticos el enorme poder que actualmente ostentan.

La idea original nacional es que tanto en el Congreso de la Unión como en los congresos locales estuviera el mosaico ideológico de la República. Y en cierta forma se buscaba por parte de Reyes Heroles, hacer efectivo el pensamiento de Mariano Otero, de que el Congreso de la Unión fuera “el daguerrotipo de la Nación”.

Es un clamor ciudadano que no es función del Estado sostener a los partidos y que cada organización política debe sostenerse exclusivamente con los aportes de sus miembros y simpatizantes. Sin embargo, de aplicarse lo anterior solo sobrevivirían los partidos cuyos gobernadores y Ejecutivo Federal son su caja fuerte, quienes hacen los pagos en forma de contratos, cesiones y concertacesiones que acaban por costarle al país mucho más que los subsidios oficiales que ahora pagamos con el rimbombante nombre de prerrogativas.

La mentada reforma de estado que buscó Felipe Calderón Hinojosa, fue una “piña” de filos todas encaminadas a bajarle la guardia al PRI, aunque no dejó de reconocerse que por ejemplo en el caso de Campeche, tenemos una sobrerrepresentación en materia de diputados locales, pues mientras Yucatán con cerca de dos millones de habitantes tiene 25 diputados incluidos los plurinominales en nuestra entidad tenemos 35 diputados, también incluidos 14 plurinominales, con poco más de 800 mil habitantes, lo que indica que el congreso se convierte en una olla de grillos sin ton ni son y, lo que es peor,  el enorme presupuesto solo sirve para propósitos de un grupo en el poder que hasta la fecha sigue siendo el PRI.

Ante todo conviene hacer algunas precisiones en torno a esa iniciativa presidencial fallida, que tenía pocas posibilidades de salir avante ante la negativa fuerte de la izquierda mexicana de la consulta popular para echar por tierra la Reforme Energética.

La mala fama de diputados y senadores ha sido creado sobre todo durante los largos años de la dominación priista. Eran los tiempos en que acaso por despecho las buenas conciencias decían que era mala inversión ser diputado, pues las dietas duran solo tres años y el desprestigio toda la vida.

Hay que recordar que la oposición tuvo apenas una muy tenue presencia en las cámaras en las seis legislaturas que hubo entre 1946 (año del nacimiento del actual PRI), y 1964 cuando se constituyeron los diputados de partido en partidos opositores, señaladamente Acción Nacional apenas ganaron 32 bancas, solo cinco en promedio en cada elección, mientras que la mayoría priista crecía conforme lo hacía el total de los diputados, que aumentó de 147 en 1946 a 178 en 1961.

Una Cámara con esa composición era fácilmente avasallada por el Ejecutivo federal. No era necesario seleccionar en el partido oficial, a los mejores. Al contrario, esa condición podía pesar adversamente. Se creía más bien que los diputados debían tener por regla general, flexibilidad en la cintura para inclinarse ante las decisiones presidenciales.

Hubo naturalmente excepciones pero la mayoría de los legisladores de aquellos años no hubieran aprobado requerimientos de calidad.

En gran número provenían de un mecanismo de reparto de posiciones al sector obrero, que en Campeche se explotó desmesuradamente con Abelardo Carrillo Zavala, su hermanito Alfonso, sacado bajo la manga de una modesta oficina de Correos, a Carlos Mauricio Sansores Pérez, Francisco Solís, Francisco Puga Ramayo, etc.

El sector campesino donde llegaron líderes de sexenio como Manuel Pacheco, Jorge Muñoz Icté, un sinnúmero  de hombres verdes, de paja y solamente una vez un verdadero conocedor de las leyes como fue el doctor Alberto Trueba Urbina.

Y el sector popular explotado hasta la saciedad con gente como Carlos “El negro” Sansores Pérez, en cinco ocasiones; Rafael “El chel” Rodríguez Barrera, en tres ocasiones; Carlos Pérez Cámara, en dos ocasiones. Si se observa en los últimos 10 gobernadores solamente Eugenio Echeverría Castellot, Jorge Salomón Azar García y Jorge Carlos Hurtado Valdez, nunca fueron ni diputados federales, locales ni senadores.

El corporativismo reñía así con la representatividad y con la actitud, pues no era eso lo que se medía, sino su pertenencia a los elencos directivos de la CTM, CNC y la CNOP, organismo todos ellos en desuso. No existiendo además reelección ni rendición de cuentas, la desconexión entre los legisladores y los electores cuya participación por otra parte no era eficaz y muchas veces ni necesario, por lo tanto era de total sumisión.

Si hoy es muy difícil que por ejemplo un ciudadano de una colonia popular conozca el nombre del diputado de su distrito en aquellos tiempos era imposible. Era tan común lo anterior que en los servicios médicos forenses a los muertos desconocidos se les llamaba peyorativamente diputados.

Hoy con la modificación del INE y OPLECAM la situación no se espera que cambie, pues es la misma gata solo que revolcada.


LA LUCHA QUE VIENE

Sin explicación alguna, el Consejo Político Nacional que sesionaría en la capital del país se suspendió el pasado sábado. En esta reunión se iban a tratar los temas vinculados con las candidaturas y el proceso electoral del 2015, donde estarían en primer lugar las candidaturas de los nueve estados que el año próximo elegirán a sus nuevos gobernadores. Se dijo que la sesión se programó para el próximo martes en el D.F. y al día siguiente sesionaría en Campeche el Consejo Político Estatal. Hay al parecer desacuerdos y despropósitos que buscan consenso. Pero nada de ello. La realidad es que el gran dedo se está curando en salud en nuestras antípodas y el viene a dar la absolución a este proceso.

Será  a dos de tres caídas, sin límite de tiempo ni de gastos. Todos contra todos, sin réferi, sin necesidad de guardar las formas, al amparo de “informes”, con la misma estrategia del ofrecimiento sin fundamento, vetusta, incumplida, ofensiva a la inteligencia del pueblo, con la mentira tan a flor de labios como la falsa sonrisa, rodeados de acarreados, con alarde de derroche e impunidad ante la flagrante violación a las más elementales reglas de la contienda, aprovechado el fracaso del cambio de árbitros, así, de manera nada promisoria, dio inicio la batalla campal de la que solo uno o una saldrá vencedora. El público entretenido en especular y tomando inútil partido ignorante que en este tipo de “deporte” todo está previamente acordado y que su opinión o apoyo solo sirve para quemarse.

De nuevo quien llegue no sabrá que hacer con la victoria y mucho menos como cumplir con las torpes promesas de bienestar, que como es tradición nunca dicen cómo van a hacer realidad.

Lo increíble es que sigan habiendo gente sin la más mínima conciencia y dignidad dispuesta a asistir a esos eventos o a prestarse a portar una publicidad en la ropa, auto, casa barda, etc., pagada con el dinero del cada día más empobrecido pueblo al que pertenece.

La cuestión es que solo son cinco los participantes en a función que organiza la más relevante de las organizaciones del estado y alguno de éstos será el abanderado tricolor, que tendrá que refrendar su triunfo ante unos alicaídos azules, otros desmembrados amarillos y la misma de siempre “Melania la roja”, solo que ahora de Morena.

Ninguno podrá contra el Black Shadow, que enarbolando el estandarte del abstencionismo seguramente será el único y absoluto ganador, ya que ni por asomo se vislumbra a contendiente independiente alguno y salvo un inesperado despertar de conciencias puede tener alguna oportunidad un azul, misión imposible pues ellos mismos se jalan de las patas y el árbitro seguirá siendo parcial.

El chico favor que los partidos y sus representantes en turno están haciéndole a sus contendientes representa un serio obstáculo muy difícil de saltar, la inconformidad, la desilusión, el incumplimiento y el empobrecimiento en todos los aspectos de la sociedad, sin duda contribuirán a dificultar la tarea.

No solo de amor vive el hombre, mucho menos cuando escasean el pan y el circo, y a cambio aumentan la deuda pública y el bienestar de unos pocos en detrimento de muchos.

Le guste o no, en primer lugar sigue “Alito”, detrás Ana Martha, por aquello de la equidad de género, derrochando para ascender va Raúl, comienza a destacar Renato y en la colita doña Chely y nadie más. Ningún tipo de ataque tendrá influencia en el resultado, son argucias de quienes tiran la piedra y esconden la mano, aunque todos sepamos de quien es la mano que mece la cuna.

El pueblo es noble, tiene la virtud del olvido, pero no perdona el engaño, la traición, la mentira, la decepción amorosa y mucho menos que se burlen de su inteligencia, así que o lo entienden y se preocupan por proponer soluciones realizables, no promesas pasadas de moda o pagarán el precio. Las campañas tienen que ser directas y propositivas o cualquiera, bueno, malo o pero, puede beneficiarse del malestar generalizado y ahora no habrá quien saque a esa buey de la barranca, ante la acefalía del árbitro. Al pronto tiempo.


MANO SUAVE EN GUANTE DURO

Dice un refrán chino que “un viaje de mil millas comienza con un paso”. Lo que dio pie al escándalo que ha sacudido al gobierno de Enrique Peña Nieto, fue algo que se sucedió poco a poco hasta terminar en el asesinato masivo de unos ciertamente broncudos normalistas que todo lo arreglaban a base de escándalo. Pero las cosas se salieron de control y muchos dicen que lo que sucedió en Bolonchén de Rejón es pecata minuta.  Nada de eso. Así se comienza y luego no hay manera de remediarlo.

Pese a la crisis generada en Bolonchén de Rejón por el crimen del ingeniero Dennis Pech Trejo y de la paliza que recibieron sus acompañantes que los dejaron policontundidos, pasándose por el arco del triunfo el famoso protocolo del que supuestamente están concientizados los cuerpos policíacos.

Estos hechos tuvieron su antecedente inmediato en la barahunda que los pobladores de Hopelchén, cabecera municipal, motivaron que el alcalde Alonso Julián   “Fondo Campeche” Pacheco Ucán, huyera y luego le ordenaran desde el Palacio de Gobierno regresar y solucionar un problema que motivó que a él y a sus subalternos los amarraran con soga de cochino y les hicieran el baile del sillón, hasta que cedió a entregar los sacos de semilla que había ofrecido a los agricultores.

El asunto del asesinato de hace dos semanas en Bolonchén fue la gota que derramó el vaso político y que motiva que el alcalde debe presentar su licencia para separarse del cargo, el PRI defenestrarlo para ocupar un cargo próximo y pagar las culpas de este homicidio y de tener a Campeche en las estadísticas donde las policías asesinan a los ciudadanos.  Lo que es peor, la comparación de lo que sucedió en Ayotzinapa a manos de policías y el crimen organizado.

Para variar Pacheco Ucán tampoco se encontraba ---como nunca se le encuentra---, en la cabecera municipal, pues su domicilio está asentado en San Francisco de Campeche  a 45 minutos de su oficina violando leyes y reglamentos, porque los asuntos los arregla en la ciudad capital.

Ante estos hechos el gobernador del Estado debe de colgarse de la oreja y reflexionar sobre las demandas y denuncias que en estos días recorre las redes sociales y las calles de Campeche y Bolonchén de Rejón, donde piden a gritos la cabeza del alcalde chenero.

Los medios de comunicación dejaron ir su responsabilidad en el maniqueísmo al que reunió la tragedia de Bolonchén de Rejón, Bolonchén Cahuich o Bolonchén Ticul.

Que vergüenza que este hecho haya sucedido cerca de la visita del Príncipe de Gales, que por supuesto la embajada de ese país, se mantuvo informada de lo acontecido, porque si algo tienen los ingleses, pese a su flema tradicional, es inquirir sobre el sitio donde van a transitar.

La lección es ¡ahora si! No cuquen al tigre. Bolonchén fue uno de los sitios donde la guerra de castas cobró decenas de vidas. El pueblo chenero aguanta hasta que dice basta. No se asusten de las consecuencias y piensen que el asunto ya se olvidó. Alguien y pronto tiene que dar una explicación a los deudos y al pueblo chenero no basta con meter a la cárcel a los asesinos y dale de dientes para afuera 50 años de cárcel. En unos años por venir saldrán en libertad. Cosas de la justicia mexicana.

Pacheco Ucán, debe de pedir licencia para separarse del cargo. Hay varias razones para ello: el clamor popular de la sociedad chenera porque se vaya; es antipopular; es reincidente con los problemas; ha evidenciado su ineptitud. Ahora hasta se protege acercándose a los precandidatos para buscar su sombra ante los fuertes reclamos ciudadanos.

Pero el edil debe aclarar en principio las cuentas del “gran capitán” en que ha convertido el erario municipal. El pueblo chenero siente que ha llegado al límite porque ya no soportan más a este alcalde que ha convertido ese ayuntamiento en un foco de corrupción e impunidad y dejar de chayotear a la prensa campechana.
La dislexia política, el divorcio entre su actuación y la realidad que se vive en Hopelchén, es cómplice de la incapacidad del edil.

Urge que la semántica emparente solidariamente con la semiótica (teoría general de los signos), es cómplice de la incapacidad del alcalde. Urge que esa semántica emparente sólidamente, para que los signos de actuación del edil y lo que esto quiere decir sean los mismos. En Hopelchén como en otros ayuntamientos de Campeche hay una colusión de intereses privados con el poder político y eso no es retórica.

Con lo que está pasando en México, ignorar los síntomas es la manera más fácil de hacer crecer el mínimo problema. Desafortunadamente a los gobernantes indolentemente no les gusta oír y menos aún responder con hechos.